Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 17 de enero de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Domingo anterior

 (…) Miró hacia arriba y observó que solamente había luz en dos de ellos. No sabía cómo pasar. Se apoyó en la puerta con el rostro entre las manos para secar las lágrimas que empezaban a caer a borbotones rodando a través de él.

De pronto, la puerta comenzó a deslizarse suavemente invitándola a pasar; tal vez para descubrir la verdad o posiblemente para no volver a salir de allí. (…)

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Domingo 17/01/2016

Owen sentía que cada vez aumentaba más su nerviosismo. No podía perder aquel aparato. Pensaba en su amigo Steve, en la parte de vida suya que se había perdido. En su propio destino. 

Se encontraba perdido. Swa había aportado frescura a su vida. Una dulce y elegante vía para poder salvarse. 

Sabía que le estaba haciendo daño. No podía remediarlo pero sentía que debía cerrar aquella etapa porque su pasado estaba estropeando no sólo su presente, sino también su futuro.

Había pasado mucho tiempo desde que había marchado la bella mujer china. Owen Salió del coche en su busca. Caminaba con paso acelerado, sus pies se enredaban entre sí. Iba dando tumbos apenas sin ver.

Obcecado en reencontrarse con Swa y ansioso por saber si aquel aparato estaba en sus manos.

Al fondo, aquel pequeño café estaba cerrando. ¡No podía ser!. Swa no estaba allí. Su cabeza empezó a descontrolarse. Se acercó al último camarero que cerraba la puerta. Estaba fuera de sí. Agarró con su mano el abrigo de éste por la parte de la espalda.

.-¿Dónde está?. Dime. ¿La has visto?. Respóndeme. !!Dime!!.-Le zarandeaba sin medir sus fuerzas. Le dio la vuelta y le aplastó contra la pared. 

.-¡Por favor, no sé de quién me habla.¡ Suélteme!. Llamaré a la policía.-Owen se detuvo. Le pidió perdón mientras desarrugaba su abrigo. 

.-Lo siento. Lo lamento muchísimo. Permítame explicárselo.-El camarero se quedó quieto y expectante con una actitud receptiva para ver qué sucedía.-He estado en este café por la tarde. Me he caído y se me ha perdido el móvil. Mi mujer ha venido a buscarlo. Estoy nervioso. No regresa. Me he asustado mucho, ella me hubiese llamado. No sé qué pensar. 

.-Caballero lamento no poder ayudarle. Mi turno era de noche y a usted no le vi. Sí a la mujer. Marchó detrás del hombre que llevaba ese móvil calle abajo.

.- ¿Me puede decir que hombre era?¿Dónde vive?...
.-Tal vez mi compañero lo sepa. Le llamaré.-Sacó su móvil y buscó su número.

.- ¡!!!!!Gracias!!!!!!. Nunca se lo agradeceré bastante. – El camarero se apartó y comenzó la conversación. 

Swa abrió la puerta con sumo cuidado. Observó que daba acceso a un patio rodeado por corredores y puertas. Solo una de ellas estaba entre abierta. Una sombra deambulaba en el interior. Era él. Sintió miedo. Sabía que tenía el móvil. Tenía que subir hasta allí. 

Avanzó muy despacio por la escalera. Llegó hasta la entrada. Oyó que el hombre hablaba por teléfono acaloradamente. Vio el móvil de Owen sobre una mesa en un mueble auxiliar cercano a la puerta. Tenía que cogerlo. Avanzó cuidadosamente tratando de hacer el menor ruido posible.

El hombre se volvió de pronto mirando al exterior sin moverse. Estaba seguro de que Swa le había seguido. La esperaba. 

Continuó hablando. Se dirigió al fondo de la habitación para servirse una copa. 

Era la oportunidad que estaba esperando para alcanzar aquel objeto. Se quitó los zapatos.

Mientras avanzaba sigilosamente por aquella tarima de madera, un ruido inesperado llamó la atención de aquel hombre (…)


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