Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 26 de diciembre de 2013

LAS OTRAS NAVIDADES



Hay muchas Navidades distintas. Estamos en un momento especialmente complicado y eso parece justificar que el color y el brillo de estas fiestas sean diferentes. Pero en realidad, hay muchos mundos en éste. Muchas situaciones diversas, momentos duros, enfermedades, accidentes, falta de recursos, odios añejos y diferencias insalvables que en este tiempo distinto aumentan como si la levadura hubiese hecho su efecto después de reposar a lo largo del  año.
         La Navidad está dejando de gustar a mucha gente. Ha perdido gran parte, o todo, de su sentido religioso, del que realmente le confería un tono íntimo, entrañable y recogido. Se le ha escapado la magia que solamente se conserva en los niños muy pequeños, y aún éstos van perdiendo el encanto de creer en los Magos de Oriente para recrear a un personaje más americano que saben que no es real pero que simboliza la llegada de regalos añadidos.
         Lo que no podemos dudar es que es un paréntesis en la vida diaria. Algo se altera con ella, de alguna forma, sea como sea y responda a la obligación o a la devoción, tenemos la mente dispuesta de otra forma.
Es bueno también ver otras navidades, las de quienes sufren sin fechas en el calendario, las de aquellos que sienten carencias siempre y sin ningún alto en el camino, la de los otros, los raros, los que nos producen indiferencia o rechazo, los que van por otra acera, los que salen del armario o los que son como una cesta. Todos aquellos que son objetivo de nuestra diana, punto de mira de nuestra revolver, centro de nuestro juicio y nuestra condena.
No  imaginamos a otros cuyas navidades se esfuman antes de comenzar. No queremos penas al lado, ni enfrente, ni encima, ni debajo. Preferimos creer que todo es brillo, espuma y brindis por doquier. Pero. de vez en cuando, no está mal pasarse por los hospitales, por las calles y esquinas, por las plazas con bancos, por las papeleras y contendores y por  cualquier lugar donde haya personas que sufren, que carecen, que penan, que temen, que  están condenadas, que son juzgadas y que están muy lejos de tocar la estrella del cielo navideño.
Posiblemente, la verdadera navidad sería no olvidarse de ellos aunque nada más sea para relativizar los problemas que nos asisten.                                                                    

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