Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 15 de marzo de 2014

ESTAMOS CONECTADOS



Demasiadas veces, nos creemos únicos, exclusivos, especiales y por encima del resto.
 Demasiadas veces, tratamos de que el mundo gire sobre nosotros y con él, los demás también deben hacerlo.
Demasiadas veces, nuestra verdad es la única posible, la auténtica y la definitiva.
Demasiadas veces, nos miramos al espejo y no nos reconocemos porque de tanto mirarnos la imagen se ha distorsionado sin darnos cuenta.
Todos, todo…está conectado, queramos o no. Nuestras acciones nunca nos implican a nosotros solos, nuestros pensamientos son también sobre los demás, nuestras emociones incluyen al resto que se ha cruzado en nuestro camino. Por eso, debemos intentar que nuestra vida impregne a las otras como el viento lleva la semilla de este pasaje.

“…En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, porque ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.

- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga".

      Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos…”

viernes, 14 de marzo de 2014

MEDITACIÓN DE LA FELICIDAD



 "...En este momento...o en otro...cuando puedas serenarte...cuando estés a solas contigo..."
 

En este momento,
decido ser feliz.
Por ello olvido mis dependencias,
apegos, condicionamientos
y aquellas rutinas que me hacen daño
o con las que ocasiono daño a otros.

Porque en este momento decido ser feliz,
desecho mis trampas de perfección, de verdad, de seguridad,
y aquellas que me invento
para huir de mi condición humana,
por las que sufro o con las que ocasiono sufrimiento a otros.

Porque en este momento decido ser feliz,
abandono aquellos cuentos del pasado
sobre cómo debieron ser las cosas, sobre lo que pude ser
o sobre cómo debieron ser conmigo.
Abandono las interpretaciones de antiguos hechos
que traen desdicha a mi presente o se la traen a otros.

Porque en este momento decido ser feliz,
renuncio a intentar cambiar a otros,
incluyendo a mi seres queridos,
aunque crea que debo cambiarlos por su bien.
Respetaré los sentimientos de quienes me rodeen,
perdonaré sus errores, aceptaré sus singularidades
y aquellas diferencias que los hacen ser lo que son,
rechazando que ellas nublen mi escuchar.

Sobre todo, renuncio a pensar que los demás deben ser como yo.

Porque en este momento decido ser feliz,
acepto mi realidad,
incluyendo la de mi cuerpo.
Perdono mis errores y los de otros.

Porque en este momento decido ser feliz,
acepto ser responsable de mi vida.
Por ello me desprendo, ahora,
de mis sagradas certezas,
de aquellas ideas que me limitan,
y me saco las máscaras
que me ocultan ante mí o ante otros.

En este momento,
decido ser feliz.




jueves, 13 de marzo de 2014

EL AMOR ES UN ESPEJO



Me ha gustado mucho esta reflexión que he leído hace unos días y hoy quiero compartir con vosotros.
De la estrofa de Rumi me quedo con el verso que dice…”Toda una vida sin amor no cuenta”…efectivamente pienso lo mismo. ¿De qué podemos pedirnos cuentas en realidad al final de la vida?...a mí no se me ocurre nada más que del amor que hemos dado o del que dejamos de dar, del que hemos permitido, del que hemos facilitado, del que hemos construido, del que hemos inventado.
De la reflexión de Alfonso Colodrón, me quedo con la idea primera que he elegido en este fragmento: ……”Nunca me dijeron que eligiese como pareja a una persona que me gustase, o merecedora de mi amor, sino a una persona que me quisiera”…es cierto, parece que nosotros no contamos. Que nos quieran los demás parece suficiente pero ¿y lo que queremos nosotros?, ¿no debe ser un espejo el amor?. Solamente en la reciprocidad se mantiene la luz en la que brilla. La sombra llega cuando uno de las orillas nunca ha estado en su lugar. De estarlo, la sincronicidad se produce sin dilación.
Os dejo con esta lectura tan sugerente.

Amar o ser amado?
El amor es un árbol, los amantes, su sombra.
Toda una vida sin amor no cuenta.
El amor es el agua de la vida.
¡Bébela con el corazón y con el alma!
(Rumi)


…”Nunca me dijeron que eligiese como pareja a una persona que me gustase, o merecedora de mi amor, sino a una persona que me quisiera. ¡Y cuántas veces solo quisieron mi imagen o la proyección que tenían de mí! ¡En cuántas ocasiones creí ser querido simplemente porque había un espacio de desarrollo, justicia y admiración! Faltó la entrega, la motivación, la aceptación y el compromiso. Me enseñaron a sacrificarme por los demás –cultura cristiana de los años cincuenta-, pero no a guiarme por mi intuición, para entregarme a lo más elevado y trascendente, a eso que podría llamarse alma, para acceder al amor universal por todo lo vivo y todo lo auténtico.
En toda terapia, sobre todo si es de pareja, es absolutamente imprescindible liberarse de los patrones inconscientes y repetitivos, que nos hipotecaron en la niñez, cuando teníamos que amar en todo momento a padre y madre, hermanos, profesores, amigos, nuestro pueblo o ciudad, el equipo de fútbol preferido, a la patria, a la Virgen, a los santos y a Dios... Y el amor es fundamentalmente elección en libertad de amar lo verdadero y valioso decidiendo cuándo y cómo. Y cuando se practica de este modo es entonces posible llegar desde la soledad a la compañía elegida, a la fluidez y la fuerza, a la admiración recíproca, la igualdad y el apoyo mutuo... Al encuentro sensual de dos cuerpos que se hacen de espejo.”…
Alfonso Colodrón
Terapeuta Gestáltico y Consultor Transperson

miércoles, 12 de marzo de 2014

LA INVASIÓN DE LA ESTUPIDEZ



         Es complicado mirar hacia atrás porque a veces uno se ve tremendamente estúpido; se encuentra formando parte de otro ser, no se reconoce y se descubre, en medio de los recuerdos, actuando de una forma que nunca le ha sido propia.
         Creo que todo tiene una razón y por mucha tontería que creamos haber tenido entonces, seguramente, es el mejor camino que creímos haber encontrado porque de otro modo no lo hubiésemos transitado.
         El peor de los males es creer en toda la gente; o tal vez sea  lo mejor a pesar de todo, porque aunque la inocencia pasa facturas muy altas siempre rezuma un elixir cercano a la ternura que es una verdadera pena tener que perder.
         No comprendo el engaño traicionero hecho de forma consciente. No puedo pensar en que hay gente que diseña planes, traza laberintos  para llegar a una meta a costa de lo que sea. Tampoco entiendo la mentira que esconde siempre lo que puede perjudicarte para alcanzar un fin o lograr que otros vean de ti una imagen, que de otro modo nunca tendrías.
         Posiblemente sea ingenuo pensar que parte de la gente que conoces no se presenta con recovecos, ni con terceras intenciones, ni con la sangre fría de manipular sentimientos en pro de sus fines.
 Posiblemente parezca infantil confiar en los demás hasta que te demuestren lo contrario. Tal vez, solo a base de desengaños podamos entender que la vida se complica cuando vas creciendo porque ese candor infantil debe dejar paso a la cautela, al saber esperar antes de hacernos una imagen de alguien o de algo, a saber esquivar los golpes o a enfrentarlos si no hay más remedio.
         Uno llega a la convicción de que crecer lleva consigo muchas desventajas, a pesar de no verlas cuando somos pequeños y creamos entonces que avanzar en la edad es lo único que nos hace pensar que llegaremos al edén que tanto ansiamos. Luego, con el tiempo, añoras esa forma simple de ver la vida, ese ir y venir de las emociones puras y sobre todo, esa ilusión sin condiciones que todo te provocaba.
         Afortunadamente, algo del alma de niño queda siempre en el interior. A esa apelo cuando vuelvo la vista atrás y observo mis errores porque entonces entiendo que forman parte del juego de la vida y del aprendizaje de sus reglas. Aún así, mi rebeldía siempre tiende a saltárselas porque en definitiva hago de ello una nueva travesura en la que no pierdo el entusiasmo.

lunes, 10 de marzo de 2014

LA SINRAZÓN DEL MALESTAR



Hay veces que sin saber por qué uno está mal. Es como si el universo te devorase sin remedio y solamente pudieses ver como la alegría se derrumba bajo tus pies.
Sin conocer la razón o tal vez rozándola, de pronto sientes un vacío inmenso en el estómago y un peso en el corazón. Posiblemente, nuestro sexto sentido capte lo que flota en el ambiente a nuestro alrededor y los pequeños detalles se hagan gigantes cuando los vemos con las gafas equivocadas o tal vez, las esperanzas sostenidas se dejen caer por su peso de vez en cuando; como perdidas en el fondo de un cajón desordenado.
Lo peor de todo es reconocer que nuestra pena no tiene sentido y saber que el verdadero dolor es el que toma a otros como protagonistas. Las pérdidas irremediables, los accidentes, los desmanes y las maldades intencionadas cobran victimas con nombres y apellidos y uno reconoce que esa es la verdadera desgracia. Sin embargo, aun sintiéndonos injustos por dejarnos arrastrar por la sinrazón de un malestar sin calificativo, no podemos evitar la tristeza.
Será que son convenientes los contrastes. Será que sin negro no habría blanco, sin sombras no existiría rastro de luz, sin la nada nunca habría todo y sin ti no existiría mi yo. Será que la pena da paso a la alegría, sin la cual ésta no sería sostenible, será que podemos ver sin mirar y oír sin escuchar. Será que llega la primavera y ella no está.
Será que otra vez mi alma quiere sacudirse la soledad y en la noche fría del invierno que se va, llora aún la pena de estar… sin estar.