Domingo anterior
.-El doctor acaba de salir. No puede atenderle. Pida
cita mañana y le atenderemos con mucho gusto.
.-No, no por favor. No es cita lo que deseo. ¡Owen!
¿Donde está Owen?. – Swa colgó el teléfono y le apagó para evitar de nuevo que
se repitiese aquella llamada.
Mientras tanto allí Owen postrado, resbalado sobre la
pared yacía en un mar de lágrimas… ____________________________________________________
Domingo 29_11_2015
Swa se quedó pensativa y con una extraña sensación de
malestar al colgar el teléfono. Aquella voz al otro lado del auricular no le
era desconocida. Mientras la escuchaba no había podido evitar un súbito pálpito
que no pudo reconocer en aquel instante. Se quedó pensativa y perpleja ante lo
que estaba pensando. ¡No podía ser!. Sin pretenderlo la imagen del padre de su
hijo invadió su mente.
Owen, en la otra parte de la casa reclamaba su atención
con un llanto amargo y destructivo. Rápidamente atraída por este doloroso
reclamo se dirigió a él.
-Owen ¡por dios!,
ayúdame a levantarte. No dejes que el pasado te devore. Vamos amor mío,
levántate.- El doctor se abrazó a Swa y silenció su llanto cambiándole por unas
tristísimas lágrimas que llegaron a mojar el hombro de Swa. Ésta se apresuró a
besarlo tiernamente en un principio. Se tumbaron en el suelo completamente para
demostrarle a aquel hombre que la pasión de su incondicional amor le haría
volver a la vida.
Los besos, inicialmente delicados, se convirtieron en
ardientes e impetuosas caricias que comenzaron a transformar la inmensa pena
del siquiatra en un deseo desenfrenado con el cuál intentaba remediar la
sórdida escena de hacia unos instantes.
Se poseyeron una y otra vez hasta quedar extenuados.
Owen, exhausto y debilitado, miró profundamente a los ojos a Swa.
.-¡Mi bella dama oriental!. Solo tú puedes salvarme de
este calvario que arrastro conmigo.- Ella acarició tiernamente su pelo a la vez
que besaba su frente con suma delicadeza.
.- Debes contarme todo Owen. No podré ayudarte si no sé
a lo que me enfrento.
.-Hay partes de esta historia que no debes saber. Por
tu seguridad mi querida Swa.
.-¡Por favor! Owen. ¿Cómo puedes hablarme de seguridad
cuando estoy dentro de todo ello sin saber
qué es lo que me acecha?.- Owen se quedó en silencio. Parecía que un
nuevo arrebato de los que tanto desconcertaban a la mujer china, iba a
producirse. Inmediatamente, la habilidad que la caracterizaba para dirigir el
carácter del doctor hacia el equilibrio que necesitaba, hizo que cambiase de
rumbo la conversación.- Te acaba de llamar un hombre, Owen. Creo que era
alguien que no quería una consulta, sino hablar contigo.
.-Sería mi amigo Steve. ¡ mi gran amigo Steve!. ¡Me ha
ayudado tanto!.- Swa palideció al escuchar un nombre que solo distaba del
nombre de la persona que la había hecho tanto daño en una “n”.
Y aquella voz…
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