Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 13 de enero de 2016

LAS LECCIONES DE OTROS



Hasta ahora había pensado que cada uno tiene que aprender sus propias lecciones y que éstas no servirían a los demás. Sin embargo, tengo un ejemplo muy cercano cuya forma de ser e instalarse en el mundo me ha enseñado mucho.

He aprendido que hay que saber esperar. Que lo que ha de llegar llegará sin buscarlo y que ni todo vale ni de cualquier forma.
Muchas veces nos aceleramos porque nos sentimos agobiados en una situación y la queremos remediar, suavizar o aliviar buscando otra que nos haga olvidar las penas. Error seguro. Uno tiene que darse tiempo a sí mismo. Tiene que pactar consigo una tregua. Amainar los vientos y enderezar la nave mientras tanto.

Solemos evitar aquello que nos asusta. Muchas veces no sólo lo evitamos, sino que lo escondemos detrás de otras opciones que ni siquiera nos gustan. Todo por no sentirnos perdidos, por no dejar que el dolor fluya.

Cuando uno pasa una mala temporada hay que dejarla pasar con la tranquilidad de que ésta anuncia algo mejor. Con la seguridad de que es lo que nos toca vivir en aquel momento y de que, posiblemente, sea la puerta de un nuevo cielo que ahora ni imaginamos.

Hay que comerse las horas malas. Tragarlas a sorbos pequeños. Dejar que pasen. Mirarlas y despedirnos de ellas.
Nada es para siempre. Todo pasa. Hasta lo bueno.

Cuando pienso que detrás de los miedos están las oportunidades no me explico por qué nos paralizamos sin poder dar un paso. Ese es el primer paso que abre puertas y cierra dolores. 

Avanzar hacia nuestra propia serenidad, hacia la elección de un egoísmo productivo en el que sea lo que nos haga sentir bien, el único criterio para elegir. 

Somos mayores ya para seguir rondando la tontería. Para hacer caso a viejos temores  que ya deberían haberse hecho amigos. Para no disfrutar de lo que nos hace bien. Para no dejar que los sueños aparezcan y se expresen con libertad.

Somos mayores para morder el polvo. Somos mayores para someternos al más fuerte. Somos mayores para no dejar salir, de una vez, al niño que hay en nosotros con todas sus ganas de ser feliz.

Sí, ya va siendo hora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario