Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 14 de febrero de 2016

VIAJE A ÍTACA (Relato del domingo)



Domingo anterior


.-Por favor, llévenos a nuestra casa.- Revolvió en el bolsillo de su pantalón y sacó un puñado de billetes; suficientes para que la mujer quedase pagada por lo que parecía gesto tan altruista.


Se colocó las gafas de nuevo. Volteó su cabeza hacia delante y arrancó el coche.


El resto del camino nadie pronunció una sola palabra. A los pocos minutos se divisaba el portal de la clínica de Owen. La mujer fue reduciendo la marcha.


La pareja se apretó las manos en señal de victoria. Estaban en casa y con el móvil en su poder. Al fin habían tenido suerte. Una suerte que duraría muy poco tiempo.


El coche parecía detenerse. Sin embargo, la mujer cambió de idea y aceleró repentinamente. (…)

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Relato del domingo ( 14_02_2016)


Owen profirió un grito desgarrador para detenerla, pero Swa puso la mano en su boca para callarle. Con la cabeza le indicó que la dejase hacer.


La mujer comenzó a pedir perdón. 


.-Lo siento. Tendrán que perdonarme pero les necesito.-La pareja estaba perpleja. No daban crédito a lo que oían. Ellos que tenían tantos problemas  por resolver estaban a punto de iniciar una nueva aventura cuyas consecuencias les llevarían muy lejos.


La mujer comenzó a relatar un suceso espeluznante.


Estaba en busca y captura, acusada de tráfico de drogas en un país oriental. 


.-Me sigue un coche desde hace rato. Reconozco que tal vez paré para recogerlos para despistarle. He visto que sigue tras de nosotros. No puedo detenerme.


.- Tiene que dejarnos en algún sitio. No puede llevarnos con usted.-dijo Swa.


.-Lo lamento enormemente pero es imposible. Nos matarán a todos. Creerán que están implicados. Nadie podrá convencerles de lo contrario. – Owen palideció al instante. Se tapó la cara con sus dos manos introduciendo los dedos entre su pelo y arrastrándoles en su cuero cabelludo como si quisiera desplazar sus ideas fuera de su cabeza.


.- ¡No!. ¡Pare!. ¡Detenga la marcha!.- Y diciendo esto comenzó a zarandearla desde el asiento de atrás.


.- ¡Owen! Para!... nos vamos a matar!.- La mujer aceleró aún más.  Swa cogió los brazos del psiquiatra para impedir un accidente.



.- ¡Calmémonos! Vamos a ser coherentes. Tratemos de resolver todo esto lo mejor posible. ¿Quién la persigue? ¿Qué ha hecho?.- Mientras la mujer de pelo rojizo contestaba, el móvil de Owen comenzó a sonar. Swa le sacó de su espalda y comprobó que era Steve el que llamaba. Le cedió el aparato al doctor para que decidiese acerca de apretar la tecla verde. La mujer no dio tiempo a que sucediese.


.-¡No conteste!. Nadie puede saber dónde estamos.-Swa miró hacia atrás. Efectivamente a cierta distancia, un coche negro les seguía desde hacía rato.


.-¡Voy a contestar! Es mi amigo. Nos puede ayudar.


.-¡Nadie nos puede ayudar. No conteste!.-La tensión dentro del vehículo era cada vez mayor. No podían entender cómo se habían visto involucrados semejante circunstancia que se añadía a sus problemas sin ningún sentido.


El teléfono seguía sonando. Owen apretó el botón verde.


 La mujer se dio la vuelta con la intención de impedir aquella conversación. Sin darse cuenta perdió el control del volante y un estruendo inmenso dejó en silencio absoluto aquel momento…



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