Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 11 de octubre de 2015

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)





DOMINGO ANTERIOR

…”El timbre de la puerta sonó repetidamente. Swa abrió cuidadosamente esperando encontrar al paciente al otro lado. No era él. Una mujer atractiva y de gesto petulante preguntaba por el doctor con una familiaridad desconcertante. 

.-¿Desea una consulta?.

.-Owen. Quiero ver a Owen.- Swa se inquietó al instante sin saber muy bien por qué. Era una especie de corazonada. Una intuición certera y demoledora que  hizo temblar de miedo todo su cuerpo. (…)
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El ascensor se abrió en este intermedio y apareció un hombre alto de cara adusta y de gesto inquieto. No dijo nada. Se colocó al lado de la mujer e hizo ademán de demostrar su fortaleza. Metió sus manos en los bolsos y comenzó a manipular un objeto dentro de ellos.


.-No tenemos tiempo que perder. Déjenos pasar.- Dijo la mujer un poco más calmada ante la presencia de su amigo.
Swa respondió con una negativa. 

.-El doctor no está en estos momentos.- Sin embargo, un sonido brusco llegó desde el despacho de Owen, junto a sus pisadas inconfundibles alrededor de su mesa.

.-¡Déjenos pasar!.-Increpó el hombre que pareció comenzar a enfadarse.

.-Un momento…- Y diciendo esto Swa intentó cerrar la puerta a la mayor brevedad posible, pero el pie y la mano de aquel hombre empujaron la puerta abriéndola sin remedio.

.-¡Owen, Owen!...Swa intentaba, desesperadamente avisar al doctor de un peligro cuyo alcance no podía conocer en aquellos momentos.

La pareja de desconocidos se adentraron en la clínica hasta llegar a la puerta del despacho del psiquiatra. Entraron sin llamar.
Swa palidecía por momentos suponiendo las oscuras intenciones de ellos. 

.- Abrieron la puerta y se encontraron con un despacho vacío. Buscaron por todos los espacios de aquella amplia habitación sin éxito. Efectivamente el doctor no estaba allí. Le habían oído caminar segundos antes. Era imposible que no se encontrase en aquella estancia.

.- ¡Vamos, aquí no está. Pero no se escapará de nosotros.-Dijo el hombre con un brusco contoneo en el ritmo de su marcha. La mujer le seguía callada. Sin embargo, antes de desaparecer escaleras abajo, se volvió hacia Swa y le entregó algo semejante a un colgante egipcio.

.-Dáselo. Él lo entenderá.

Swa perpleja y asustada no podía salir de su asombro. Owen estaba en la casa cuando ellos llegaron. ¿Cómo habría podido huir? ¿De qué forma se percató de su presencia?¿Por qué era tan peligrosa aquella visita?.

Cerró la puerta angustiada y ansiosa de encontrar una solución a todas estas preguntas. Y comenzó a llamar a gritos al doctor. Las lágrimas rodaban por sus mejillas a borbotones. 

¿Quién era en realidad aquella afable persona que le había despertado tan profundos sentimientos de protección y ayuda?. ¿Se merecía su amor? ¿O acaso era víctima de las circunstancias de un pasado aterrador e inconcluso?.

Pasaron unos instantes donde solo el silencio acompañó su llanto. Se sentó en uno de los cómodos sofás de la sala de reuniones. Metió su cara entre sus manos y continuó llorando amargamente.

Al poco rato, Owen salía de su despacho con el pelo alborotado y con la cara desencajada.

.-¡Owen, amor mío!, amor mío!.-Swa se abalanzó sobre él y se fundió en un abrazo apretado y compasivo en el que pretendía recomponer los pedazos de aquel hombre lleno de misterios. 

Sintió el frío húmedo de las lágrimas del doctor sobre sus mejillas. Una inmensa impotencia acuciaba aún más sus deseos de ayudarle.

.-¿Dónde estabas?. ¡Qué sucede Owen?. No me has contado todo.- El psiquiatra tomó la mano de aquella angelical mujer y le llevó hasta la biblioteca del despacho que ocupaba. Allí desplazó una de sus estanterías y mostró a Swa el escondite que había utilizado.

.-Owen, es el momento de que me cuentes la razón del grave peligro en el que te encuentras; solo así podré ayudarte.- El doctor comenzó a gritar, descontroladamente, golpeando de nuevo su cabeza contra la pared.

Aquella situación comenzaba a convertirse en un peligroso juego de adivinanzas que sumió a Swa en un profundo desconcierto. ¿Sería capaz de seguir a su lado a pesar de todo? (…)

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