Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 15 de diciembre de 2013

¿LO QUE EL CORAZÓN DICTE?



         Me preguntaba una amiga, estos días pasados, qué opinaba sobre seguir los dictados del corazón cuando la cabeza camina en contra. Conocéis mi impulsividad y también, poco a poco, mi sosiego. Prefiero quedarme a la expectativa, ahora, aquietar mis impulsos, no darlo todo en un instante, ni regalar afectos sin mirar a quién.
         Lo he estado pensando mucho. La verdad es que la armonía mente y corazón es el logro mayor que podemos alcanzar, pero la mayoría de las veces esto está fuera de lo normal y luchamos en contra de ambos grandes mandatarios de la conducta.
         Actuar con el corazón siempre conlleva riesgos y a veces muy altos. Pero elegir la tiranía de la razón no equivale a no equivocarse. También la mente se equivoca y lo que nos parece correcto se convierte en imposible cuando el corazón grita.
         Lo único que podemos hacer es evaluar la fortaleza que nos asiste para cualquiera que sea la decisión que tomemos. La valentía que muestre nuestro carácter y el convencimiento de que sea el resultado que sea el que obtengamos, vamos a seguir caminando hacia delante.
         No es fácil aconsejar. Y no lo es porque desde fuera todos somos capaces de organizar la vida de los demás y porque nos parece que ejecutar una toma de decisiones es sencillo cuando no estamos implicados. Por otra parte, cuando en el consejo va una elección en el amor, la cosa se complica.
         A veces, cuando uno no sabe qué hacer, hay que abrir los ojos y mirar lo que no se ve. En ocasiones hay señales que inconfundiblemente nos hablan de lo mejor para nosotros, en ese momento. Aunque bien mirado…¿qué es lo mejor? ¿Y en qué circunstancia o tiempo?.
         Posiblemente, lo que creemos negativo hoy, mañana se convierta en una oportunidad para superarnos. Por eso, no me atrevo a opinar nada.
         Tal vez yo, oyese primero al corazón pero sin duda, la mente tendría la llave de paso del torrente que seguramente quisiera escapar de él. Y al final, tomase la decisión que tomase estaría segura de que era la correcta por estar dispuesta a llevarla a cabo pese a quien pese y por encima de todo.
         Esa es la mayor grandeza. La seguridad de asumir como lo mejor lo que hayamos elegido. No hay mejor camino.

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