Domingo anterior
Swa lloraba desesperadamente y se abrazaba a sí misma con sus
brazos en señal de recogimiento y defensa.
Ante el caso omiso del chofer de parar el vehículo, pulsó un
botón que deslizó el grueso cristal que separaba ambos habitáculos.
.-¡He dicho que pare el coche!.- EL joven que iba al volante
volvió ligeramente su cara con una leve sonrisa en sus labios. Swa no podía
creer lo que estaba viendo.
El conductor dirigía el
volante con un brazo pegado al cuerpo.
Un grito ahogado fue proferido por la mujer china que solamente
podía repetir en su mente un nombre: ¡Steve!...
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Domingo, 28 de agosto de 2016
Estaba allí, sonriéndola complicemente para indicarla que no le pasaría
nada.
De pronto, el coche se detuvo. Estaban lejos de la ciudad. Había
ido rápido y en poco tiempo se habían alejado de aquel parque en el que el
coche la había recogido.
.-¿Qué hace?. ¡Arranque de
nuevo!.- Steve salió del auto y abrió
con fuerza la portezuela del lado de aquel
hombre desconocido. Sin pensarlo, sacó una pistola con silenciador y la
encañonó contra el traje de lujo de aquel hombre soviético. Un sonido seco
implosionó dentro de aquellas ropas causándole la muerte de inmediato.
.-Vamos Swa no podemos quedarnos aquí. – Ella se montó en la parte
delantera del coche después de haber tapado con una manta el cuerpo inerte del
hombre muerto.
.-¡Qué vamos hacer!. No podemos huir continuamente Steve. Además
¿Por qué huimos?. Tengo la SIM del móvil de Owen.
.-¿Tienes la SIM?. ¡Estoy salvado!. Ahí están los datos que me
faltan para completar el informe que debo entregar cuanto antes.
.-¿Lo sabe Owen?.- Swa comenzó a desconfiar. ¿Por qué tienes que
elaborar un informe?¿Para quién?. ¿Qué es todo esto?. Steve por favor dime que
no es verdad lo que estoy pensando.- Un silencio demoledor cayó sobre las
últimas palabras de la mujer china.- ¡Dime que no!.
Mientras tanto, Owen buscaba desesperadamente a Swa. No podía
entregar las pruebas sin ella. No quería hacerlo. Sería el final de una larga y
penosa historia que quería compartir.
Significaba entregar el dolor que había guardado tantos años dentro
de sí para renunciar a la posibilidad de resarcirlo. Se desprendería del gozo
de saber que los que le habían causado tanto daño sufrirían de igual modo ante
sí. Depositaría en otros, la posibilidad de señalar con el dedo a los
infractores y dejaría en sus manos, aquel sueño que le persiguió durante años.
Ver con sus propios ojos el rostro del matrimonio destrozado ante la verdad.
No podía entender cómo había desaparecido aquella dulce mujer a la
que amaba tanto. Tenía que encontrarla antes de dar ningún paso para resolver
aquel pasado que le perseguía y estigmatizaba.
Steven miró a Swa desesperado.
.- No puedo hacer otra cosa o moriré. – Le respondió.
.-¿Por qué?¿Qué relación tienes con el pasado de Owen?.- El antiguo
amante de la mujer china la miró inquisitivo. Alargó su mano tanto que casi
rozó su jersey.
.- Dámelo.
.-¿Qué?.- Swa pensó en la tarjeta SIM sin saber que se equivocaba.
.-¡Dame la mitad del colgante egipcio que tienes en tu poder!. ¡Ya!...
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