Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 6 de septiembre de 2016

VUELTA A LA VIDA NORMAL



Aunque no hayamos hecho nada espectacular, aunque nuestras vacaciones se hayan quedado en un sueño, volver al ritmo diario nos cuesta.

Incluso afirmaría que aunque nada se mueva a nuestro alrededor, los cambios en la vida de otros también nos afectan.
El verano es un tiempo diferente. Todo en él cambia. Lo primero la luz que nos baña. La distinta temperatura, la claridad del cielo, las largas noches calurosas que invitan a vivir la calle. Todo parece llevarnos a hacia el exterior. Hay un movimiento distinto, más rápido, más dinámico, más alegre.

A veces, esa alegría contrasta con las penas que llevamos dentro y en vez de sentirnos inmersos en momentos exultantes, aún nos imbuimos más en nuestros dramas personales.

Estar dentro no está mal. Pero estar en el interior replegado con un sándwich enrollado en los fantasmas de nuestra mente es la mayor opresión.

Volver a la vida normal, al final nos ayuda todos. A los que lo han pasado bien. A los que no se han movido de su rutina y hasta los que por circunstancias personales lo han pasado mal.

Conocemos lo que nos espera cada mañana y nos podemos dejar perder en aquello que hacemos en automático.

Volver a lo de siempre puede ser un alivio si logramos conquistar nuestra intención de mirar el día a día con apertura, dispuestos a mejorarlo con  pequeños cambios que nos regalemos para sentirnos mejor. Porque en definitiva y al final, lo único que perseguimos todos es la felicidad; a sorbos, a puñaditos o a pinceladas.

Felicidad que es sinónimo de estar en paz y a gusto con uno mismo siempre.

Miremos así la vuelta a la vida normal, aunque ni siquiera la hayamos dejado. Algo cambiaremos con la entrada en el otoño; al menos la ropa y el abrigo tierno del calor sobre el frío.



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