Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 12 de mayo de 2014

CUANDO TE HACE FALTA...



         Uno no sabe hasta qué punto puede buscar cobijo cuando se siente perdido. De qué forma empieza entonces a creer en lo que sea con tal de recuperar la confianza en algo, de saberse protegido, de encontrar un punto de apoyo.
         A veces, nos descoloca la noticia de que una persona, que consideramos inteligente, equilibrada y sensata, se adhiera a una u otra forma de pensar, a una religión desconocida o abrace una u otra ideología extraña.
         En ocasiones, cualquier bastón sirve. Y comenzamos a aceptar oraciones, pócimas, ritos o plegarias que nos permitan tener un trato de favor en el más allá,  al que aunque no creamos, apelamos.
         Cuando te hace falta, todo te viene bien. Un abrazo, un apretón de manos, una promesa…hasta una falacia puede convertirse en un regalo. El caso es pasar el trago amargo, la soledad molesta, el peso de la pena o el sufrimiento de la culpa. El caso, también, es tener un sostén que nos acoja, un viento que nos recorra con aire fresco y que haga emerger, como una semilla brotando, una pizca de esperanza.
         Hay que creer en algo, no hay más remedio. Hay que proyectar la ilusión y el entusiasmo a una distancia prudencial, ni tan cerca que nos agobie el no gozarla con rapidez, ni tan lejos que se esfume entre sueños no cumplidos.
         La verdad es que cuando uno necesita un punto de inflexión no basta con buscarlo, debemos estar abiertos a lo que con seguridad, después de creer que lo que queda por venir traerá lo que necesitamos, llegará.
         A mí, me basta comenzar por una palabra amable, por una sonrisa sincera o por una mirada abierta y clara. El resto del día se dibuja entonces de otra forma y, yo misma, agradezco que estos regalos lleguen a mí después de desear que todo me vaya mejor.

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