Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 6 de septiembre de 2014

TODO PASA FACTURA


El pasado puede hacernos perder la calma, incluso la perspectiva. Desenterrar viejos dolores, equivocaciones frecuentes o errores sin resolver nos empuja sin remedio a la desesperación de lo que no tiene solución. No queda más que aprender y cambiar el rumbo de nuestro destino en base a una forma nueva de ver las cosas.

Se aprende rápido perdiendo. Se asimila aún más cuando lo que se pierde entra dentro del ámbito de los sentimientos, de los afectos íntimos, de lo que se ama o lo que se odia. Sin embrago, uno vuelve a cometer estupideces porque no sabe que cuando lo hace nada es igual.  Caer dos veces en la misma piedra es imposible porque ni la piedra es idéntica ni se cae de la misma forma.

Aprendemos a caer sin darnos el mismo golpe. Nos acostumbramos a reconocer el dolor y hacerle amigo, nos volvemos, cada vez, un poco más invulnerables a los efectos de cada prueba.

La vida pasa factura. Perdemos la inocencia, la credibilidad ciega en el buen hacer de los demás y poco a poco nos quedamos solo con nosotros mismos; importándonos menos lo que otra gente piense, valorando más lo que supone cada paso que damos para nuestro templo interior y acaso para los que amamos y nos aman. A esos sí les importa nuestro sufrimiento porque lo hacen suyo en el momento que lo conocen.

Todo se resuelve con compensaciones. Siempre hay una moneda de cambio en lo que damos y en lo que recibimos. Solamente hay que saber valorar, ser justos y ecuánimes cuando extendemos la mano o cuando encojemos el corazón.

Lo único que llevamos siempre puesto son los efectos del amor en el alma. Los besos que dimos y nos fueron devueltos, las sonrisas que compartimos y que tan dulces nos dejaron, la emoción de una mirada o el simple roce de la piel de la persona que amas, recreando un suspiro. En definitiva, lo que vivimos, la experiencia, la acción porque para eso hemos venido aquí y solo eso nos llevaremos.

La factura no importa. Lo que importa es el trabajo bien hecho, el disfrute del camino y el goce de seguir en él.

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