Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 1 de mayo de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo )




DOMINGO ANTERIOR

El frío filo de una de las hojas de la enorme tijera que había sacado aquella mujer, se desplazaba ahora por su mejilla lentamente.

.- Siempre quise hacer esto.- Dijo la voz de la misteriosa mujer e inmediatamente puso su mano en la cintura del pantalón del indefenso doctor.

Swa corría desesperadamente campo a través. Sabía que la seguían. Los pasos rápidos de un hombre, al menos, se acercaban peligrosamente. Divisó una especie de nave casi derruida pero en aquellos momentos, válida para esconderse.

Casi no podía respirar. Había caminado deprisa durante un largo rato. Uno de sus zapatos había quedado en el coche atrapado entre los hierros y su pie izquierdo estaba destrozado.

Llegó a aquella especie de paredes informes en las que creyó estar segura.

Se apretó contra la pared y comenzó a llorar en silencio conteniendo la respiración para evitar ser oída.

De pronto…alguien tapó su boca por detrás… 

Relato del Domingo

01-05-2016

Swa no podía ver quien era la persona que apretaba con tanta fuerza pero si apreciar el olor que desprendía su mano. Era un hedor nauseabundo casi fétido. El enorme  cuerpo de aquel hombre se había pegado al suyo repugnantemente. Notaba un bulto exagerado sobre sus nalgas. Un miedo pavoroso le invadió por completo.

.-Nadie puede oírnos. Será mejor que no grites, pero tampoco me importa. No podrás verme la cara porque lo que tengo que hacer lo haré así, como estás, con tu bella espalda sobre mi cara.- Swa forcejeaba sin éxito. Su diminuto cuerpo se revolvía entre la presión desmesurada de aquel animal humano en el que se había convertido aquel ser.

 Estaba fuera de sí, inundado por un deseo inconfesable de poseerla allí mismo.

El olor de sus manos era el mismo que Swa había percibido al entrar en aquella casona en la que había rescatado el móvil de Owen. No había duda. Era la misma persona que le había estrellado contra la puerta de salida en aquella ocasión.

La mano enérgica de aquel hombre rasgó la blusa de la mujer china de un solo tirón.

.-Agggg! Qué bellísima espalda!.- Mientras decía esto, un sonido ronco de cremallera retumbó en los oídos de la pobre víctima que estaba a punto de desmayarse.- Serás mía pequeña zorra. Siempre has estado en mi mente.-

La inclinó sobre sí misma mientras aquel miembro desproporcionado era introducido por el orificio entre sus glúteos.
Swa chilló desgarradamente mientras el salvaje violador gozaba repugnantemente en ella.

El otro hombre, aquel que la perseguía, se había parado detrás de la tapia esperando el desenlace de lo que imaginaba conociendo a su amigo. No se atrevió a entrar temiendo las consecuencias de aquel enloquecido paranoico. Sintió miedo de su propio compañero; un temor que poco a poco fue convirtiéndose en un inmenso placer de pervertidas intenciones. 

Poco a poco comenzó a acariciar su miembro mientras escuchabas los chillidos de aquella mujer. Descubrió que el dolor de ella aumentaba su gozo y descargó en solitario su placentera tensión.

Aquel marco dantesco completaba lo que le  sucedía a Owen. Estaban en manos de una pandilla de obsesos cuyo objetivo sexual sobrepasaba el encargo que tenían hecho acerca de los documentos que estaba en poder de doctor.

.-Mi querido Owen, ¿tienes miedo?...La mujer repasaba el cuerpo de psiquiatra con aquellas enormes tijeras cuyo filo presionaba, cada vez con mayor fuerza, cada centímetro del mismo.

Había empezado a bajar la cremallera de su pantalón cuando un estruendoso ruido la dejó inmóvil. Unas luces comenzaron a invadir el espacio cercano. La mujer desató al doctor mientras le indicaba la conveniencia de hacerse pasar por una pareja dentro de un coche. Sus tijeras seguían incrustadas en la ropa de aquel hombre a la altura de su miembro.

Abrazada a él se dispuso a besarle mientras alguien se acercaba al coche.

.-Eh! Ustedes!... ¡Qué pasa aquí!...



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