Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 16 de agosto de 2015

VIAJE A ÍTACA (Relato del domingo)



DOMINGO ANTERIOR

.-¡Mi niño! Responde!...qué te pasa!.- Liu permanecía casi sin respirar. Los ojos cerrados y su cuerpo flácido hicieron que la mujer fuese rápidamente a llamar a un médico.

.-No hay tiempo, dijo otra. Será mejor llamar a una ambulancia.- En ese momento Pau, el amigo imaginario del niño chino, dibujó en su cielo imaginario una enorme V de victoria. Contento y lleno de satisfacción, por aquella hazaña, continuó inmóvil.

No podía ver nada. Los ruidos comenzaron a ser infernales, gritos, sillas, objetos caídos y prisas por todos los lados. Alguien preguntaba por el número de teléfono de su madre. Una voz chillona preguntó a otra mujer.

.- ¿Conoces a la madre de este niño Nicoletta?.- Aquel nombre quedó grabado en la memoria de Liu. Dentro de muy poco tiempo tendría oportunidad de comprobar quien era aquella mujer. (…)

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DOMINGO 16_08_2015

Liu sintió como una de las madres hacía una llamada rápida y nerviosa a emergencias. Todas trataron de reanimarle sin resultados.

Su madre le había enseñado a contener la respiración bajo el agua. Jugaban a competir para ver quien resistía más. Sabía cómo hacerlo pero no era el momento. Lo dejaría para cuando llegase la ambulancia. 

Al poco rato llamaban a la puerta con urgencia. Pasaron dos enfermeros y una mujer. Liu escuchaba con atención las voces de los recién llegados.

.-Tómale la tensión y la temperatura. Yo le auscultaré mientras tanto.- Ese era el momento de no respirar. 

.-Rápido oxígeno. Está a punto de perder la consciencia.- En aquel momento se dispuso un operativo de emergencia en el que resolvieron llevarle al hospital. Una de las mujeres que allí estaban se ofreció para acompañar al pequeño hasta allí.

.-Iré yo. No tengo problemas para acompañarle mientras llaméis a su madre.

.-Nicoleta no te preocupes, puedo hacerlo yo.- Dijo la madre de Tomy. Al fin y al cabo soy la responsable de esta fiesta. Quedaros con los demás y seguid con ella para que el resto de los niños no se asusten.

.-De ninguna manera.-Contestó la otra mujer. Soy amiga de su madre y seguro que le gustará que yo haya asumido esta responsabilidad.

.-Bien, como prefieras.

Liu no conocía aquella mujer que decía ser amiga de su mamá. Aún así no abrió los ojos. Apretaba fuertemente el pen driver con su brazo derecho para notar que aún seguía en su bolsillo.

Sentía movimientos de vaivén hasta que lo acomodaron en una camilla que bajaron con rapidez hasta la ambulancia. 

Alguien preguntaba a la señora que le acompañaba.

.-¿Conoce a la madre de este niño?.- Nicoleta titubeaba al responder. Liu se dio cuenta que era una impostora. No sabía por qué hacía aquello. 

Entreabrió sus ojos para mirarla por la finísima abertura que le dejaban éstos. Rápidamente se acordó de ella. Era la mujer que estaba cerca del señor accidentado haciendo fotos. De repente, aquella señora que estaba sentada muy cerca de él se agachó hasta su oído.

.-Mi pequeño niño. Te vi cogerlo. Es a mí a quién debes dármelo. Recuérdalo cuando te despiertes. Sé que aunque no me puedas oír lo recordarás más tarde. No voy a moverme de tu lado ni un instante.

 Liu comenzó a sentir miedo. Lo que había comenzado como un juego apuntaba a ser más serio. Algo le decía que tenía que guardar bien aquel pequeño juguete.

Cambió el ambiente exterior. La camilla se deslizaba por los largos pasillos rápidamente. Allí estaba él. Sentado en una silla en una esquina de la sala de espera. Aquella mujer ocultó su rostro cuando le vio. El pequeño se dio cuenta de que Nicoleta le conocía.

La camilla se detuvo en un control. Owen miraba al niño y a la mujer que le acompañaba. Sin duda la reconoció. Se levantó acelerando el paso.

.-¡Nicoleta!. ¿Qué haces aquí?.-La mujer viendo la proximidad de Owen salió corriendo buscando las escaleras.

.- ¡Alto! Seguridad. ¡Es ella! Atrapen a esa mujer.-
Lui abrió los ojos y comenzó a toser.

.-¿Quién es este niño?.- Preguntó Owen.

.-No lo sabemos. ¿Usted lo conoce?.- En ese momento, el pequeño comenzó a mover sus ojos al mirarle para que asintiese. 

Owen estaba desconcertado una vez más. No sabía que estaba sucediendo pero la profunda mirada de aquel niño le hacía seguir su instinto para acabar por confirmarlo.

.-Así es. Y a la mujer que ha escapado también.

.-Tendrá que responder a unas preguntas cuando el pequeño esté bien.- En ese momento Lui comenzó a lloriquear.

.- Mamá, mamá…¿dónde estás?...Tío que bien que estás aquí.

.-Si mi querido niño. Mamá vendrá pronto.- Owen se sorprendía a sí mismo diciendo aquellas palabras a un niño desconocido. Sin duda, algo quería decirle aquel pequeño y estaba dispuesto a escucharle. (…)

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