Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 15 de noviembre de 2014

LA AYUDA DE LA MENTE



A veces, cuando estamos inmersos en un proceso de vida desbordante, seguimos la creación de los edificios de nuestra propia mente. Uno se hace una idea de lo que vive, de lo que goza o sufre; de las personas que están en contacto con nosotros en ese momento y del mapa del entorno emocional que nos asiste… y todo se coloca según nuestra idea previa.

Incluso podría decir que la idea no es ni siquiera previa. No es anterior a lo que nos sucede…es como si la realidad fuese abriéndose camino a nuestro paso. Algo así como un paisaje que empieza a dibujarse mientras sostenemos el carboncillo en la mano. No está antes entrar en él, sino que se eleva mientras transitamos a través de él mismo.

Posiblemente la realidad la viésemos siempre. Tal vez hemos querido cambiar la ruta de navegación de lo que estaba previsto que sucediese y lo más seguro, es que lo hayamos logrado. Pero con el tiempo nos damos cuenta de que los árboles que creímos a los lados de la carretera no estaban ahí. Nos damos cuenta de que el cielo tiene otro color y hasta la brisa nos roza de otra forma.

El escenario se transforma. Nosotros con él. Entonces todo el conjunto es otro y debemos estar preparados para cambiar la forma de mirar.

La forma de ver se organiza con el deseo. Las ganas de encontrarnos con lo que necesitamos nos orientan a creer que ya está con nosotros. A veces es como un juego de magia. Podemos estar transformando la realidad sin saberlo, a base de deseo, por medio de la creencia y la fe.

Otras veces, ese deseo crea una experiencia única que solo vive en nuestra cabeza pero que nos sirve mientras dura. No es poco.

Ver, mirar, sentir y experimentar nos lleva sin duda a descubrir lo que la mente nos ayuda. Ella siempre está a nuestro favor y sea como sea quiere impedir el sufrimiento del alma. Incluso cuando nos tiende una trampa.

Eso es lo que hemos ganado con el maravilloso despliegue de nuestra inteligencia múltiple.

viernes, 14 de noviembre de 2014

UN LIBRO ESPECIAL...



 Hoy os dejo la recomendación de un breve libro muy especial. Espero que sea deliciosa su lectura...

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   EL MAESTRO DE LAS COMETAS
 
El Maestro de las Cometas es una novela corta ambientada en el Tibet de principios del siglo XX, cuyo protagonista es un muchacho de corazón puro y cuya temática aborda el deseo por ver cumplidos los sueños que aguardan en lo más profundo del corazón.

Un libro de motivación dirigido a aquellas personas que desean transformar su vida en profundidad y orientarla a la realización personal y al sentido de propósito.

Esta conmovedora historia está dedicada a las personas que se atreven a albergar en su corazón un gran sueño y que viven para hacerlo realidad en la confianza que su entusiasmo lo manifestará del modo más perfecto.

El libro que ha motivado e inspirado a miles de personas a atreverse a vivir por un sueño.

Extracto: "... Los sueños al crecer hacen crecer, a su vez, al soñador. Éste piensa que es él quien elabora el sueño sin darse cuenta que es el propio sueño lo que le convierte en una persona más valiosa. Y aunque es bien cierto que a veces se siembra en un campo y se recoge en otro distinto, la cosecha siempre supera con creces cualquier expectativa..."

miércoles, 12 de noviembre de 2014

EL ARTE DE ENVEJECER



Nadie queremos ser viejos. Esta palabra nos acerca a conceptos que  hemos asociado a “término”, “final”, “lentitud”, “olvido”, “enfermedad”, “discapacidad” y lo que casi es peor que todo, “soledad”.

No nos enseñan a envejecer tampoco. Todo lo que de verdad es interesante en la vida, nadie se ocupa de transmitirlo o de trabajarlo para que la siembra fructifique más tarde.

Que pasen los años es un proceso normal. Que transcurran aportando angustia y temor, no. Si algo tiene de bueno el paso del tiempo es que debe hacernos más capaces para comprender, para asimilar, para asumir, para aceptar, para amar, para ayudar y para dirigir la vida, en definitiva, hacia un estado de paz cada vez mayor y mejor.
 
Con el tiempo nos debe ir importando menos lo insignificante y esto es casi todo. Los sucesos no pueden tener el poder de dirigirnos; es la actitud ante ellos lo que nos define y condiciona.
En realidad cuesta mucho aprender una verdad muy simple: hay muy pocas cosas importantes en la vida…muy pocas, pero cuando lo comenzamos a entender casi estamos despidiéndonos. 

Si fuésemos todo lo listos que nos creemos, nos habríamos dado cuenta ya de que la mayoría de los problemas no lo son y de que todo pasa y todo se arregla; y si no lo hacemos nosotros, la propia vida decidirá.

Lo que en un momento determinado nos engulle, más tarde puede darnos risa. Lo que en un punto de nuestra vida parece terminar con nosotros, después puede ser un camino de luz que alumbre nuestras tinieblas.

Sigo pensando que nada pasa por que sí. Ni nadie entra en la vida de nadie sin ningún motivo. Ni tampoco nosotros pasamos a formar parte del paisaje de los que nos conocen sin ninguna razón.

O aprendemos nosotros o son otros los que tienen que aprender de nosotros o con nuestro paso. Pero nada sucede en balde.

Es tiempo de acelerar el aprendizaje y de no esperar a la vejez para darnos cuenta de el paso por la existencia es muy corto, por largo que sea, pero también suficiente para disfrutar y gozar de esta maravillosa experiencia sin rendirnos ante lo banal...y recordemos que casi todo lo es.

LO QUE SOMOS, DONDE ESTAMOS...



No somos víctimas de otros,
ni de las situaciones de la vida que nos toca atravesar.
Somos solo personajes
interactuando y representando
los dramas de la vida que nos son posibles
según el estadío que hemos alcanzado.
Somos seres humanos iguales
actuando papeles pasajeros distintos:
unos ejercen como reyes,
con su megalomanía y sus tretas;
otros como cortesanos
mediando y mostrando muy inclinada su cabeza
ante sus mayores en la jerarquía de los dramas
y muy erguida e insolente
ante sus "inferiores";
otros actuando como peones,
paupérrimos, degradados
y abnegados en proveer recursos y servicios
para todos los que los sojuzgan y los oprimen;
y en todos los escalafones de esa vida social tormentosa y competitiva
hay también actores viviendo sus dramas
con un ánimo constructivo, sincero, respetuoso, autónomo.

Todo lo que experimentamos
en las relaciones con otros seres humanos
tiene un propósito y unas causas previas.

Actuamos con sabiduría
cuando nos disponemos a la comprensión y compasión
sobre las inevitables y limitadas actitudes,
nuestras y de los otros,
cuando hicimos cada acto de nuestras vidas.

Todo lo que interpretamos como destructivo o negativo
que ocurrió en nuestro pasado muerto ya
son eventos que no podemos cambiar
-y tampoco a las seres humanos
protagonistas de esas historias que compartimos,
algunas veces escabrosas, algunas apabullantes.

Cuando aceptamos esas circunstancias,
podemos liberarlas y liberarnos de sus efectos abrumadores.
Cuando decidimos conservarlas y hacerles altares
de veneración y valoración por el dolor que les atribuimos
y que seguimos manteniendo vigente,
nos sometemos a un auto-castigo
y dedicamos la energía de nuestro presente
a la autocompasión y al resentimiento,
los frutos de amargura que consumimos y que nos consumen.

Cada uno de nosotros actúa en cada momento
según nuestra personalidad y nuestras creencias,
que nos llevan a elegir una opción de comportamiento
en nuestras relaciones con los otros y con el entorno
que probablemente en muchas ocasiones
no sea grata para nuestros coparticipantes
y puede convertirse,
para ellos o para nosotros,
en un gran conflicto
y en una gran “des-ilusión”,
representados en enfermedades distintas
que conformamos como reacción,
por la carga de pesadumbre y dolor
con que las interpretamos, las rotulamos y las asumimos.
Podemos conformar una mentalidad
que descubra la inutilidad de mantener latentes
nuestros sufrimientos
para lograr alcanzar un instante feliz
en que decidamos soltarlas
y acojamos la sanación como solución.


Hugo Betancur.