Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 18 de febrero de 2016

¿QUÉ PODEMOS HACER ANTE LO INEVITABLE?



Hay momentos, situaciones y hechos que no podemos evitar en otros y a veces, ni en nosotros mismos.

Cuando te llega una situación inevitable que te afecta, uno se queda inmóvil. No sabe cómo reaccionar y se paraliza.

No podemos traspasar nuestra experiencia a nadie, por mucho que les queramos.

 En realidad, “nadie escarmienta en cabeza ajena”, reza un refrán y es verdad.

Cada uno tiene que vivir por sí el resultado de sus acciones aunque de entrada nazcan ya equivocadas.

Es difícil esto cuando quien tienes delante es un hijo o una pareja o un familiar. Pero no queda otra. Pararse, observar y estar atentos a las caídas, porque las habrá.

A veces, es como si lo que estás esperando llega. No obstante, hay un consuelo nada útil y es el de pensar que no eres la única persona a la que suceden adversidades, ni la única que no pueda salir de ellas.

Resulta duro dejar que otro se equivoque en lo que tú ya te has equivocado. Sin embargo, luego podemos pensar que como sucede en las enfermedades, ningún cuerpo es igual, ninguno responde lo mismo matemáticamente, ninguno resiste de forma idéntica.

Al alma le sucede el mismo proceso. Cada uno tenemos nuestro propio plan, nuestras piedras que rodear, nuestros montes que cruzar. Lo cierto es que tampoco llegamos en el mismo punto ni con los mismos recursos. En ese marco es donde se instala un rayo de esperanza.

De ahí, la necesaria calma que uno debe guardar cuando está frente a un nuevo reto de otro cuyos resultados le afectan de forma directa al corazón.

No se puede hacer nada. Esperar que la otra persona sepa bordear el camino y llegue a buen puerto.

Eso sí, estar siempre ante su llamada y seguir amando incondicionalmente a pesar de lo que suceda.

Pase lo que pase. Siempre.

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