Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 1 de junio de 2015

CADA UNO CONSTRUYE SUS PROPIAS CRISIS



Un hombre vivía en la orilla de un camino y vendía perros calientes. El no tenia radio, ni televisión, ni leía los Periódicos, pero hacia y vendía buenos perros calientes.

          El se preocupaba por la divulgación de su negocio y colocaba carteles de propaganda por el camino, ofrecía su producto en voz alta y el pueblo le compraba.

            Las ventas fueron aumentando cada vez más, el compraba el mejor pan y la mejor salchicha. También fue necesario comprar un carrito más grande, para atender a la creciente clientela y el negocio prosperaba.
Su perro caliente era el mejor de la región.

              Venciendo su situación económica inicial, el pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar Economía en la mejor Universidad del país.

              Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y noto que el papá continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con el... ¿Papa, usted no escucha la radio? ¿Usted no ve la televisión? ¿Usted no lee los periódicos? Hay una gran crisis en el mundo!!! Y la situación de nuestro país es critica!!!

           Todo está grave y el país va a quebrar... después de escuchar las consideraciones de su hijo estudiado, el padre pensó... bien, si mi hijo Economista, lee periódicos, ve televisión, entonces solo puede tener la razón... y con miedo de la crisis, el viejo busco el pan más barato (mas malo) y comenzó a comprar la salchicha más barata (la peor) y para economizar dejo de hacer sus carteles de propaganda.

            Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en voz alta, ni atendía con entusiasmo a sus clientes.

           Tomadas todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables y el negocio de perros calientes del viejo que antes generaba recursos para que el hijo estudiara Economía, finalmente quebró.

          Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo: hijo, tenias razón, estamos en el medio de una gran crisis y le comento orgullosamente a sus amigos: bendita la hora en que envíe a mi hijo a estudiar Economía, el me aviso de la crisis...




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