Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 26 de febrero de 2016

TIENES DERECHO A TODO LO QUE SIENTES



Me ha gustado mucho leer estos pensamientos, me han dejado el alma serena y el pensamiento tranquilo…aquí os lo dejo.
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Tú no puedes salvar a nadie, y no puedes ser salvado si buscas quién te salve.

No hay ningún yo que salvar, ningún yo que perder, ningún yo que defender, ningún yo que hacer perfecto o perfectamente feliz.

Deja ir cualquier ideal imposible. Tú eres hermoso en tu imperfección, escandalosamente perfecto en medio de tus dudas; amoroso, incluso en medio de tus sentimientos poco amorosos.

Todas esas partes han sido dadas, todas son partes de la totalidad, y tú nunca fuiste menos que la totalidad. 

Estás respirando. Sabes que estás vivo. Tienes el derecho a existir, a sentir lo que sientes, a pensar lo que piensas. Tienes derecho a tu alegría y derecho a tus tristezas. Tienes derecho a dudar también. Tienes derecho a recorrer tu camino.

Tienes derecho a estar en lo correcto, y derecho a equivocarte; tienes derecho a esta gigante felicidad que conociste cuando eras pequeño. Estás respirando, y eres inseparable de la fuerza de la vida que anima todas las cosas, que se conoce a sí misma como todos los seres, que se descubre a sí misma en cada momento de esta increíblemente maravillosa existencia. 

Tu autoestima no está ligada a lo que los demás piensen de ti. 

- Jeff Foster


jueves, 25 de febrero de 2016

UN CANSANCIO INTERIOR...



Lo peor no es el cansancio del cuerpo. Si estás cansado, te duelen las piernas, sientes peso en la cabeza y los ojos se cierran es que has hecho demasiado. 

Posiblemente has puesto a prueba tu cuerpo mucho tiempo; tal vez hayas soportado mucha carga o resistido sacudidas en las que te has visto obligado  a mantenerte en pie a pesar de todo.

Ese cansancio se cura. Se pasa con reposo, con sosiego y con hacer un alto en el camino. Lo peor es el cansancio del alma porque la resistencia de ésta es mucha pero también es más delicada, más sutil, más etérea.

No sabemos que nos sucede, ni en qué momento, ni de qué forma. Posiblemente vayamos perdiendo tersura, talante y hasta expectativas. Se va quedando el ansia arrinconada en una esquina y las ganas de seguir sonriendo, en el cajón de la cómoda cercana a la puerta.

Lo peor es sentirnos cansados de tanto resistir. Hemos sido fuertes demasiadas veces, se ha esperado mucho de nosotros y lo hemos dado, hemos hecho esfuerzos inmensos por llegar, lo hemos dado todo y más.

         Me gusta dejar fluir el abatimiento y las lágrimas. Cuando están conmigo quieren estar enfrente de mí o darme la mano.
Cuando se las dejas dentro van devorándote poco a poco. Se hacen hueco entre el dolor y la angustia y van socavando cuevas inmensas de tristeza congelada.

         Hay días en los que todo parece de otra forma. Momentos en los que querríamos una isla para vivir. Situaciones sobre las que nos gustaría pasar corriendo como si lo hiciésemos por encima de brasas.

         No encuentro otro camino para resolver el cansancio del alma que darle aquello en la que nos encontremos serenos. Permanecer en una especie de limbo maternal en el cual sentirnos arropados y queridos; porque al final de todo, lo más importante es eso, sentirse querido. Pero no olvidemos que para recoger hay que sembrar y que en cuestiones de afectos, nada pasa en vano, nada queda sin contabilizar y lo que no suma, resta.

         La abundancia nunca significa demasía. La carencia siempre supone lesiones irrecuperables que luego nos impedirán amar con fluidez. Porque querer es fácil cuando te han querido; cuando no, queda enquistado el amor y siempre se presenta de otra forma.

         Si tienes el alma cansada busca aquello que siempre te gustó.

 Eso será lo tuyo. Con ello recuperarás tu hálito vital. 

Estarás bien.


miércoles, 24 de febrero de 2016

EN LAS CORTAS DISTANCIAS...



En las cortas distancias es dónde uno gana o pierde. Estar cerca, notar el aliento, rozar el pensamiento…es lo que nos hace conocer al otro y conocernos.

          Nos parece que cualquier tiempo pasado fue mejor. La mente procura obviar lo malo. Los pasajes desagradables, los desencuentros, las impresiones equívocas y hasta las razones más insidiosas por las que estamos en el punto que estamos. Nos defiende del dolor, en definitiva y abre, a través del recuerdo, una vía a la esperanza.

Muchas veces, esto equivoca. Es mejor no recordar el placer en el tiempo del dolor porque generalmente nos quedamos pegados a una realidad que ya no existe.

Los comienzos, en una relación, son siempre deliciosos, incluso cuando las situaciones son adversas. Y lo son porque estamos abiertos a todo, con ganas de recibir cualquier cosa, con la expectativa puesta en el otro de encontrar un rasgo nuestro y de nuestro agrado a cualquier precio.

Más tarde. La realidad se va imponiendo. Nos acercamos, vemos más y mejor y empezamos a encontrar los puntos de fricción cuanto más cerca estamos.

En las distancias cortas uno se la juega. Entonces nos quedamos solos y desnudos. En esos momentos la verdad se impone y nos sirve escapar por la puerta de atrás, ni hacer dulce lo amargo.

No hay que juzgar rápidamente. Hay que esperar a acercarse. Lo que nos gusta de la otra persona también se mezcla con lo que nos va a disgustar. La balanza decidirá lo que tiene más peso, lo que es más afín a lo nuestro, lo que, tarde o temprano, prevalecerá.

Nadie somos iguales detrás de las paredes. Nos teníamos que conocer así. En vivo y en directo. Sin sonrisas de ocasión ni bondades de temporada.

Nos teníamos que ver en tiempo de rebajas cuando los saldos se muestran revueltos entre lo que en su día estaba en plena moda.
Las distancias cortas son las que deciden. 

Lo que ahí veas, escuches y sientas tenlo en cuenta porque, sin duda, es una pequeña muestra de lo que sucederá más tarde.
Al menos, si nos damos contra la pared que la veamos venir.


lunes, 22 de febrero de 2016

NUNCA ES TARDE



Muchas veces pensamos que “ya es tarde”, “que pasó el tiempo”, “que se pasó el arroz”…sin embargo, la vida la vivimos cada momento como si fuese el primero. Es nueva cada mañana y se presenta distinto a cada instante.

         Nunca es tarde, sea como sea la dicha. No lo es porque siempre estaremos a tiempo de cambiar la ruta, de elegir otro camino, de decir basta o de iniciar lo que siempre quisimos.

         La mayoría de las veces, no mejoramos por miedo a lo que está por llegar. 

Estamos mal y tememos ponernos peor. Pero lo cierto es que, en ocasiones, tal y como estamos ya es “lo peor”.

Hay que ganar valentía paso a paso. Cuando esto no  resulta fácil entonces llega la propia vida y decide por nosotros. Y saboreamos el cambio…e incluso nos decimos a nosotros mismo por qué no antes.

Si estás en ese momento de duda, seguro que llega un viento que derrumba tu cabaña para que puedas construir un palacio.
Veamos este breve cuento alusivo al tema.

¡Feliz comienzo de semana!
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"Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.

Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y el se dio cuenta de que iba a morir.

En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado como volar, pero enfrento el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso."

Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo o a morir.

Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir BASTA, para oír el llamado que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar ALTO y muy lejos del pantano.

domingo, 21 de febrero de 2016

VIAJE A ÍTACA (Relato del domingo)



DOMINGO ANTERIOR

.-¡Voy a contestar! Es mi amigo. Nos puede ayudar.
.-¡Nadie nos puede ayudar. No conteste!.-La tensión dentro del vehículo era cada vez mayor. No podían entender cómo se habían visto involucrados semejante circunstancia que se añadía a sus problemas sin ningún sentido.

El teléfono seguía sonando. Owen apretó el botón verde.
 La mujer se dio la vuelta con la intención de impedir aquella conversación. Sin darse cuenta perdió el control del volante y un estruendo inmenso dejó en silencio absoluto aquel momento…

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Domingo 21 febrero 2016

Swa comenzó a abrir los ojos, pasado mucho tiempo. La noche se había esfumado. Un fuerte olor a goma quemada invadía el vehículo. El tronco de un árbol había sesgado la cabeza de aquella mujer que pendía entre un amasijo de hierros cerca de ella.

Entre tanto, Steve había llamado a Valeria. Nadie contestaba a la desesperada llamada que repetía en el teléfono de Owen. No sabía qué hacer.

Valeria y él habían quedado de nuevo en verse en el vestíbulo del hotel donde se había quedado. Se encaminó hacia allí no sin antes repetir diversas llamadas al teléfono de su amigo.

Estaba preocupado. Muy preocupado. Sin embargo no podía hacer nada hasta que Owen le devolviese la llamada. No sabía dónde estaba. Tampoco tenía ninguna pista para empezar a buscarle.

A lo lejos divisó la imagen de Valeria apoyada en la cristalera de una joyería que colindaba a la puerta de entrada del hotel. Se acercó despacio para sorprenderla.

.-¿Qué anillo te gusta más?.

.- ¡Steve! ¿de dónde sales?. No te he visto llegar.

.-Aquí, tras de ti como seguro que he estado siempre.- De nuevo aquel empedernido seductor preparaba su estrategia para rendir a la bella mujer.

.-¡Qué cosas me dices!

.-Nada más ni nada menos que las que mereces. Nunca he visto a una mujer tan bonita.- Cada palabra de Steve abría un hueco más profundo en el deseo de aquella desconocida en el que se colaba este hombre con suma facilidad.-¿No me dices cuál es el que te gusta más?.

.-¡Oh sí!. Aquél.- Apuntando con su dedo índice señaló un fino aro que sostenía un enredado ocho de brillantes.

.-Será para ti.

.-¿Por qué tendrías que regalármelo?.-Respondió la mujer reaccionando ante las envolventes palabras de Steve.

.-¿No te gustaría?

.-He preguntado ¿por qué?.

.-¡Por favor!, perdóname. No he querido ofenderte. Todo lo contrario. Solamente quiero verte feliz. Me vuelve loco tu sonrisa. Desde que te conozco no puedo pensar en otra cosa.- A pesar del intento que Valeria había hecho tratando de sacudirse los lazos con los que Steve la adornaba, cambio el tono de su voz para seguirle.

.-Perdóname. He sido una estúpida. Podemos entrar a cenar si te parece.

.-No, aquí no.- Su afán de demostrar una galantería desligada de su íntimo deseo de poseerla le llevó a rechazar la propuesta de quedarse en el hotel.- Conozco un sitio mejor.- y diciendo esto llamó con su mano a un taxi cercano que circulaba libre.

Swa no podía moverse. Su ángulo de visión era muy pequeño. Buscaba a Owen desesperadamente. Encima de su regazo estaba el móvil. Milagrosamente, intacto.

Giró levemente su cabeza. Owen había desaparecido. ¡No podía ser!, ¿dónde estaba?. De nuevo la desesperación se apoderó de ella…