Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 20 de diciembre de 2013

SENTIRSE ESTÚPIDO



Hay momentos que uno se siente estúpido y otros que te lo hacen sentir. No terminamos de escarmentar y volvemos a darnos contra la misma piedra una y otra vez, hasta que aprendamos. No queda otro camino.
Uno aguanta y aguanta. Todos queremos llevar una vida sin sobresaltos, donde nos quieran y nos protejan, donde seamos capaces de mantener nuestra independencia a la vez que poder estar encadenados con la libertad de ser nosotros quienes hagamos los lazos en las cuerdas. Sin embargo, sentirse estúpido es muy sencillo. Lo que más duele es que los otros te crean tonto cuando no lo eres y tengas claridad sobre lo que  sucede y te falte la capacidad ejecutar.
La vida a veces es una mentira. Mucha gente vive entre falsedades, dimes y diretes en los que creen que manejan el timón pero sin darse cuenta que ese barco puede hundirse en cualquier momento en el que entre un rayo de sol que ilumine el camino verdadero.  
Es muy fácil engañar al que te ama. Tan sencillo que pierde el sentido de reto, de objetivo o  de desafío para el que lo hace. Tan inútil, que una victoria de este calibre siempre es una derrota para ambos.
Nos sentimos estúpidos cuando sentimos deslealtad, cuando nos encontramos solos en un camino que habíamos iniciado en compañía, cuando se regala el alma completa y olvidan desplegarnos las alas. Estúpidos, cuando lo ilógico se instala en la vida diaria, cada vez con mayor frecuencia, con mayor intensidad y con menor sentido.
Sin embargo, cada vez que nos miramos al espejo y sentimos que la necedad nos invade no nos queda más remedio que reaccionar. Hay que coger la coraza de nuevo, sacar brillo a su fortaleza, airear los viejos cueros que la configuran y encajarla en nuestro débil cuerpecillo de inocentes y cándidas presas, siempre dispuestas  a ser devoradas.
No se aprende rápido a ser lobo cuando siempre has sido cordero. Pero se aprende. Seguro.

jueves, 19 de diciembre de 2013

LAS DOS VASIJAS



Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al cargador diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías."
Éste le dijo compasivamente: "cuando regresemos a la casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino". Así lo hizo la tinaja. y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
Él entonces le dijo:
-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.



http://www.pilarsocorro.com/textos/Textos_04/Las%20dos%20vasijas.htm

miércoles, 18 de diciembre de 2013

LUGARES Y TIEMPOS



         Todo cambia cuando cambiamos nosotros. Los lugares que tuvieron un significado lo pierden cuando pasamos siendo otros. Cambiamos la manera de sentirlos, transformamos la mirada que los contempló una vez y en un instante, todo se transforma. Te vas dando cuenta de que el cambio se ha operado en ti y que tu eres la medida de todo.
         Nada o poco cambia fuera. Todo sucede dentro. Y en esa soledad del interior vas evaluando, contrastando y rehaciendo el escenario que ocupan los recuerdos.
         Estamos atravesando el tiempo con ojos nuevos cada vez. Por eso, cuando uno vuelve a los lugares donde ya estuvo no encuentra lo mismo.
         Posiblemente, la historia se resuma en eso. En un escenario siempre continuo poblado de ojos nuevos, de formas nuevas de atrapar la realidad, de sentimientos olvidados que dan paso a otros que nacen. Y en ese proceso de transferencia de emociones, uno se va haciendo más flexible porque se da cuenta que todo es ocasional y transitorio, que todo pasa y que nada es definitivo salvo el amor que se recoja, gota a gota, en el corazón.
         Destilar la vida para obtener el mejor caldo, no es fácil. Reímos y lloramos en el mismo lugar. Amamos y odiamos, en las mismas partes. Vivimos y morimos tantas veces y en tantos lugares, que poco a poco ya no cuesta renacer.
         Hay que saber quedarse con lo bueno y de ello, con lo mejor. Yo tengo una memoria selectiva para el dolor y lo desagradable. Lo aparco, lo trato de embolsar en el olvido. A mí me va bien así porque trato de no rumiar el pasado molesto, una y otra vez, y sin embargo quiero dar oportunidad al presente que llega a cada instante.
         No todos piensan así, hay personas que defienden que no puede olvidarse lo que hizo daño o lo que hemos hecho mal porque es un modo de no volverlo a repetir o al menos de estar alerta con ello. Puede que sea una forma de verlo e incluso que sea un modo práctico de superar el ayer que molesta, pero a mí me viene mejor recolocarlo en un rincón al que apenas entro nunca.
         El espacio no es el mismo en todo tiempo. Pero no lo es dentro de nosotros. Lo de fuera, apenas cambia. Nos espera con la misma pasividad que lo hizo antes. Nos deja que las notas de color sean todas nuestras y que pintemos matices que podrán reinventar un escenario siempre cambiante.
         Ahí está la magia que nos permite ser siempre magos. Yo al menos, lo siento así.
                           

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿LO QUE EL CORAZÓN DICTE?



         Me preguntaba una amiga, estos días pasados, qué opinaba sobre seguir los dictados del corazón cuando la cabeza camina en contra. Conocéis mi impulsividad y también, poco a poco, mi sosiego. Prefiero quedarme a la expectativa, ahora, aquietar mis impulsos, no darlo todo en un instante, ni regalar afectos sin mirar a quién.
         Lo he estado pensando mucho. La verdad es que la armonía mente y corazón es el logro mayor que podemos alcanzar, pero la mayoría de las veces esto está fuera de lo normal y luchamos en contra de ambos grandes mandatarios de la conducta.
         Actuar con el corazón siempre conlleva riesgos y a veces muy altos. Pero elegir la tiranía de la razón no equivale a no equivocarse. También la mente se equivoca y lo que nos parece correcto se convierte en imposible cuando el corazón grita.
         Lo único que podemos hacer es evaluar la fortaleza que nos asiste para cualquiera que sea la decisión que tomemos. La valentía que muestre nuestro carácter y el convencimiento de que sea el resultado que sea el que obtengamos, vamos a seguir caminando hacia delante.
         No es fácil aconsejar. Y no lo es porque desde fuera todos somos capaces de organizar la vida de los demás y porque nos parece que ejecutar una toma de decisiones es sencillo cuando no estamos implicados. Por otra parte, cuando en el consejo va una elección en el amor, la cosa se complica.
         A veces, cuando uno no sabe qué hacer, hay que abrir los ojos y mirar lo que no se ve. En ocasiones hay señales que inconfundiblemente nos hablan de lo mejor para nosotros, en ese momento. Aunque bien mirado…¿qué es lo mejor? ¿Y en qué circunstancia o tiempo?.
         Posiblemente, lo que creemos negativo hoy, mañana se convierta en una oportunidad para superarnos. Por eso, no me atrevo a opinar nada.
         Tal vez yo, oyese primero al corazón pero sin duda, la mente tendría la llave de paso del torrente que seguramente quisiera escapar de él. Y al final, tomase la decisión que tomase estaría segura de que era la correcta por estar dispuesta a llevarla a cabo pese a quien pese y por encima de todo.
         Esa es la mayor grandeza. La seguridad de asumir como lo mejor lo que hayamos elegido. No hay mejor camino.

DOMINGOS LITERARIOS



 COMO CHOCOLATE CALIENTE

Como chocolate caliente te siento en mi boca
Con trocitos de cacao dispersos sobre mi lengua
Con esquirlas de azúcar entre mis dientes
Con puñaditos de nata sobre mi risa loca.
Como el calor en invierno, me llega todo
lo que me da tu pecho hasta mi seno llega,
como amor ardiente si invento besos
como agua fresca, si la magia se presenta .
Y quiero llegar adentro de tu quimera
Y beberme de un trago la amargura
Que por mi sientes cuando te alejas,
Y hornear tiernos y crujientes pastelitos 
de pasión intensa, de lujuria y deseo
de locura, esperanza y futuro cierto.
Como chocolate caliente me quemas luego
El corazón doliente si no te tengo
Y cuentas las horas en un reloj sin tiempo
Que quedan para verme de nuevo
Y sales tras de mí, a mi encuentro
Para recordarme que no te olvide
Ni siquiera cuando duermo.
Y recorro tu pelo blanco,
nieve inmaculada sobre el otero
Cálida y fría, al mismo tiempo
Deshecha luego, sobre mi dulce sexo
Agua que corre sobre mi cuerpo
Cada vez que me amas en mi lecho.
Como chocolate caliente
Llega hasta mí, tu recuerdo,
Entre brumas, entre cierzos
Entre soles y luceros.
Entre lo ligero y lo espeso,
Entre lo blando de mi alma
Y lo duro de tu intento.
Como chocolate caliente
En taza de porcelana china
Sobre mis labios entreabiertos.