Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 7 de enero de 2016

COMENZAR SINTONIZANDO CON EL DESEO



Acabo de leer esto. No es nuevo para mí, ni creo que para muchos de los lectores del blog. Sin embrago, me gusta el mensaje que encierra…es como si solamente tuviésemos que mirar bien porque todo está ahí, desplegado para nosotros y esperando que lo rescatemos.

Es un soplo de aire fresco. La verdadera oportunidad de creer que lo que anhelamos está cerca, tan cerca que podemos tocarlo con la mano.

A ver si encontramos el camino para vibrar en sintonía con el deseo, a ver si logramos que la realidad y los sueños se toquen. Sí este año; este tiempo que siempre es el mismo pero que lo interpretamos lineal. 

Ahora es el momento ya. ¡Comencemos!

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Pareciera que las cosas buenas cuando nos ocurren vinieran de a poco y no una tras otra sino una a la vez. Hoy te voy a contar un secreto. Hay un secreto de cómo maximizar la sincronicidad de las manifestaciones positivas en tu vida, pero primero me quiero asegurar de que sabes y comprendes que nosotros somos los creadores de nuestra realidad.

Si no lo sabías, te afirmo que así funciona el universo. Tenemos los mismos dones de Dios porque fuimos creados a imagen y semejanza de él. Somos seres creadores. Nosotros creamos o atraemos, (no sé cuál palabra te resulta más familiar) las circunstancias que experimentamos. (si quieres saber más al respecto, lee el artículo de realidades paralelas).

Entonces si nosotros somos los creadores de nuestra realidad por medio de nuestras vibraciones que emiten nuestros pensamientos y sentimientos, ¿por qué nuestra realidad no es más alegre? ¿Por qué no creamos más cosas maravillosas para nuestras vidas? La razón es que todo lo que pensamos y sentimos se origina en nuestras creencias subconscientes, y nosotros no tenemos idea de toda la enorme cantidad de creencias y definiciones que tenemos acumuladas. No estamos conscientes de nuestros programas y tampoco tenemos control sobre lo que pensamos y sentimos.

Cuando ocurre algo en nuestra realidad, sea lo que sea, es porqué nuestra vibración se iguala a la vibración de lo que manifestamos. Todo existe simultáneamente, no es que creamos o atraemos algo. No, todo existe ya porque solo existe el ahora, el tiempo lineal es solo una ilusión de nuestra mente terrenal. Todo ya fue creado. Lo que no se encuentra en nuestra realidad no es que no exista, lo que ocurre es que nos resulta invisible para nosotros aquello con lo que no vibramos. Cuando manifestamos algo, cuando algo ocurre es porque nuestra vibración iguala a la vibración de lo manifestado, entonces algo que ya existía, que ya estaba allí, se torna visible para nosotros. Todas las cosas, todo lo que podemos crear o manifestar está allí, ya existe pero hasta que nuestra vibración no es igual, será invisible para nosotros.


Jocelyne Ramniceanu

miércoles, 6 de enero de 2016

LO QUE IMPORTA..."SON LOS RESULTADOS"



Comenzamos, nuevamente, la vida normal. Se acabaron las fiestas, los brillos y la alegría real o impuesta. Se terminó ese tiempo distinto y empieza, otra vez, la puesta en marcha de los propósitos que enunciamos a comienzo del año.

Lo importante, en realidad, son los resultados. Nadie nos va a preguntar cuánto esfuerzo pusimos en ello ni cuánto tiempo nos costó conseguirlo. Tampoco el método que hemos utilizado; en definitiva, lo que después será válido será a dónde hemos llegado, qué hemos conseguido.

Os dejo este breve cuento, el cual con cierta gracia, llega a esta conclusión.
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 Había una vez, en un pueblo dos hombres que se llamaban Joaquín González.

Uno era sacerdote y el otro era taxista.

Quiere el destino que los dos mueran el mismo día. Entonces llegan al cielo, donde los espera San Pedro.
- ¿Tu nombre? - pregunta San Pedro al primero.
- Joaquín González.
- ¿El sacerdote?
- No, no, el taxista.
San Pedro consulta su planilla y dice:
- Bueno, te has ganado el paraíso. Te corresponden estas túnicas con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes. Puedes
ingresar.
- Gracias, gracias...- dice el taxista.
Pasan dos o tres personas más, hasta que le toca el turno al otro.
-¿Tu nombre?
- Joaquín González.
-El sacerdote.
-Sí.
-Muy bien, hijo mío. Te has ganado el paraíso. Te corresponde esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito.
El sacerdote dice:
- Perdón, no es por desmerecer, pero... debe haber un error. ¡Yo soy
Joaquín González, el sacerdote!
- Sí, hijo mío, te has ganado el paraíso, te corresponde la bata de lino...
- ¡No, no pude ser! Yo conozco al otro señor, era un taxista, vivía en mi
pueblo, ¡era un desastre como taxista! Se subía a las veredas, chocaba
todos los días, una vez se estrelló contra una casa, manejaba muy mal, tiraba los postes de alumbrado, se llevaba todo por delante... Y yo me pasé setenta y cinco años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia, ¿cómo puede ser que a él le den la túnica con hilos de oro y la vara de platino y a mi esto? ¡Debe haber un error!
- No, no es ningún error- dice San Pedro-. Lo que pasa es que aquí, en el
cielo, nosotros nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hace ustedes en la vida terrenal.
- ¿Cómo? No entiendo.
- Claro...ahora nos manejamos por resultados... Mira, te voy a explicar en tu caso y lo entenderás enseguida:
Durante los últimos veinticinco años, cada vez que tú predicabas, la gente dormía; pero cada vez que él manejaba, la gente rezaba. ¡¡Resultados!!¿Entiendes ahora?     


Jorge Bucay

lunes, 4 de enero de 2016

AQUELLA MÁGICA ILUSIÓN



Cada vez que el año remata las Navidades con la noche de Reyes, no puedo dejar de recordar aquella mágica ilusión que durante mucho tiempo mantuvimos aún sabiendo que los Reyes, como tales, no existían.

Hay mitos que uno mantiene en el corazón. No importa que sean verdad, solamente que podamos seguir convirtiéndoles en realidad dentro de nosotros.

Qué importa si hay majestades que llegan de oriente o si el poder y la magia, llega de la mano de alguien que nos recuerda con cariño.

Recibir regalos es muy bonito pero aún es más darlos. Un regalo no es, solamente,  aquel que viene envuelto en papel brillante y atado con un lazo. Hay muchos regalos que podrían encantarnos  aun siendo invisibles.

Muchas veces, sé que la Noche de Reyes no vendrá a dejarme nada en el zapato y aún así, espero.  Y espero porque he llegado a la conclusión de que elegir la esperanza es lo único que salva.

Es difícil mantener la ilusión cuando a tu alrededor nada parece salir bien. Lo es, cuando estás en un mar de dudas, llena de ansiedad o temerosa y con miedo. Lo es también, cuando el destino te ha sacudido con un golpe fuerte. Lo es, cuando a pesar de tenerlo todo sientes que nada posees. Pero para eso está la  mágica ilusión de aquellas noches de niños.

Y es que acordarse de esos momentos es recordar a los padres; a tu madre…y a ese ambiente de silencio ansioso con delicioso olor a sorpresa.

 Hay regalos que tienen un valor inmenso y un escasísimo precio o al contrario. Incluso ambas cosas a la vez. Pero los regalos que nos llevamos siempre puestos son los que tienen que ver con el afecto, con el cariño, con el amor.

Nadie puede quitarnos lo que hemos vivido. Nadie arrebatarnos las sensaciones, la emoción, el brillo de una mirada, la sonrisa cómplice y ese roce de la piel que nos deja lo mejor del otro.

Por eso, todos tendremos Reyes la noche mágica porque todos, en realidad, si cerramos los ojos y repasamos el año que terminó…algún regalo habremos recibido de esos que tanto valor tienen y que llevamos siempre puestos y si no, tendremos que ir a descubrir el muestro, porque seguro que alguien está dispuesto a que sientas que eres muy querido.

Hay que abrir el corazón…y recibir el regalo.



domingo, 3 de enero de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



DOMINGO ANTERIOR

.-No lo tengo. Debió caerse allí.- Asustado y nervioso trató de girarse para volver  a aquel lugar. Sin embargo no logró dar apenas  unos pocos pasos cuando se paró rígido como si sus pies se hubiesen clavado en el suelo.

.-No puedo hacerlo. No puedo volver.- Temblaba a la vez que su frente se llenaba de un sudor amargo y pegajoso que conmovió a Swa.

.-No te preocupes. Iré y yo. Quédate en el coche.-Había llegado muy cerca de donde tenían aparcado el vehículo.
Owen asintió como un niño lleno de miedo deseoso de recuperar aquel objeto que contenía la clave de sus desvelos.

.- No puedo perderlo. No puedo. Encuéntralo por lo que más quieras. Me matarán si descubren que ya no puedo acceder sin el código ásci. 

.- Owen no entiendo.

.- Vete, vete rápidamente. No hay tiempo que perder. Nunca podré agradecértelo bastante.- Y diciendo esto entró en el coche y dejó caer su cabeza sobre el volante en señal de derrota.

Escuchó como los tacones de Swa repiqueteaban aceleradamente el pavimento que comenzaba a estar mojado con la densa niebla que parecía empeorarlo todo.

¿Lo recuperaría? ¿Y si no lograba encontrarlo?(…)

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Domingo 03_01_2016 

El avión de Steve acababa de tomar tierra. Los pasajeros esperaron la despresurización del aparato para poder bajar de él. Pendiente de los movimientos de Valeria se dio cuenta de que no había cambiado tanto. 

Seguía impresionándose ante cualquier mujer bella. Continuaba siendo un seductor impredecible. Algo llamaba su atención ante cualquier mujer; algo que le llevaba a buscar el más insignificante detalle para descubrir el mínimo rasgo por el cual sentirse atraído.

El movimiento del cabello, la forma de sonreír, esa peculiar mirada que era más imaginada que real, el simple tono de la voz o el mismo nombre de cada una, la particularizaba y elevaba a posible candidata para sus ansias de seducción.

Se sentía mal por ello. Apenas habían pasado unas horas de aquella intención tan convincente de volver a encontrar a la madre de su hijo y reintentar la convivencia con ella y se encontraba deseando conocer a aquella mujer que permanecía de pie a escasos pasos de él.

No sabía por qué le pasaba aquello. Solamente seguía sus impulsos, como había hecho siempre. Sin embargo, era la primera vez que se conformaría con la decisión del destino. No estaba dispuesto a estropear su vida como había sucedido una y otra vez. Posiblemente, Valeria no debía formar parte de su historia. Por primera vez, no volvería a llamar su atención o eso creía en aquel instante.

Bajaron despacio por la escalerilla de embarque. 

Steven, sin decir nada, se mantuvo a una distancia prudencial de aquella mujer rubia. La vio mirar hacia atrás en varias ocasiones. Él se ocultaba entre la gente. De nuevo, se percató de que lo que le llevaba a no dejarse ver era el deseo de ser descubierto por ella.

Seguro que me ve; estoy seguro.-pensó un tanto avergonzado de aquella especie de juego consigo mismo que le situaba en la misma dimensión en la que siempre se movía.

 Era un seductor incorregible. Una pieza importante, en cualquier tablero, que ganaba siempre. Un convencido de su encanto a primera vista. Un caballero cuidadoso en extremo de sus palabras y sus modales cuando un nuevo objetivo rondaba su interés.

Subieron al autobús que les acercaría al aeropuerto y sus salas de espera. 

Valeria, extrañada de que el hombre que había intentado seducirla en aquel breve intervalo de tiempo no apareciese por ningún lado se acercó a conductor del vehículo para preguntar si alguien había quedado sin subir a él. Éste no le supo indicar por lo cual se volvió a su asiento desilusionada.

Miraba a través de la ventanilla sin poder explicarse qué habría sido de aquel hombre. Le había gustado. No era excesivamente guapo. Ni siquiera podría decir que lo era. Sin embargo, había algo en su forma de mirar y en aquella sugerente voz que le había impresionado. Le hubiese gustado volver a encontrarse con él. Por otra parte, no podía estar muy lejos. De pronto, alguien posó su mano sobre su hombro.

Steve era tan hábil en el juego de la seducción que había logrado generar en ella la necesidad de volver a verle. Parte del camino estaba recorrido. Era sencillo conseguir su atención a partir de ahora. Había logrado que ella le buscase. Que sintiese el deseo de volver a oír aquellas palabras llenas de halagos que le habían encantado.

.-¡Valeria!, la estaba buscando. Hay mucha gente aquí. ¿Dónde se había metido?.- La mujer de ojos claros sintió un inmenso alivio. Estaba allí. 

.- ¡Qué alegría!, tampoco yo pude encontrarle.

.- ¿Me permitirá acompañarla a su destino?, aunque tal vez sea mejor idea descansar un rato frente a un café.

.-¡ Oh sí!, gracias. Es una excelente idea.

 Steve volvía a ser él. Casi había olvidado el motivo que le había llevado a realizar aquel viaje. Tanto le gustaba tener frente a él una nueva posibilidad de vencer la resistencia ante una mujer que se sentía, otra vez, un depredador acosando a su pieza.

Sonó su móvil. No era la llamada que esperaba. No conocía el número. Dudó en cogerlo. Aquella línea no la conocía nadie salvo Owen. (…)