Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 28 de junio de 2015

VIAJE A ÍTACA



Domingo anterior

.- ¡Marco, Marco!...
.-¡Owen! ¿estás sólo?¿Ya marchó Nicoleta?
.-¿Nicoleta ha estado aquí?.
.-¿Owen pero qué te pasa?. Tu mismo la dejaste pasar. Tengo que confesarte que me extrañó después de la última vez que la viste.
.-¡Ha sido ella!.
.-No entiendo Owen. ¿Qué ha hecho?.
.-Se ha llevado las claves de acceso a los documentos.
.-Owen, ¿qué claves?.
.-Perdona Marco. No te lo he contado. Ven a la mayor brevedad.  Tengo que  hablar contigo.
.- Bien Owen, volveré rápidamente.
Owen colgó el teléfono lleno de rabia. De nuevo le había engañado. No podía creer que él mismo la hubiese mandado entrar. (…)

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Domingo 28_06_2015

Nicoleta era una mujer menuda y sagaz, llena de una ambición desmedida que rebasaba todo sentimiento noble. Incluso la amistad de Owen se había convertido en un trampolín para sus insanos intereses.

Aquella libreta contenía todos los datos incriminatorios para la red de tráfico de órganos que lideraba el matrimonio Brian. Suponía una suculenta cantidad de dinero en el mercado negro y sabía que estaba en poder de Owen.

La relación de ambos había pasado por muchas etapas. Se conocían desde la universidad y siendo amigos les sorprendió un apasionado romance que Nicoleta habría terminado muy pronto con una descarada traición con su amigo más cercano.

Desde entonces, les unía un cúmulo de intereses académicos en los que ambos participaban. Sin embargo, su relación había dejado de ser idílica para convertirse en una aparente amistad en la que siempre pesaría aquel inmenso dolor que Owen no podía olvidar.

Mientras esperaba a Marco revisó el ordenador. De pronto comprobó que  el sistema no daba acceso a la información.
.-¡No puede ser!. Hay un troyano.! Ha borrado los archivos del sistema!.- Nicoleta había destruido la información del disco duro y se había llevado la copia de seguridad encriptada.

- No conoce la forma de descifrarla.- pensó.- Es un código Cisco elaborado por mí mismo.- Eso le dio una especie de ficticia tranquilidad.

Marco entraba por la puerta ahogado por una respiración entrecortada casi asfixiante.
.- Owen ¿Estás bien?. Se ha estropeado el ascensor.- En la mano traía algo semejante a una carta.- He encontrado esto delante de la puerta. Pone tu nombre.
Owen se acercó precipitadamente a aquel trozo de papel aún sellado.
.- Es de Nicoleta. ¡La muy…! 

.-Tranquilo amigo, ella no puede hacer nada.- Y diciendo esto sacó de una cartera de piel envejecida, un pen driver diminuto y reluciente.

.-¡Marco amigo mío!. ¡Hiciste copia de seguridad! 

.- ¡Por supuesto!, siempre supuse que podría suceder algo parecido.

.-¡Eres un magnífico ayudante Marco!. ¡Estamos salvados!.- Mientras decía esto, Marco alargó aquella extraña carta que llevaba consigo, hasta la mano de Owen. Este la cogió despacio, casi con miedo, y comenzó a desplegar la solapa que encerraba su contenido.

 (…)


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