Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 21 de enero de 2014

EL PENSAMIENTO CREADOR



No cabe duda que a todos nos  ha pasado pensar en alguien o en algo, que hace tiempo a quien no ves o no encuentras,  y tropezarnos con esa persona a los pocos días o de forma inmediata.
         Hay sensaciones, intuiciones o ideas que cuando aparecen en la mente, la realidad se pone en marcha para responder a nuestro mandato espontáneo. Muchas veces ni siquiera es consciente lo que nos sucede y solamente se reconoce una vez que nos ocurre.
         El pensamiento crea. Lo que se origina en el corazón, lo que necesita éste, la mente lo busca y el cosmos, entonces, se pone a nuestro servicio.
         Sucede también con la necesidad de recibir una solución a problemas que parecen no tenerla, de solicitar una ayuda cuando uno está perdido, de buscar un apoyo cuando no hay muletas que nos sujeten.
         Suele decirse que “cuando el alumno está preparado, el maestro aparece” y yo añado, cuando la solución se necesita de inmediato, llega.
Todo depende del diálogo interior que tengamos con nosotros mismos, de las peticiones que hagamos a nuestros guías espirituales, de las que dirigimos a los que no están pero de algún modo se mantienen con nosotros, de la fuerza y la intención, desde el centro del corazón, que lancemos al universo que nos cobija y sobre todo, del convencimiento de que las respuestas llegarán a nuestra cabeza antes de que los desastres ocurran.
          Sigo creyendo que lo que uno cree, crea. Y es que cuando a veces estamos a punto de tirar la toalla, algo llega a nosotros, algo aparece cerca, algo nos toma de la mano y nos da un empujoncito para seguir.
         Tal vez sea uno mismo el que crea las necesidades y las satisface. Posiblemente nuestro dios interior responda ante lo que nos reta después de advertir la imposibilidad de hacerlo mejor cuando  llegamos al límite.
         Sea como sea, cuando tememos, dudamos, nos angustiamos o estamos asolados ante un problema no se me ocurre nada mejor que detenernos y recogernos adentro. Preguntar y esperar la respuesta, abrir los ojos y ver las señales, pensar y encontrar la solución que llega seguro cargada de que está diseñado a nuestra medida.
         Yo lo creo así y esa fe me salva muchas veces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario