Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 17 de febrero de 2014

COMPRENDER LA DIFERENCIA I


         Las mujeres nos preguntamos por qué los hombres no nos comprenden si en realidad somos tan sencillas y transparentes a la hora de saber cómo somos.
Nos empeñamos en que adivinen nuestros gustos y deseos y cuando su respuesta, que debe apoyarse en los resultados de una bola de cristal, no coincide con lo que ansiamos; solemos creer, con demasiada facilidad, que no nos quieren como deberían por ello.
A esto, la psicóloga chilena Pilar Sordo, lo ha llamado “el pensamiento mágico”. Las mujeres, educacionalmente, lo hemos creado y alimentado desde la infancia.
Pensemos en los cuentos que repetían nuestras madres, como la más dulce de las pócimas, para conciliar nuestro sueño en la noche. Blancanieves, la  Cenicienta y tantos otros en los cuales era un príncipe maravillosamente bello y bondadoso quien lograba despertarlas del sueño o encontrar el zapato de su medida, hechos a partir de los cuales les cambiaba la vida absolutamente. A partir de ahí, se instaló en nuestra mente el pensamiento mágico, que usamos de forma continua.
Resulta, de este modo, que todas queremos al mismo hombre y, como consecuencia, el que nos ha tocado en suerte es un premio de consolación porque nuestro príncipe, el de todas, le ha tocado a otra o está errante.  
El camino para superar esta externalización de las emociones, por medio de la cual “todo” lo que nos sucede nos llega de fuera y así lo interpretamos ( “nos” hizo felices, “nos” hizo desgraciadas…) es hacernos responsables de nuestra parte en el juego. Vernos capaces de “producir”, de “generar” nuestros propios procesos emocionales y descargar esta especie de lastre culpabilizador, que lanzamos fuera, realimentando el victimismo para convertirlo en una actitud positiva a nuestro favor.
Comprender las diferencias que nos separan  a hombres y mujeres, y tratar de resolver lo que nos distancia a consecuencia de ellas, es nuestro reto, el de ambos géneros.
Dedicaremos otras entradas a lo que les sucede  a ellos . Evidentemente, también deben aprender otras herramientas conductuales que les permitan considerarnos como un proceso de conquista permanente y no como objetivos cumplidos.

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