Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 3 de abril de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Relato del domingo
 03_04_2016

Pasaje anterior:
Después de este intermedio obligado, Owen vuelve con nosotros. 

Coloco un breve fragmento del último capítulo. Owen, Swa y la desconocida mujer habían tenido un accidente. Al recobrar la consciencia, Swa comprobó que Owen había desaparecido y la mujer que conducía estaba muerta.

____________________________________________________ 

(…) Swa no podía moverse. Su ángulo de visión era muy pequeño. Buscaba a Owen desesperadamente. Encima de su regazo estaba el móvil. Milagrosamente, intacto.

Giró levemente su cabeza. Owen había desaparecido. ¡No podía ser!, ¿dónde estaba?. De nuevo la desesperación se apoderó de ella…
_____________________________________________

Swa intentó por todos los medios salir de aquel amasijo de hierros. Dificultosamente, logro adelgazar su diminuto cuerpo y colarse por un espacio angosto que quedaba tras del sillón delantero.

Cogió el móvil y se apretó contra la informe masa de plásticos arrugados y chapas troceadas. Estaba sangrando. No sabía dónde se encontraba la herida. El brutal golpe había sumido su cuerpo en un estado de insensibilidad que hacía difícil localizarla. No le importaba tampoco.

Preocupada por Owen trato de marcar en el teléfono el número de Steve que había quedado grabado. Dudó por un instante. Tal vez sería mejor llamar a la policía. 

Se dio cuenta que el móvil a pesar de la humedad seguía funcionando.

La mujer pelirroja yacía inmóvil con la cabeza hacia atrás y el rostro mirando al techo. Era una imagen espeluznante. Su único ojo se fijaba incrustado en los hierros retorcidos que le bordeaban por encima y aquella cicatriz, plagada de bultos negros sangraba sin parar.

Estaba muerta. Tenía que huir lo antes posible de aquel lugar, pero sobre todo tenía que encontrar a Owen.

De pronto notó como pendía entre sus piernas una cadena. Llevó su mano hasta el punto donde la notaba. Era aquel misterioso colgante que le había dado el intruso que había entrado en la consulta.

Intentó cogerlo y sacarlo del angosto espacio en el que había quedado incrustado. Un grito salió de su garganta sin remedio. Estaba lleno de sangre. Lo frotó contra su pantalón para ver la imagen que se escondía tras ella.

Un candelabro de siete brazos ocupaba la cara principal de lo que parecía un medallón o quizás una moneda. El reverso estaba ocupado por dos peces enredados en una inscripción.

Apresuradamente guardó de nuevo el colgante y se detuvo  a pensar por dónde seguir.

Mientras tanto, a cierta distancia, el coche negro que les seguía divisaba el panorama. Dentro Owen atado y con la boca encintada, esperaba que aquel infierno pasase de alguna forma. Tampoco podía ver. Le habían cubierto los ojos con una especie de pañuelo de mujer por el aroma que destilaba.

Pudo distinguir distintas voces. Dos hombres y una mujer hablaban en un idioma del este. No se movió. Atento  a cada sonido que escuchaba, le sorprendió el tacto de una mano femenina sobre su pelo.

.-Uhmmm! Uhmmmm!... -solamente salían sonidos roncos de su garganta.

.- No temas Owen. No te pasará nada. Te necesitamos.-Aquel tono de voz no le era desconocido. Owen adelantaba su cara solicitando compasión. La mujer le acariciaba el pelo mientras tanto.

Uno de los hombres tiró fuertemente de su brazo mientras la increpaban por aquel acercamiento. Seguían hablando en otra lengua. No les había gustado aquel gesto de la mujer por lo cual la empujaron contra el coche y forcejearon con ella.

De repente comenzaron a hablar en español. Buscaban a Swa y a la mujer del coche. Uno le ordenaba al otro que se acercase al vehículo. No había nadie más allí.

.- ¡Vamos! Se escapa! Ha salido del coche, vete a por ella.

Ante estas palabras a Owen se le heló la sangre…

No hay comentarios:

Publicar un comentario