Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 19 de septiembre de 2015

LAS MUJERES Y EL COLOR DE SU FELICIDAD



          Siempre se le ha atribuido el color rosa y por tanto, las mujeres, tal vez de una forma inconsciente, lo hemos relacionado con la infancia, lo dulces, los vestidos, los lazos y hasta las golosinas.

Todo ha pasado entre el rosa y el azul. Nos han contado un cuento con el que no salen las cuentas.

El príncipe azul vendría a salvarnos de la rutina y la soledad para vivir con nosotras, en plena felicidad, dentro de un castillo encantado. Y encantadas nos quedamos esperando.

 Lo que llegaba nada tenía que ver con el protagonista del cuento pero a base de comprender que estaría llamando a otra puerta, nos conformamos con lo que sucedió.

Y ahí empezaron las piezas a no encajar. Queríamos el que estaba vestido de azul y nos empeñábamos en cambiar el color de la ropa del que nos tocó en suerte. 

No pudo nunca ajustarse la realidad a los sueños. Ni lo hace ahora. Lo que sucede es que uno se resigna, poco a poco, a todo.

Posiblemente la palabra resignación suene demasiado estridente. Tal vez, muchos lectores preferirían hablar de aceptación, pero en el fondo es lo mismo. Porque a la frustración que le sigue a la resignación le acompaña la tristeza con la que uno acepta.

Y así vamos pintando la escena de cada día.

También están los que aseguran que todo no es tan blanco ni tan negro. Que hay matices y que en los matices está el tono real.
Quizás sea así pero a mí el gris no me ha gustado nunca. Posiblemente porque prefiero no endulzar lo que amarga y saber en qué terreno piso.

No me gustan las personas que dulcifican una situación que de por si es imposible o gravosa o contraria a nuestro bienestar.

Me encuentro segura con la verdad, aunque sea descarnada y fría. Pero es lo que es. Después me queda todo un inmenso trabajo de asimilación de ella, pero es una tarea digan en la que encuentro bien.

Color de rosa, príncipe azul, verde esperanza…toda una gama de colores con lo que regalarnos ilusiones que nunca llegan a ser ciertas.

Voy a esperar a ver qué color elige la vida para pintar lo que me queda. 

Seguro que de tanto mirarlo me adaptaré a él y como mi cerebro siempre está a mi favor, hasta llegará a gustarme.  

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