Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 5 de octubre de 2015

SI DAÑAS, TE DAÑAS



          El daño que podemos hacer es de muchos colores. Hay daños conscientes y punibles, daños inconscientes y dignos de compasión y daños irremediables a pesar del dolor.

          Lo que no sabemos es que todo daño que hacemos a otro nos lo hacemos a nosotros mismos. Todos somos uno a pesar de que las apariencias nos mantengan tan separados. 

          Desde siempre he pensado que la vida es un boomerang que se lanza y que vuelve. No hay tiempo ni lugar para el regreso pero hay seguridad en que lo hará.

          Temer el daño que vamos a recibir por el ejercido puede preservar la acción dañina pero no siempre se es consciente del dolor que uno causa. Por ello, que sepamos, que en la forma que sea, como sea y cuando sea, la vida nos mostrará el dolor que otros sufrieron por nosotros y lo hará en carne propia.

Tal vez sea bueno tenerlo en cuenta.

Veamos este cuento hindú.


…”Parvati es una de las diosas más amorosa, benevolente y misericordiosa del panteón hindú. Es la consorte de Shiva y se manifiesta como extraordinariamente compasiva. Cierto día, uno de sus hijos, Kartikeya, hirió a una gata con sus uñas. De regreso a casa, corrió hasta su madre para darle un beso. Pero al aproximarse al bello rostro de la diosa, se dio cuenta de que ésta tenía un arañazo en la mejilla.

--Madre -dijo Kartikeya-, hay una herida en tu mejilla. ¿Qué te ha sucedido?

Con sus ojos de noche inmensa y profunda, la amorosa diosa miró a su querido hijo. Era su voz melancólica y dulce cuando explicó:
--Se trata de un arañazo hecho con tus uñas.

--Pero, madre -se apresuró a decir el joven-, yo jamás osaría dañarte en lo más mínimo. No hay ser al que yo ame tanto como a ti, querida madre.

Una refrescante sonrisa de aurora se dibujó en los labios de la diosa.

--Hijo mío -dijo-, ¿acaso has olvidado que esta mañana arañaste a una gata?

--Así fue, madre -repuso Kartikeya.

--Pues, hijo mío, ¿es que no sabes ya que nada existe en este mundo excepto yo? ¿No soy yo misma la creación entera? Al arañar a esa gata, me estabas arañando a mí misma.


Al herir, te hieres. A quienquiera que dañes, te dañas a ti mismo.

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