Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 16 de septiembre de 2014

EL RUIDO DEL VACIO



             El vacío tiene ruido. Está lleno de silencio sonoro. Repleto de multitud de ambiguas posibilidades que se disipan en la nada. Atestado de durmientes secretos que esperan ser revelados.
          El vacío, si está dentro de uno está repleto de ego, lleno de ombligos que se miran a sí mismos y rebosante de narcisismo enlatado en el corazón. Así se desprende de este texto que comparto.

 

                     Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.

                      Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.

                     Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace".
 
                  La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero.
 Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo.


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