Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 11 de agosto de 2012

TODOS MAESTROS

Queramos o no, todos enseñamos. También todos ocultamos pero esa es otra forma de enseñar aunque por defecto.
Cuando aludimos al término maestro parece que estamos refiriéndonos a personas que tienen algo que mostrar que nosotros no sabemos o que dominan aspectos, procedimientos y contenidos que aún no hemos integrado. Es decir, hay una especie de connotación positiva en la tarea que se les encomienda. En realidad, no sólo se pueden exponer  bondades que nos mejoren sino que también podemos expandir maldades que nos condenen.
Sin intentarlo, todos somos maestros. Todos actuamos o dejamos de hacerlo. Las ausencias, carencias, las faltas, el vacío…todo enseña. Al igual que los gestos, las actitudes o las miradas muestran lo que no se quiere decir con palabras, lo que sentimos, deseamos, aunque tratemos de ocultarlo, también flota en el aire que compartimos cuando somos observados, odiados o amados.
Hay que tener cuidado con lo que proyectamos, sobre todo si queremos mejorar nuestro entorno afectivo. Es fácil echar las culpas fuera, recriminar a otros de aquello que, a nuestro entender hacen mal, o simplemente juzgarlos por lo que según nuestro criterio se podría hacer mejor.
Someter a juicio sumarísimo nuestra falta de entusiasmo, la indiferencia, la ausencia de alegría, el mal humor continuo, el despotismo sin límites, las actitudes agresivas o los pensamientos tóxicos, es urgente. Nada queda oculto. Nada puede encapsularse en el interior sin que destile amargas gotas de ironía, sarcasmo o tristeza que siempre recogerá el más débil que se encuentre a nuestro lado.
No solo debemos encontrar el camino de la alegría por nuestro propio bienestar; para lograr la ansiada armonía orgánica y anímica que nos reporta tantos bienes, sino que estamos obligados a cuidar nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestra ácida apatía para que el magisterio que ejercemos sin saberlo sea siempre una puerta abierta a la luz que debe inundar el camino que transitamos.
Unos nos siguen al lado, otros detrás y  algún otro se pega tanto a nosotros que camina encima. Se lo debemos a todos ellos.

viernes, 10 de agosto de 2012

LA NECESIDAD DE TODOS

Por encima de apariencias, condicionantes, reglas, normas y creencias todos necesitamos lo mismo: amar y que nos amen.
No somos muchos, sin embargo, los que vamos por la vida abiertamente entregados al amor. La mayoría de la gente reserva esta necesidad oculta y la esconde detrás de la ira, la agresividad, el descontento o la pena. Pero todos estos sentimientos, que provocan rechazo y repulsión, no son más que un pobre escudo ante una urgencia tan imperiosa como demoledora.
La necesidad de afecto, la carencia de ternura, la insuficiencia de cuidado se traduce en una indefensión que muy pronto, ya en la infancia, tiene unos efectos caóticos.
Las personas que han pasado hambre de amor, cuando eran pequeños, tienen una absoluta falta de él para el resto de la vida. Incluso a pesar de lo que necesitan recubrirse con estos sentimientos son incapaces de manifestar los propios. Y es que ninguna imitación es más eficaz que la que sucede cuando uno ama. El derroche de emociones se expande lejos, muy lejos…como si se tratase de un polvo de estrellas que no sabemos hasta donde se extiende y cómo cala.
Hay personas a las que no les han dejado amar lo suficiente y por eso son incapaces de dar lo necesario. A ellas hay que quererlas mucho más aún porque su corazón es como una esponja. Necesitado de expandirse busca y busca una forma de ocupar un lugar más amplio y sin embargo se derrama como no debe.
         La enseñanza del amor no puede ser de otra forma sino con amor. Sin duda, es un sentimiento natural y espontáneo pero una vez que es reprimido, repudiado y maltratado provoca un desamparo tal que su carencia ejerce una tiranía tan poderosa como para condenar a la persona a la soledad más dolorosa que existe.
Si conoces personas que no saben amar aún, no las juzgues. Enséñalas a regocijarse en el amor, amándolas.
¡!Feliz día!!

jueves, 9 de agosto de 2012

LA HUELLA DE NUESTRO PASO

Hemos aprendido a no querernos. Comenzamos la vida con un egoísmo sano, con una especie de amor por lo nuestro que nos mantenía alerta con lo que no queríamos o nos hacía daño. Sin embargo, poco a poco, nos han enseñado que lo nuestro no debe importar o si importa, siempre ha de quedar en un segundo plano. Nos han inculcado que uno no debe decir de sí mismo las beldades que tenga, que esos comentarios deben partir de los demás y en ellos han depositado la llave de nuestra felicidad.
Somos seres únicos. Lo es nuestra especie. Lo somos cada uno. Todos tenemos valores excelentes que debemos potenciar para saber lo valiosos que somos y lo importantes que podemos llegar a ser para la gente que llega a nosotros.
Nos vamos acobardando paulatinamente a la par que nos sometemos a reglas, normas y sistemas. Olvidamos que nuestros criterios, los que parten del corazón, deben ser los que rijan nuestra vida y lentamente dejamos borrar la huella inédita de nuestro pie sobre la tierra.
Cada uno de nosotros tiene un cometido en esta existencia que hemos estrenado y lo tiene hasta el día el que debamos partir para nacer de nuevo en la vida del otro lado.
Si a lo largo de nuestro pasaje por este mundo se han empeñado en maltratar nuestra autoestima es urgente que encontremos el lugar sagrado del que poder saciar la sed de afecto que embarga nuestro corazón.
Hay que aprender a perder con serenidad y a vivir con osadía porque el mundo pertenece a los que se atreven y estoy segura de que tú eres inmensamente valiente detrás del aparente miedo a comenzar de nuevo.
¡Feliz día!

martes, 7 de agosto de 2012

NUESTRO TROCITO DE SOL

Nada agradezco más a la vida que en mi camino me ponga gente positiva, personas llenas de esperanza que sepan mirar hacia delante con la vista abierta y llena de luz. Seres que proyectan la energía vital que les impulsa; hombres y mujeres capaces de construir siempre sobre lo que se derrumba.
Por suerte, una de esas personas me saluda todas las mañanas con un mensaje en mi móvil para recordarme que tome mi trocito de sol en el día que comienza. Me ha parecido un deseo precioso, lleno de fuerza y absolutamente impulsor de la esperanza.
La noche puede cerrar, tal vez, un día gris pero ahí está el sol con su esplendor capaz de repartirse entre todos, dispuesto a lucir de nuevo y a extender sus rayos entre quienes están esperando se bañados por su luz.
Él está siempre. Sale una y otra vez sin descanso. Nos recuerda que luce para todos y que la vida que renace bajo su magnificencia, nos espera.
Nada está perdido aún perdido. Nada agotado aún terminado. Nada definitivamente concluido aún finalizado. Porque lo único que cierra un ciclo para iniciar otro es el tránsito definitivo que nos devuelve al nacimiento en el otro lado.
Siempre podemos mirar al cielo cuando nos levantemos y pensar que aunque las nubes lo oculten, brilla por detrás de ellas y sabe que saldrá a pesar de las sombras que lo tapan.
Está ahí, para ti. Para mí. Para todos. Por eso, abramos lo ojos y atrapemos el trocito que nos pertenece. Seguramente que con él podemos alumbrar no solo nuestra esperanza, sino también la que quienes a nuestro lado no sean capaces de verlo.
Quiero seguir recibiendo ese mensaje que reaviva mi ilusión. Quisiera poder extenderlo a todos los móviles de quienes nos leen para verlos emocionados señalando en su ventana su particular trocito de sol.

LA MALETA

         Volvemos, con un breve relato, al mensaje que la vida nos deja detrás de cada muerte, de cada ausencia, del viaje al otro lado…Nadie nos llevábamos nada. Ni siquiera el cuerpo, ni tampoco el alma…porque nada nos pertenece a no ser las emociones, el sentimiento, el aprendizaje infinito de seguir construyendo el AMOR que trajimos al llegar, dejamos al marchar y traeremos al regresar.
Aumentarlo, gozarlo y compartirlo se convierte en las únicas tareas que dan sentido a la vida. El resto son puras anécdotas que en el caminar por este mundo nos permiten, desde distintas posiciones, llevar a cabo la verdadera misión que aquí trajimos.
Os dejo este conocido cuento para reflexionar, una vez más, sobre ello.
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Un hombre murió. Al darse cuenta vio que se acercaba Dios y que llevaba una
maleta consigo.

Y Dios le dijo:
- Bien hijo es hora de irnos.
El hombre asombrado preguntó:
- Ya? Tan pronto? Tenía muchos planes….
- Lo siento pero es el momento de tu partida.
- Que traes en la maleta? preguntó el hombre.
Y Dios le respondió,
- Tus pertenencias!!!…
- Mis pertenencias?? Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero?

Dios le respondió:
- Eso nunca te perteneció, eran de la tierra.
- Traes mis recuerdos?
- Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.
- Traes mis talentos?
- Esos no te pertenecieron, eran de las circunstancias.
- Traes a mis amigos, a mis familiares?
- Lo siento , ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.
- Traes a mi mujer y a mis hijos?
- Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.
- Traes mi cuerpo?
- Nunca te perteneció, ese era del polvo.
- Entonces traes mi alma?
-No! Esa es mía.

Entonces el hombre lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla
se dio cuenta que estaba vacía….. Con una lágrima de desamparo brotando de
sus ojos, el hombre dijo:

- Nunca tuve nada?
- Así es, cada uno de los momentos que viviste fueron solo tuyos. La vida es
solo un momento… !! Un momento solo tuyo!!! Por eso, mientras estés a
tiempo disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece
te detenga…. Vive el ahora! Vive tu vida…!!! Y no te olvides de SER
FELIZ, es lo único que realmente vale la pena! Las cosas materiales y todo
lo demás por lo que luchaste, se quedan aquí­! NO TE LLEVAS NADA!


http://senderoespiritual.com/la-maleta/


domingo, 5 de agosto de 2012

EN EL CENTRO DE MI CALMA

Algunos días, en los que la razón no me deja sentir con tranquilidad tengo que buscar el centro de mi calma. Necesito encontrar la ruta que me lleve a ese lugar. Preciso un calzado idóneo con el que caminar cómodamente hasta él.
Busco mis zapatillas color esperanza y me calzo serenamente, deleitándome en el proceso como si desease que este sendero no terminase nunca y la ilusión de encontrarme con mi yo sereno pudiese dilatarse por mucho tiempo.
Me doy cuenta que no tengo que salir por ninguna puerta pero si entrar por la ventana que dejo entreabierta en el corazón para facilitar la huída hacia dentro cuando todo parece ir peor de lo acostumbrado.
Me siento, me tumbo…dejo caer los brazos, acompañados por  el peso de mis miedos, como si al hacerlo fuese capaz de soltarles fuera de mi. Coloco mis piernas sobre un camino de sueños y me impulso fácilmente hacia dentro para caer en el colchón mullido de las pautas que me esperan.
Me doy cuenta de qué está hecha la felicidad mientras caigo lentamente. Observo que tiene el aroma del entusiasmo y las tonalidades del divertimento. Me percato de que la alegría está a la base de su existencia y que ésta surge del placer de explorar lo desconocido y de gozar de lo encontrado.
Miro y veo que en lo profundo de lo que nos apasiona está la clave para seguir sintiéndonos vivos. Pero sobre todo, descubro que mi calma me espera siempre que yo sepa esperar.
Hoy he aprendido, además, que no puedo dejar que la pasión desbordada rompa mi alma, ni que lo que me sacude hasta transformarme en otro ser, me descontrole. Que es bueno, además, descubrir lo que nos conmueve y nos acerca a la tristeza sentida por otros pero que hundirnos en ella nunca les ayudará como pretendemos.
Ahora, en este momento, me siento casi en el centro de mi calma…haciendo un lazo con el pensamiento y la emoción para regalártelo al extender mi mano y sentir que casi puedo tocarte. Ahora, en este momento, siento que puedo lanzar sobre ti todo el amor que aquí dentro he descubierto porque solo si lo comparto seré capaz de engrandecerlo infinitamente.
Otra lección sin la que no podré avanzar en la porción de aprendizaje que me corresponde hoy.
Salto de nuevo fuera de mí para encontrarme. Sonrío y espero…siempre espero, pero ahora sin desesperar.

DOMINGOS LITERARIOS


INVENTARTE
He tenido que volver a ti para inventarte de nuevo,
Había olvidado tu rostro
 y las manos que me ataron
a tu mirada de doble fondo.
Me perdí esperándote sin ver que la noche llegaba
Me dormí susurrando en tu oído
El miedo que la oscuridad me daba.
Y volví a tu recuerdo borrado por la sal y el agua,
 tierno aún para ser olvido, en el fondo de la nada.
Cuando tu imagen en mi vagaba…
Y te tocaban mis manos hambrientas
de caricias sin habla…
sentía que el mundo temblaba
sacudiendo mis entrañas,
arañando mi espalda.
Te veía lejos, muy lejos
entre el ocaso y el alba
A mi volvían entonces
 las viejas sensaciones
de  estar en un sueño,
 silenciosa y callada...
esperando tu voz,
 bálsamo de nácar,
para arroparme en la noche
que se abrió para  siempre
con tu ineludible marcha.
Ahora te invento
como quiero, como salga
para que seas sin "peros"
lo mejor que me pasa.


         FLOR Y NATA