Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 15 de agosto de 2014

LA COMPARACIÓN FUENTE DE INFIDELIDAD



Un samurai, conocido por todos por su nobleza y honestidad, fue a visitar a un monje zen en busca de consejos, No obstante, en cuanto entró en el templo donde el maestro rezaba, se sintió inferior, y concluyó que a pesar de haber pasado toda su vida luchando por la justicia y la paz, no se había ni tan siquiera acercado al estado de gracia del hombre que tenía frente a él.
-¿Por qué me estoy sintiendo tan inferior? – le preguntó, no bien el monje hubo acabado de rezar. – Ya me enfrenté muchas veces con la muerte, defendí a los más débiles, sé que no tengo nada de qué avergonzarme. Sin embargo, al verlo meditando, he sentido que mi vida no tenía la menor importancia.
-Espera. En cuanto haya atendido a todos los que me han buscado hoy, te daré la respuesta.
Durante todo el día el samurai se quedó sentado en el jardín del templo, viendo como las personas entraban y salían en busca de consejos. Vio como el monje atendía a todos con la misma paciencia y la misma sonrisa luminosa en su rostro. Pero su estado de ánimo iba de mal en peor, pues había nacido para actuar, no para esperar. Por la noche, cuando ya todos habían partido, insistió:
-¿Ahora podrá usted enseñarme?
El maestro lo invitó a entrar y lo llevó hasta su habitación. La luna llena brillaba en el cielo y todo el ambiente respiraba una profunda tranquilidad.
-¿Ves esta luna, qué bonita es? Ella cruzará todo el firmamento y mañana el sol volverá a brillar. Solo que la luz del sol es mucho más fuerte y consigue mostrar los detalles del paisaje que tenemos a nuestra frente; árboles, montañas, nubes. He contemplado a los dos durante años, y nunca escuché a la luna decir “¿Por qué no tengo el mismo brillo que el sol? ¿es que quizás soy inferior a él?”
-Claro que no, -respondió el samurai,- la luna y el sol son dos cosas diferentes, y cada uno tiene su propia belleza. No podemos comparar a los dos.
-Entonces, ya sabes la respuesta. Somos dos personas diferentes, cada cual luchando a su manera por aquello que cree, y haciendo lo posible para tornar a este mundo mejor; el resto son solo apariencias.

 Es parte de nuestra naturaleza el pensamiento, y es el pensamiento el origen del dolor siempre que no se tome con la medida acertada. Una faceta de nuestro pensamiento es el compararnos y debemos saber que nosotros somos únicos, somos diferentes a otros y tenemos cualidades diferentes. Tenemos que aprender a valorar nuestras cualidades para así aumentar nuestra autoestima, solo queriéndonos a nosotros mismo seremos capaces de querer a los demás. Y si nos comparamos, siempre encontraremos cosas que mejorar, defectos que eliminar, seremos más competitivos y en definitiva, más infelices.

2 comentarios:

  1. Mi querida amiga:

    Me indetifico con el samurai de tu historia y siempre encuentro la misma respuesta. Los seres humanos somos iguales pero diferentes.

    Un abrazo cariñoso.

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  2. Gracias, si es cierto...nadie, absolutamente nadie somos iguales por eso las críticas son tan absurdas. En realidad no cocnocemos nada de lo que pasa en el interior del otro.
    Otro abrazo para ti*

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