Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 27 de enero de 2014

PREPARAR PARA LOS GOLPES



         He escuchado muchas veces que somos “víctimas de víctimas” lo que de algún modo disculpa la responsabilidad que cada uno llevamos implícita en nuestros errores.
 Muchas veces, nos comportamos repitiendo esquemas que hemos observado mientras crecíamos o que hemos sufrido durante nuestra infancia. Y es curioso cómo, en muchas ocasiones, tendemos a tomarlos como referencia de nuestra propia conducta. Es como si lo que tanto rechazamos cuando no podíamos contradecirlo, ahora lo hubiésemos puesto como modelo de comportamiento seguro.
He tenido un intercambio de opiniones al respecto con una amiga. El tema central era la permisividad con los hijos, que centramos en el terreno de realizar tareas en la casa. Efectivamente el hogar es un proyecto común de vida y en él hemos de participar todos. Sin embargo, de eso nunca hago un drama. Ni me siento esclavizada, ni asistenta de nadie, ni considero que cuando les llevo un bocadillo al ordenador mientras trabajan o incluso se divierten,  mi posición de devalúa, ni decrece la estima hacia mi rol de madre.
Me gusta facilitar la vida a los demás. Me siento bien. No hace falta llevarlo a extremos, ni tampoco poner el énfasis en algo que me provoca un delicioso placer por tenerles en casa un día de vez en cuando.
Ella me hablaba de prepararles para la vida, de evitar que les lleguen golpes, de saber resolver dificultades, de entrenarles para los golpes. A mi todo eso me suena a error. Nadie puede vivir por otros las experiencias que nos quedan, ni tampoco podemos conseguir que reaccionen como lo haríamos nosotros que creemos tener las lecciones aprendidas. Las nuestras.
 Todo el mundo aprende, preparados o no. ¿Se puede preparar para sufrir lo que nos quede?. Sí, pero yo respondería de otra forma. No puedo acomodar las situaciones a mi gusto para que no hagan daño a mis hijos, ni tampoco decirles cómo tienen que actuar, a no ser como opinión, porque ellos tomarán sus propias decisiones y se tendrán, necesariamente, que equivocar solos.
Lo que sin embargo creo que podemos hacer, es tejer un colchón de afecto que les de seguridad en ellos mimos y en el amor que les tenemos.
Me hablaba también de que ella no sabía expresar los sentimientos y que eso creía que con los hijos la favorecía porque tenía que hacerles fuertes. La fortaleza no está en la aspereza, sino en la capacidad de conocerse a fondo, de saber que todo es resolvible con voluntad y fe en uno mismo, pero sobre todo en estar absolutamente seguro de que hay alguien que nos ama siempre dispuesto a echarnos un cable después de vivida la vida con la libertad absoluta que cada ser humano merece.
Me siento bien llevando la bandeja con sándwich y cositas dulces hasta la habitación de los que siempre serán mis pequeños. Eso no va a evitarles dolores, ni sufrimientos, ni angustia ni malestares pero les proporcionarán un rato de ternura y sensaciones agradables a las que siempre podrán volver para resistir la vida.

2 comentarios:

  1. Me gusta tu reflexión. Precisamente hace muy poco tiempo he participado de una conversación similar. En ella llegamos a la conclusión que dar y recibir es el modo en que aprendemos a manejarnos en la vida. Porque al fin eso somos un cuerpo y un alma que da y recibe y además necesitamos que sea así. El equilibrio parte de ahí.
    Quizás complete nuestra visión de la vida saber que no sólo damos sino que también recibimos.Los niños se sienten bien cuando reciben e inmensamente felices cuando dan. Por eso es bueno también que sepan cuándo es el momento de recibir y cuándo el de dar. Y cada uno quizás en la aceptación de su rol mas no en la identidicación.
    Cuando un niño, tiene uno de esos detalles con sus padres o con sus amigos, está jugando a dar aprendiendo a entregar todo aquello que recibió. Es saludable todo depende del carácter que demos a nuestra dadivosa acción, si es de sumisión, la cosa no va bien. En cambio si es un corazón razonable y no la creencia o el rol quien dirige, todo se transforma en un viaje de ida y vuelta, autopista de energía compartida.
    Besitosssss y gracias por todo lo que nos das a diario.

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  2. Xara, me ha encantado tu reflexión sobre el "dar y el recibir". Si entendiésemos este flujo necesario y generoso, todo sería sencillo.
    Un beso muy tierno y cariñoso por estar siempre con esa inteligencia emocional tan delicada!

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