Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 30 de junio de 2015

MAREA ALTA



Lo más estresante de la vida son los altibajos. La incertidumbre de saber lo que queremos y conocer lo que perdemos, darnos cuenta de lo que ganamos y extraer la factura que nos pasa la vida por coquetear con ella.

         Cuando la marea está alta podemos activar la alerta. Lo vemos venir, nos custodiamos tras las barreras de la voluntad y el raciocinio. Nos quedamos quietos hasta que las aguas se calman y volvemos a la lucha cuando no hay peligro.

         Hay que temer al agua mansa. A la corriente lenta que parece seguir siempre el mismo camino. A las sonrisas entre dientes, a los comentarios doblados, a la mano tibia y a esa especie de palmada en la espalda que nos clava el cuchillo.

         Se dice “ Del agua mansa líbrame  Dios, que de la brava me libro yo”.

 En definitiva ver venir la tormenta siempre ayuda. Da tiempo a resguardarnos y a protegernos. Incluso podemos beneficiarnos de la lluvia en torrente que refresca de vez en cuando.

Las personas suaves, las que tienen piel de cordero, las que parecen dispuestas siempre a favor de los demás pueden ocultar un volcán a punto de estallar que suele hacerlo en cualquier momento.
Me gusta la claridad. Ser directos aunque discretos. Respetar la sensibilidad del otro y dejarle campo para la defensa.

Posiblemente estemos en un momento histórico donde nos han devorado las mentiras, los embustes y los trapicheos. Estamos hartos de merendar lo mismo. Aire vacío sin sabor a nada.

Cada vez tengo más clara la necesidad de decir lo que siento, de actuar de consonancia y de responder con la única moneda que da libertad: la verdad.

Se acabó el tiempo de la disculpa fácil y el perdón ligero. Se acabó el caramelo que sustituye a la tarta que otros se han comido. Se acabaron las ganas de permitir y la tibieza de aguantar.
Estamos en un tiempo nuevo.

Me gustaría que cuando nuestros nietos cuenten esta parte de la historia a sus hijos, sientan el orgullo de tener unos antepasados cercanos que se plantaron frente al engaño.

Habrá que dejar pasar tiempo, tal vez, hasta que todo vuelva a oler bien de nuevo. Pero así es la historia. Etapas, ciclos y periodos que se suceden como suma de contrarios.

La propia vida funciona de igual manera.

Estamos frente a la marea alta. Al menos podemos tomar medidas para no ahogarnos.

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