A
veces es mucho mejor retirarse. Si no nos gusta la situación, si no termina de
convencernos, si a pesar de querer estar no estamos bien, si sí…pero no.
Una
retirada a tiempo es una victoria, sobre todo si se trata de uno mismo. Podemos
evitarnos muchos sufrimientos, muchos dolores, muchos disgustos. Porque si uno
no está bien, tarde o temprano nuestro nivel de tolerancia interno va a
quejarse; una y otra vez, desoyendo la persistente forma de quedarnos donde no
nos conviene.
Todos
hemos pasado situaciones difíciles en las que la mayor lucha la tenemos con
nosotros mismos. Una lucha sorda y pertinaz. Una batalla hecha de guerrillas,
de emboscadas y asaltos de los que siempre salimos dañados por no hacernos caso
desde un principio.
Somos
incorregibles. Creemos y creemos y volvemos a creer que todo cambiará. Que está
cerca el momento de volver a lo que tanto nos gustó. Que las circunstancias son
las que tienen la culpa y que, por supuesto, estamos a punto de rozar el cielo
que tanto anhelamos.
No
queremos perdernos el premio después de tanta espera y lo único que hacemos es
alargar la agonía.
Siempre
es difícil tomar decisiones y sobre todo sin en ellas va implicada nuestra
felicidad o lo que creemos que se acerca. Damos demasiadas oportunidades al
mismo caos. Impedimos que el destino nos sorprenda con aires frescos que
alivien el alma.
Rendirse
es una forma de abrir puertas. Pareciese que las cerrásemos al hacerlo, pero no
es así. Al contrario. Abrimos los canales de la intuición y conectamos con los
millones de posibilidades que nos esperan.
Retírate
si tienes dudas, aunque sea por un ratito, aunque sea por unos días, por unos
meses o si lo ves mal, por toda la vida que reste.
Si
nos retiramos, al menos, un momento, podremos conocer de verdad en que punto de
satisfacción estamos con lo que nos aprieta.
Es
ya un buen paso para comenzar la retirada, que no la rendición.
¡Feliz
Lunes!
A veces es necesario retirarse de las falsas creencias del yo. Yo puedo con todo, yo me sacrifico por los demás, yo fluyo porque doy todo lo que me piden..., retirarse de los falsos dioses que necesitamos a nuestro lado para "sobrevivir", pero qué pasa si me retiro?... dónde quedo "yo"? ahora la retirada amplía la estancia de nuestra vida; necesitamos un mundo más diáfano , empecemos por apartarnos nosotros. En la retirada se encuentra "el observador". Me ha inspirado tu reflexión..., besillosssss!!!
ResponderEliminarXara ese es el camino, retirarse de uno mismo. coger la baja, apartarnos del camino para volver a buscarnos...desde dentro, a solas y desnudos. Ya saldremos de nuevo con las ideas claras y las manos abiertas...pero sobre todo con el corazón descansado para volver a empezar!.Bsss
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