(Domingo
anterior)
Marco
sostenía en su mano el pequeño pendriver en el que había realizado la copia de
seguridad. Al ser colocado en la camilla su mano se abrió y el diminuto
dispositivo rodó incontroladamente hasta los pies de una mujer que formaba
parte del grupo de gente que se había congregado en torno al accidente.
Nadie
se dio cuenta. Ni siquiera Owen advirtió que se iba con aquella pérdida la
posibilidad de rescatar su libertad.
El
pequeño conector seguía esperando ser recogido mientras la zona se iba
despejando al tiempo que el sonido de la ambulancia llevaba a ambos amigos al
hospital más cercano (…)
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(Domingo
12_07_2015)
La
ambulancia se perdió por la gran vía central de la ciudad. Sus luces y el
sonido penetrante de su sistema de alarma
dejaron clavados los ojos de Liu.
El
pequeño, agarrado a la mano de su madre, alargaba el cuello para ver hasta el
último metro en el que la ambulancia aún podía verse. Su madre dio un tirón breve
y seco al brazo del niño con el que le indicaba la marcha.
Liu
comenzó a caminar tropezando con el dispositivo que Marco acababa de perder. Se agachó con rapidez para recogerlo y
guardarlo en el bolsillo de su pantalón sin decir nada.
Owen
inquieto y preocupado sostenía la mano de Marco mientras los monitores marcaban
una débil actividad cerebral.
.-
Marco!, Marco! Puedes oírme?.- El enfermero le indicó que era mejor no
hablarle.- Owen se retiró levemente mientras dejaba rodar una amarga lágrima a
lo largo de la cara.- No puedes morirte.- pensaba mientras acariciaba su mano
blanquecina.-¡ No puedes dejarme solo!...
Liu
caminaba callado junto a su madre. Era hijo de una bella mujer china que
trabajaba como azafata en congresos y eventos de empresas diversas. Se dirigían
al cumpleaños de un amigo del pequeño en una casa cercana a la de la consulta
del doctor.
El
niño acariciaba aquel pequeño objeto del que no conocía nada. Lo hacía
discretamente, dentro del bolsillo de su pantalón y sin ninguna intención de
decir nada sobre él.
El
timbre de aquel piso sonaba aún más penetrante que el sonido de la ambulancia y
Liu comenzó a fantasear acerca del extraño hallazgo.
Era
un niño solitario y callado. Tenía multitud de amigos imaginarios que le acompañaban
siempre. Su madre trataba de convencerle que aquellos personajes, a los que
solo podía ver él, no existían. Sin embargo, el muchacho seguía empeñado en que
aquellas compañías no le abandonasen.
.-
No quiero ir al cumpleaños de Tomy.- le comentó a su amigo preferido. Pau, sonriendo
dentro de su cabeza, le propuso algo inusual.
.-
No vamos a ir Liu. Cuando tu mamá se marche tenemos que escapar nosotros
también.
.-
¿Y cómo lo haremos?.
.-Déjame
a mí. Yo me las arreglaré. – Mientras tanto llegaban a la puerta de aquella
casa que al pequeño le pareció tan diferente.
Owen
esperaba sentado fuera del quirófano. Su móvil comenzó a sonar sacándole de
aquella angustia infernal que sentía ante la posible pérdida de su mejor amigo.
Miró
la pantalla. Nuevamente aquel número desconocido.
Iracundo
y descentrado resolvió contestar con la intención de resolver, de una vez por
todas, aquel acoso. (…)
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