Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 1 de agosto de 2016

ELOGIO AL SILENCIO



Nunca pensé estar escribiendo esto. Soy una persona de sonidos, de palabras, de entonaciones y melodías.

Una persona apasionada, entusiasmada y acaloradamente embriagada por las emociones. Me gusta la fantasía, las dosis de locura bien administradas y las rutinas rotas.

Sin embargo, me descolocan los cambios y contrariamente a lo que pueda esperar de mi, soy hasta un poco conservadora.

Me siento extremista, me veo radical y sobre todo contradictoria. Y en ese juego de claroscuros, descubro algo que ha nacido lento, fraguado en el tiempo y dilatado en el espacio: la necesidad de tomar asiento, de parar, de tomar aire y respirar calma.

El primer paso es el silencio. Un intervalo que no es sinónimo de falta de palabras, sino de ausencia de ruido interior.

 Es una forma de crear ámbito para uno mismo y distancia para con el resto. Una manera de aliarse con la serenidad y desvincularse de las emociones intensas. Un modo de salir a la felicidad exterior desde la quietud interna. De equilibrar el templo del alma.

He comenzado a ser menos pasional. A jugar con el equilibrio y a echar un pulso al riesgo. A ampliar la zona de confort y a asimilar el dolor. A disolverlo a fuerza de aceptarlo y verlo pasar delante.

Me cuesta crear silencio. Aprecio las primeras notas sin sonido que han comenzado a elaborar una melodía singular en la cual yo misma soy el punto que alarga el adagio de mi vida.

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