Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 9 de junio de 2012

EL PENSAMIENTO REVERSIBLE

La mejor forma de procesar mentalmente es la reversible. Tener caminos de ida y vuelta y no dirigir la trayectoria de nuestra lógica solamente de un lado.
Si pudiésemos mantener este doble sentido, la autopista del cerebro estaría transitada por multitud de éxitos. Logros que posiblemente no tendrían solamente que ver con victorias intelectuales, sino que sobre todo estarían relacionados con triunfos emocionales.
Poner en práctica los carriles de emergencia, añadirá nuevas dimensiones a la apertura mental con la que deberíamos mirar la vida.
Multitud de nuestros desvelos se producen cuando nuestra forma de pensar transita solamente por un camino de sentido único.
 Ante un determinado problema, disponemos todos los cañones en una sola dirección y los fantasmas que deambulan por el fatalismo de nuestro pensamiento nos tienden una trampa para enredarnos en ideas cargadas de futuras desgracias, que por suerte casi nunca llegan a suceder.
Nuestra forma de encarar un problema debe ser múltiple. ¿Por qué pensar solamente en aquello que puede ir mal?¿Por qué si añadimos algo a estos pensamientos es todavía peor?. ¿Acaso solamente la vida resuelve ejecutando?. No siempre, no en todas las ocasiones, no cuando lo esperamos, no cuando lo tememos.
La vida es espontánea e imprevisible. Nos asigna lo que es para nosotros y nunca se equivoca de destinatario. Es un correo que sabe muy bien a quién se dirige y que por más que nos empeñemos ni se desvía ni nos obedece.
Si las posibilidades son variadas y de signos tan diversos, ¿por qué quedarnos solamente con lo que nos destruye?.
Si pensamos en negativo ese mismo pensamiento ya triunfó. No importa si se cumple o no. Lo que tiene realmente el peso de sus consecuencias es  el efecto que nos causa aún sin haber sucedido.
Ese nudo en el estómago que nos encoje en un puño, el dolor de cabeza que nos aplasta como papel o ese corazón que se desboca pidiendo un poco de tranquilidad en la desaforada batalla con lo que puede suceder y que aún no sabremos si llegará.
¿Por qué no hacemos lo mismo con las posibilidades de obtener un premio en la lotería, encontrar el amor de nuestra vida o ser felices siempre?.
Si tan seguros estamos que ocurrirá, cambiemos de dirección  y comprobemos el efecto del pensamiento reversible.
No cuesta nada y ganamos mucho.

viernes, 8 de junio de 2012

ACÉRCATE A TI

A veces nos cocemos muy poco y si no es así realmente parece que lo fuese. No tenemos previsión de nuestras reacciones o controlamos, escasamente, las respuestas que se disparan automatizadas hacia el otro. Incluso, en otras ocasiones, los malestares que establecemos con nosotros mismos nos sorprenden asomando su aspereza en medio de una aparente calma.
Nos acercamos a todo creyendo raspar de ello migajas de felicidad que siempre terminan siendo efímeras y dejándonos la ansiosa necesidad de continuar poseyéndola. Se nos escapa de las manos como si se escurriese lánguida y pesarosa hacia lo profundo de nuestro deseo.
Probamos, una y otra vez, las sensaciones que se ligan a lo externo y así, una y otra vez nos demostramos también que lo de fuera siempre termina o se transforma en otra cosa que nada tiene que ver con lo que sirvió de inicio.
El secreto de la permanencia del estado emocional que atrae la calma está en acercarnos a nosotros mismos; en saber conectar con lo que desde dentro de nuestro yo más íntimo se reclama; con decidir a su favor mientras abandonamos esa huída hacia  ninguna parte que recorremos sin sentido cuando todo parece ir mal.
Acercarnos a nosotros implica ternura para tratarnos, afecto incondicional al juzgarnos y sobre todo una dosis inmensa de paciencia sin límites para cumplir, a largo plazo, la misión más importante que traemos al llegar: aprender que la felicidad no se compra, no se busca, no se inventa…solamente se siente y se regala y en ese gratuito intercambio se engrandece y se multiplica.
Es tiempo de pasar a dentro e iniciar una charla tranquila, en el pórtico sagrado de nuestro templo, con ese yo desconocido que mora por detrás de las creencias, los complejos y las veleidades.
Es tiempo de empezar a contarnos la verdad sin que el ego, siempre dispuesto a cubrir con su pesado manto la conciencia, pueda ocultar lo que brilla en el corazón.
Demos paso a la emoción de sentirnos libres cuando nos damos la mano a nosotros mismos y somos el hombro propio en el que llorar.
Seamos más y mejor para regalarnos más ampliamente.
Es toda una experiencia que no quedará sin recompensa.




jueves, 7 de junio de 2012

JUICIOS GRATUITOS


Juzgamos demasiado y no nos viene bien. A veces uno debe protegerse contra sí mismo.
Nuestra historia personal siempre está a la zaga para contrastar todo lo que nos sucede con los juicios a los que fuimos sometidos. Aprendimos con ejemplos, con miradas, con palabras y actitudes que hoy se rebelan cuando queremos poner cordura en la insana actitud de criticar.
Es tan fuerte la impronta de lo que vivimos en la niñez que apenas despegamos el vuelo por cuenta propia, sienten nuestras alas el peso de lo aprendido. Enredados en tabús, reglas y normas enquistadas en una conciencia lejana intentamos abrirnos paso en la maraña social que nos espera.
Llegamos a la sociedad, vírgenes de maldades;  escasos de zancadillas e incluso  cortos de envidias pero poco a poco vamos aprendiendo que si no sabemos sortear todo ello se nos tienen reservadas desagradables sorpresas por parte de los más fuertes. Funcionamos a impulsos y reaccionamos ante los ataques defensivamente para evitar el sufrimiento.
Generalmente, aquellas personas que mantienen una actitud prepotente con la vida suele encajar mal las críticas pero sin embargo, acuden a ellas para seguir ejerciendo un liderazgo hecho a base de trampas para el resto.
Criticar, juzgar o enjuiciar a los demás nunca nos puede reportar la serenidad que muchos anhelamos. Nunca nos dará la paz que construye, ni podrá tender puentes que acerquen, ni será capaz de extender alfombras que den la bienvenida a los que tenemos cerca para facilitar la vida de todos.
Poner nuestro granito de arena en la apertura de caminos libres de críticas gratuitas, en nuestra relación con los demás, es una de las mejores tareas que podemos comenzar. El premio no se hará esperar. Un nuevo escenario donde todo fluya sin trabas y donde la compresión dará paso a obtener de los demás lo mejor de sí mismos.

miércoles, 6 de junio de 2012

CONTAMINACIÓN EMOCIONAL

Hay que ser muy estable para vencer la contaminación emocional que vivimos hoy en día. La sociedad entera está contaminada de un fatalismo vital que lo invade todo.
La palabra crisis está dejando de tener el contenido usual que se le atribuye de tanto usarla y al caótico malestar que se ha instalado en los medios comunicativos se van sumando los desafíos truncados de los particulares que sufren sus consecuencias.
Es difícil resistir en embiste de la penuria, la escasez o el estancamiento social pero es aún más complejo vencer la toxicidad de las personas que estando cerca de ti se muestran negativas, pesimistas y desalentadas.
Podemos estar sufriendo lo indecible, podemos encontrarnos en un callejón sin salida, podemos incluso pensar que nada puede estar peor, pero nos equivocamos siempre porque cuando se toca fondo la única vía de desplazamiento es hacia arriba.
Contra lo que hay que luchar es contra la contaminación de nuestros sentimientos. No dejar que por difusión y simbiosis se peguen a las actitudes de quienes les molesta la alegría de los demás. No permitir que la mancha negra nos invada, ni nos tinte con su color.
Hay personas que se encuentran incómodas en el estado de equilibrio, en la esperanza y en la alegría. Hay personas que parecen gozar con el dolor propio y por extensión y compadecimiento de sí mismos, con el ajeno. Personas que siempre están de mal humor, siempre increpan y nunca tienen una palabra amable. Personas que convierten en oscuro el día más claro. Personas que no quieren cambiar y que se protegen contra la felicidad.
Nada podemos hacer por ellas pero sí por nosotros. Hay que tener sumo cuidado de no contagiarnos con estos peligrosos virus de la desesperación y la falta de optimismo porque en definitiva no nos damos cuenta que elegimos venir aquí para ser felices.
El resto debe pasar a un segundo plano.

martes, 5 de junio de 2012

MÁS ALLÁ DE LA ESTUPIDEZ

En algunas ocasiones estamos más allá de la estupidez. Elegimos en contra de lo que nos es afín, protestamos por la mayoría de las cosas que tenemos y no nos damos cuenta de que si nos molestan es porque están, porque son.
Solemos encarar mal los problemas y de los errores hacemos derrotas victimistas que solamente nos llevan a la desesperación.
Luchamos por ser más cuando lo que debería importarnos es ser mejor, porque la cantidad se pierde mientras la calidad permanece.
Nos entregamos a una vida llena de urgencias, prisas y sinsabores en el debate perpetuo por alcanzar más y olvidamos que lo que de verdad perdura, a lo largo del tiempo, es aquello que no ha costado nada, que se ha conseguido de forma natural y que no tiene una etiqueta puesta.
Vivimos como si no fuésemos a morir nunca, como si la muerte siempre fuese de otros, como si ella pudiese olvidarnos  y aparcar nuestro tiempo.
Obviamos que la vida pasa sin remedio y que un día, una hora o un minuto que perdamos nunca vuelve.
Pensamos que siempre estaremos igual y que las fuerzas, la ilusión o la esperanza solamente huyen de los otros pero poco a poco comprobamos que también llaman a nuestra puerta y que lo que hoy nos sonreía deja de hacerlo antes de lo que creemos.
No empeñamos en criar unos hijos listos, llenos de sabidurías científicas, abocados, como fin último, a escalar puestos de prestigio en la sociedad en la que viven. Olvidamos que lo primero que deben aprender es a ser felices y a asumir la responsabilidad que conlleva este empeño consigo mismos.
Por olvidar, olvidamos que existen los sueños y que el tiempo también ha de servir para contemplarnos por dentro.
Nuestra estupidez es en ocasiones tan grande que terminamos la vida sin haber aprendido que lo único que merece la pena aquí son las personas y sobre todo, el aprendizaje necesario para llegar a amarlas incondicionalmente.
Nunca es tarde para sacudirnos este manto que puede llegar a pesar tanto. ¡Probémoslo!

LOS ERRORES

Recientemente llegaron hasta mi correo estas tres máximas que me parecieron un regalo:

a) Confía en ti mismo, incluso en tus aparentes errores.
b) Siempre sabes lo que estás haciendo, incluso cuando no te das cuenta.
c) Considera tus errores como información que no podrías haber conseguido de otra manera.
         Las tres contienen un inmenso mensaje que debemos de aprovechar.
De todas ellas, la primera es, posiblemente, la más importante. Confía en ti mismo, incluso en tus aparentes errores”. Esta cita pertenece a: 
 Jane Roberts, de su novela en inglés, The Oversoul Seven Trilogy - p. 491 (El Sobre Alma Siete, una trilogía) Traducción: Pilar del mar
Se trata de un encargo ineludible para estar seguros de generar nuestra propia felicidad. Confiar en uno mismo equivale a estar tranquilo en todo momento sabiendo que lo que estamos haciendo es lo que dicta nuestro corazón. Tener plena seguridad en las decisiones que tomemos y no dudar de nuestra capacidad para avanzar en cualquier situación.
Los errores pueden ser solamente aparentes. Detrás de una equivocación puede haber un camino recto que nos lleve hacia otras sendas certeras que debíamos transitar para vivir las situaciones que aún nos quedaban pendientes.
Lo que hoy parece un error, tal vez mañana sea un premio.
La segunda afirmación: “Siempre sabes lo que estás haciendo, incluso cuando no te das cuenta"., Cita que pertenece a:
~ Seth-Jane Roberts, de su libro en inglés, The Nature of Personal Reality, sesión 610 (La naturaleza de la realidad personal, también conocido como Habla Seth 3) Traducción: Pilar del mar.

 Hace alusión a una llamada al inconsciente para valorar su misión. Puede que no nos demos cuenta de que lo que hacemos es lo que debemos hacer. Puede que este proceso no quede advertido por la razón e incluso que parezca que nuestros actos no tienen sentido en la corta dimensión del contexto que los define. Pero la consciencia que mora por debajo de la lógica tiene un poder mayor aún que ella y desde una visión cósmica atemporal y supra espacial es capaz, seguramente, de hacerlo bien.
Por último, la tercera afirmación: “Considera tus errores como información que no habrías podido conseguir de otra manera”,  cita que es Un paráfrasis de Tam Mossman-James. Traducción: Pilar del mar (Gracias a Mark M Giese)
Nos ayuda a valorarlos como una herramienta de aprendizaje ineludible para alcanzar conocimientos sobre nosotros mismos y los demás que no podríamos nunca conocer si no hubiese sido por su presencia.
Los errores, por tanto, son una bendita decisión de nuestra divinidad interior para que podamos encontrarnos con nosotros mismos más allá de lo previsible y mucho más cerca de lo real.

lunes, 4 de junio de 2012

CUESTIÓN DE ELECCIÓN


La emoción es un estado de conciencia que nos sacude, tanto si es positivo como negativo. Todas tienen un sentido en el momento que se producen. Todas ellas son respuestas ineludibles que se apoyan en experiencias concretas aunque hayan sido inconsciente las reacciones a ellas.
Por sí mimas, ninguna es negativa. Ni siquiera el miedo porque éste también forma parte de una estrategia defensiva de la especie y gracias a él hemos podido avanzar como tal llegando a lo que somos.  Lo que realmente es negativo es la forma en la que interpretamos las sensaciones que nos producen.
Todo es cuestión de actitud y la actitud a su vez depende de las elecciones que hagamos.
Elegir significa seleccionar y en ese proceso, necesariamente, dejamos de lado lo que eliminamos de nuestra atención para centrarnos en aquello con lo que nos hemos quedado. Elegir tiene un coste. Perderemos unas ventajas para ganar otras, al igual que apostaremos por unos sufrimientos en vez de aceptar otros diferentes.
Lo peor llega cuando las elecciones que hacemos siempre caen marco del fatalismo. Entonces estamos eligiendo ya la actitud con la que sentiremos la emoción y ésta, sea del signo que sea, se transformará rápidamente en sensación de desagrado.
Elegimos con tanta prontitud y de forma automatizada que ya no nos damos tiempo para cambiar de rumbo en ese instante. No hace falta razonar concienzudamente, bastará con que nos demos cuenta de que sentimos en el momento y si no nos gusta decidir el cambio.
Podemos tener un inconveniente puntual y como reacción iniciar una respuesta de ira y arrebato. En ese instante, ahí, revisar lo mal que nos encontramos y frenar el proceso. Para ello, necesitamos un instante de calma. Pararnos. Incluso nos ayudará hacerlo físicamente. Detenernos. Y en ese momento decidir ir por otro lado.
Debemos apartar lo que nos sitúa en la posición de descenso en picado y comenzar el ascenso solamente con elegir no sentirnos mal. Es preferible un estado sin color ni sabor a uno amargo.
Más tarde llegarán las ganas de lo dulce y entonces estaremos dispuestos para las emociones positivas.
Así de sencillo. Así de simple.

domingo, 3 de junio de 2012

DOMINGOS LITERARIOS

LOCOS MOMENTOS


Cuándo volverán aquellos locos momentos
en los que bebías la esencia de mi boca
y devorabas mi cuerpo.
Cuándo volverán las madrugadas donde el amor
destilaba, gota a gota, la pasión ardiendo.
Cuándo aquellas caricias tiernas llenas
de fuego lento y tus miradas ardientes
sobre mi piel de caramelo.
¡Cuándo llegarán de nuevo!
Porque aún no se terminó el tiempo;
aquel en el que jugaba de noche,
a decir entre silencios,
lo mucho que te quiero.
Cuándo llegarán aquellos locos momentos
en los que inventábamos el mundo
y era... ¡ todo nuestro!.
Cuándo aquellas lunas llenas
que reflejaban sobre mi rostro
las ganas de seguir sintiendo.
Cuándo volverá a mis labios,
Aquel…!tu primer beso!.

FLOR Y NATA

Muñeca de sal


Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.
- ¿Quién eres tú? - le preguntó al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió:
- Entra y compruébalo tú misma.

Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba
disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se
disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada:

- ¡Ahora ya sé quién soy!.
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¿Tendremos que disolvernos para saber quienes somos?...
Feliz noche!