A
veces pienso que soy extraña porque lo que me gusta me gusta mucho y lo que no,
nunca será elegido por mí, en ninguna de sus formas. Soy una mujer de extremos,
no me gusta el gris, ni el agua tibia ni tampoco el centro. Me encantaría
lograr el equilibrio en la tensión de los contrarios, pero me resulta muy
difícil porque en el fondo, no quiero.
Las
galletas son uno de mis alimentos favoritos y a veces, muy de tarde en tarde,
me preparo un bocadillo de ellas. Este consiste en flanquear una galleta central
de estilo y composición diferente, con otras dos que la resguarden.
Se
trata, tal vez, de más de lo mismo. Es decir, llenarme de aquello que me
produce un exquisito y dulce placer para sentir que hay cosas que merecen
repetirse y que de cualquier forma, gustan.
Nuestro
bocadillo de galletas hoy, que comienza el año, será la propuesta de reforzar
lo mejor que tengamos, de cuidarlo y seguirlo, de alimentarlo y mimarlo. Porque
a veces, lo mejor ya está en nuestras manos y sin embargo buscamos en lugares
equivocados motivos por motivos erróneos.
En
ocasiones, lo que nos gusta, lo que nos convierte en más y mejor está al
alcance de la mano. Ahí mismo, frente a nosotros o a nuestro lado. Hay que
mirar bien para poder ver mejor. Y atreverse a vivir!. ¿En cuántas ocasiones
hemos perdido oportunidades por falta de arranque, por miedo, por inseguridad,
por creernos con la respuesta antes de que nos la den y sobre todo por
imaginar lo que va a pasar antes de que
suceda?.
Cuando
queramos iniciar nuestros intentos de mejora para los 364 días que quedan, tal
vez haya que añadir el factor riesgo. No hay compensación cuando uno no apuesta
y no se hace cuando no queremos perder. Pero cuando no se pierde, tampoco se
gana, a lo sumo nos quedamos en la misma situación y lo que sí, seguramente,
perderemos son las oportunidades de ser felices, que potencialmente están ahí
para nosotros. Porque la vida siempre nos espera. Por mucho que queramos
retrasarnos, ella nos llama y pacientemente espera a que aceptemos los retos.
Arriesgar,
comprometer y asumir lo que está por llegar es uno de los bocadillos que pienso
comerme de un solo bocado cada uno de estos días restantes.
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