Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 16 de marzo de 2013

LO DIFÍCIL DE AMAR



         Amar no es fácil. Esa palabra tan cargada de contenido y tan necesitada de voluntad de querer bien, no siempre es un paseo por la felicidad.
         Demasiadas veces hemos actuado bajo su nombre, en muchas ocasiones la hemos nombrado con realidades confundidas. La mayoría de ellas, la hemos inventado para creer que nos posee.
         El amor se viste de formas diversas, puede anidar en el corazón tras un chispado del alma o puede que se ame, solamente, cuando la bondad acompaña al afecto. Porque no sólo consiste en querer, sino en hacerlo bien.
         Hay un amor universal desprovisto de egoísmos que solamente puede alcanzarse como altísima idea deseable. Porque en el resto de las ocasiones quien ama es una persona y nunca podrá desprenderse del ego que le acompaña. Por tanto, cuando sentimos amor queremos la reciprocidad. Amar en solitario nos acerca a un personaje quijotesco que idealiza más que ejerce el amor. Porque el amor, es un ejercicio y además duro.
         No se puede amar desde la comodidad. Tampoco, desde la desconfianza, ni siquiera desde la posesión de lo querido. No se puede amar desde la envidia, ni desde el rencor, ni desde la rivalidad. Sí estos componentes asoman al espacio del amor…entonces, lo que uno siente es otra cosa.
         Amar duele. Y tiene que doler para que calibremos la medida de lo que nos sucede. Porque incluso desde ese dolor, desde la ausencia, desde el silencio o desde la desazón, uno comienza a redimensionar el mapa del amor.
         No siempre se ama al unísono. Ni se logra un amor de calidad. Somos cómodos. Somos egoístas. Somos egocéntricos y orgullosos y abusamos de estos ingredientes cuando nos creemos instalados en el amor como si a éste no hubiese que cuidarlo, como si perviviese por siempre sin estar atentos a su crecimiento.
         No es fácil amar bien. Requiere tiempo y empeño. Voluntad de hacer feliz más que de serlo. Pero sobre todo, precisa del calor del aliento continuo, de ese no desfallecer ante las dificultades, del impulso divino que lo hizo explotar en nuestro pecho alentado desde cada una de nuestras células. Porque se ama con todo el ser o no se ama.
         Nadie puede inventar un amor, ni comprarlo, ni adquirirlo a cambio de nada.
         El amor es el único regalo que se expande infinitamente al compartirlo. Y si sucede, es para siempre.

jueves, 14 de marzo de 2013

EL MENSAJE DE TU MALESTAR



 Hace tiempo que estoy convencida de que todo aquello que tiene para nosotros, una dimensión negativa, algún mensaje nos transmite. Sobre todo cuando éste se refiere a la salud. En el momento en el que el malestar físico aparece, está mostrando el mapa emocional que lo define.
Una mirada al interior puede dibujar la ruta del desequilibrio.
Me ha gustado esta reflexión que comparto.

"Tu enfermedad tiene mucha información importante para ti. Si te dispones a desclasificar esa información, aprenderás algo muy importante para ti y de paso sanarás. La enfermedad se convierte entonces en una oportunidad para acercarte más a tu perfección y acercarte más a la dicha de vivir.

Cuando una enfermedad nos alcanza, comúnmente nos sentimos muy vulnerables frente a ella, especialmente cuando esa enfermedad es de una evolución rápida y con peligro de empeorar sin tener el tiempo suficiente para revertirla. Sin embargo, cualquier tipo de enfermedad puede ser revertida si se atiende el mensaje que trae consigo.

Una enfermedad se manifiesta cuando tenemos un conflicto, que no hemos sido capaces de resolver, con el nivel de conciencia que tenemos en ese momento. O sea, cuando no nos creemos capaces de sobrepasar cierta situación que nos complica la vida. Por ejemplo, cuando no nos sentimos seguros, generamos un estrés que puede crear enojo como medida de defensa, lo que finalmente puede crear una enfermedad al hígado.

Si el nivel de conciencia se elevara, se podría encontrar la solución a ese conflicto y la enfermedad se retiraría. Pero ¿cómo podemos elevar ese nivel de conciencia? Comprendiendo que somos seres perfectos y magníficos y que todo inconveniente solo es una oportunidad para crecer y ser cada día mejor, recuperando el empoderamiento y sintiéndonos más alineados al amor.

Un conflicto se crea por una falta de entendimiento de la situación que se presenta y al no poder encontrar la verdad sobre ella, el cuerpo físico manifiesta la consecuencia de ese estrés que advertimos por medio de los síntomas de la enfermedad. Este proceso se crea en forma inconsciente. Si nos diéramos cuenta, solo tendríamos el problema y no la enfermedad. La enfermedad es una solución biológica que tiene por finalidad sacar a la luz un conflicto que se encuentra invisible a nuestros ojos. Si fuera visible, solo estaría el problema.

Aún está muy arraigada la necesidad de buscar la solución a la enfermedad en los médicos y en los medicamentos. Estos pueden ayudar, pero la verdadera sanación llega cuando enfocamos la enfermedad en forma correcta preguntando qué podemos aprender por medio de ella.

En la sociedad es poco usual mirar la enfermedad como una oportunidad para ser más feliz. Es necesario un cambio profundo de lo que significa una enfermedad y darse cuenta de qué es lo que debe mejorar en nosotros para acercarnos más a nuestra perfección. Cuando comprendemos que siempre estamos seguros, vivimos en forma libre y confiada y no enfermamos.

El cuerpo solamente es afectado cuando los otros cuerpos se encuentran en desequilibrio, las emociones, las creencias y las ideas. La enfermedad se produce cuando algo no está siendo observado con los ojos del entendimiento espiritual, cuando hay un alejamiento en las ideas, en las creencias y en las emociones respecto a lo que somos.

Un ser con inteligencia espiritual madura, no requiere enfermar, no tiene conflictos inconscientes, porque se encuentra claro y en la certeza de que todo está bien siempre. Pase lo que pase, sabe que todo está bien y que se encuentra a salvo.

La enfermedad se convierte en un medio que nos puede guiar para llegar a esta madurez espiritual y su mensaje es muy claro. Siempre afecta a los órganos que están involucrados con nuestro desequilibrio interior.

El ser humano tiene la capacidad para escuchar el mensaje de su enfermedad y disponerse a trabajar en él. Para todo aquel que se encuentra en este camino, una enfermedad es una valiosa guía que le ayuda a comprender en qué parte del camino se encuentra. No le teme.

No temer a la enfermedad es un buen síntoma. El solo hecho de temerla es un gran impedimento para avanzar debido a que todas las energías se vuelcan al rechazo de ella y se desprecian en vez de ser utilizadas para su entendimiento.

Cambiar la mirada sobre tu enfermedad es la puerta que te puede llevar a un nivel donde ya no necesitarás volver a enfermar para seguir tu evolución. En niveles de conciencia más elevados no necesitamos enfermar para crecer, podemos hacerlo en forma consciente y sin la necesidad de sufrimiento, ni dolor físico.


Tu cuerpo ofrece una solución biológica a tu conflicto interno cuando ni siquiera alcanzas a darte cuenta de que tienes un conflicto que resolver. Cuando la enfermedad se presenta, ya no te queda ninguna duda, se te ha presentado la evidencia perfecta que te demuestra que hay algo por trabajar en tu interior."

http://saludyovivo.blogspot.com.es/

miércoles, 13 de marzo de 2013

TÓMALO CON CALMA



NO TE APURES

Vas a vivir para siempre, en alguna parte. De hecho, ya estás en la eternidad, así que, ¿cuál es el apuro?

NO TE PREOCUPES. 

¿Acaso este asunto va a tener alguna importancia dentro de veinte años? Tú le perteneces a Dios, y Dios es Amor; así que, ¿para qué irritarse?

NO CONDENES

En vista de que no puedes meterte bajo la piel de la otra persona, no hay forma humana de que puedas saber qué dificultades él o ella ha tenido que enfrentar -cuánta tentación, o malentendidos, o estupidez propia ha tenido que superar. Tú tampoco eres perfecto, y puede que hasta seas peor de calzarte sus zapatos. ¡No juzgues!

NO RESIENTAS

Si algún mal se ha hecho, con toda seguridad la Gran Ley se encargará de ello. Elévate en conciencia, y así te liberas al tiempo que liberas al delincuente. El perdón es la medicina más fuerte de todas.

NO TE QUEJES. 

Consume tu propio humo. Tu propio concepto es lo que ves; así que hazle un tratamiento y cámbialo.

NO ARREBATES.
 

Sea como fuere, no puedes retener lo que no te pertenece por derecho de conciencia. Arrebatar lo ajeno pospone tu bien.

NO EMPUJES. 

El puesto en que te encuentras es el correcto en todo momento. Si no te gusta, cámbialo científicamente elevándote en conciencia. Esto será permanente.

EMMET FOX

martes, 12 de marzo de 2013

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS



Una de las cosas más importantes de nuestro proceder, es hacernos  preguntas; tener curiosidad por saber y llegar al centro de los asuntos. En definitiva, sentir la necesidad de cuestionar y cuestionarnos.
Uno se pregunta continuamente, pero nuestros interrogantes no van dirigidos casi nunca a la persona que  somos ni a la forma en la que actuamos. Lanzamos las preguntas como dardos dirigidos a culpabilizar a otros o, simplemente, desviamos la trayectoria para no someternos  a exámenes en los que no nos hemos preparado.
Revisarnos no es tarea fácil. Y no lo es porque hacerlo con sinceridad nos pone delante de nosotros mismos con el alma al desnudo y sin protección. Preferimos dejarlo siempre para más tarde y sin embargo, someter a juicios, a fondo perdido, a los que nos acompañan de cerca.
La manera de actuar es muy distinta si son los demás quienes han de rendirnos cuentas. Somos diligentes para tratar de averiguar sus porqués. Ponemos todo el empeño en llegar hasta las últimas consecuencias de las preguntas para salvar nuestro pedacito de orgullo y nuestro envalentonado ego. Todo por erigirnos en jueces y verdugos en pro de la sabiduría que parece invadirnos. 
Creemos saberlo todo y estar de vuelta de la mayoría de las situaciones. ¿Alguien ha sufrido tanto como nosotros para que pueda darnos lecciones de vida?, ¿quién ha llorado más para poder saber lo que se siente cuando te ahogan las lágrimas?, ¿Alguna persona más dolorida por el amor que el que llevamos a cuestas sin ser nuestro? ¿ Alguien dispuesto a cambiarse por nosotros?.
         Hay preguntas sin respuestas. Nadie está dentro de nadie y por eso todos nos creemos protagonistas únicos de las desgracias que nos asolan. Náufragos de una existencia injusta que se empeña en bandearnos de lado a lado, en un mar de malestares, sin tierra a la vista.
¿Acaso nosotros quisiéramos cambiarnos por algún otro?...si tenemos la tentación de elegir a alguien…tengamos también la precaución de pensar que no sabemos, en realidad, la vida de nadie, ni sus dolores, ni sus fracasos, ni sus fantasmas…a ver si vamos a cambiar los nuestros por otros peores; porque al final, nadie sabe lo que cada uno guarda detrás de sus paredes.
Dediquémonos a hacernos preguntas sobre la propia forma de entender la vida o actuar…el resto, dejémoslo sin cuestionar. No nos pertenece.