Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 18 de marzo de 2016

¿ EL AMOR ES ETERNO?



“Felicidad  imperecedera, infinita, inagotable. "Reloj no marques las horas": presente continuo. Si el amor tiene su propia inercia, su propia dimensión temporal, si es inmortal e indestructible, ¿qué papel juega uno en su mantenimiento? Una vez instalado, ¿el amor manda? ¿No puedo acortarlo, alargarlo o modificarlo? Es el síndrome de la asfixia amorosa: el amor no te toca, sino que se incrusta por siempre. 

Y hay más: si nos gusta el pensamiento mágico o somos amantes de la Nueva Era, el amor puede sentirse en quinta dimensión: no solo funciona en esta vida sino en las otras. Fusión total e irremediable, almas gemelas que vagan por el cosmos hasta reencontrarse nuevamente para alcanzar el amor perfecto.

Por desgracia para los soñadores, el enamoramiento o amor romántico es de tiempo limitado (más o menos de dos a tres años). El amor pasional, si no haces nada para mantenerlo activo, tiende a bajar, esa es su dinámica natural. Un pacto inteligente: "Hasta que la muerte nos separe, si todo va bien…". Benjamín Franklin decía: "Ten los ojos bien abiertos antes del matrimonio, y medio cerrados después". Llámese casorio, noviazgo o relación de amantes, la "atención despierta" es imprescindible para sobrevivir en pareja. 

El mito del amor eterno lleva implícito la idea de la certeza. Si ya me enamoré y soy correspondido, se acabó definitivamente la soledad y ya no habrá incertidumbre sobre mi futuro afectivo. (…)”

WALTER RISO


Esta reflexión que comparto hoy, estoy segura que toca a muchos. 

La idea del amor puro e imperecedero desligada de la necesidad de “cuidado” continuo. 

Creer que por inercia todo dura, todo se mantiene. Es como si hubiésemos invertido tiempo, esfuerzo y dedicación con fecha de caducidad. …” Ya lo conseguí”, “ya está”, “se lo he demostrado todo”, “No tengo por qué estar continuamente diciéndolo o ganándolo…

El amor no funciona así. Es algo vivo que hay que alimentar siempre. Trae consigo el milagro de regenerarse y perpetuarse a lo largo del tiempo pero no sin un coste que mantener, no sin invertir emoción, ilusión y entrega. No sin mantener la llama que enciende lo que nunca debe apagarse.

Si no te dicen que te aman puedes llegar a olvidarlo. Si no te lo demuestran, tendrás entre tus manos un cadáver. 

Si tú no respondes de otro modo, no mereces ser amado. 

Siembra amor y recogerás inmensas cosechas de amor en estado puro. Pero no olvides regar y abonar la semilla que un día prendió en lo más profundo de tu ser o en vez de ser un fructífero campo, serás un bello ataúd.

En tus manos está mantenerlo. En las tuyas también no permitir que el cadáver seas tú.


jueves, 17 de marzo de 2016

¿ESPERAS A CONTESTAR CUANDO TE SIENTES OFENDIDO?



He compartido este texto en alguna ocasión más; sin embargo, creo que es necesario  tener en cuenta que todos cambiamos según el momento, la época y las circunstancias que nos toca vivir.

Cuando recibimos una ofensa es mejor esperar para poder reaccionar de acuerdo a un “egoísmo positivo” bien entendido.
Contestar a las ofensas, responder a ellas movidos por la rabia, escupir el veneno que nos inoculan es, seguro, negativo para nosotros.


Tenemos que esperar un tiempo, corto incluso. En ese espacio temporal ya habremos cambiado. Seremos otros y entonces, las molestias también será diferente.

Veamos.
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El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.

Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido, Devadatta preguntó:

--¿No estás enfadado, señor?

--No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

--¿Por qué?

Y el Buda dijo:

--Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada. 

Para el que sabe ver, todo es transitorio: para el que sabe amar, todo es perdonable.

martes, 15 de marzo de 2016

GIGANTES INVISIBLES



Me he dado cuenta que los seres más diminutos, los que ni se ven, ni se tocan, ni saben ni huelen, pueden matarnos en instantes.

Virus, bacterias, hongos y un sinfín de diminutos seres apenas perceptibles con el microscopio pueden sembrar la semilla de la muerte en un momento.

Pensaba hoy que esto mismo sucede con los pensamientos. Comenzamos por descubrir uno de ellos en nuestra mente. 
Pequeño, imperceptible, aparentemente inocuo pero dañino. Letal.
Comienzan cuando vemos algún detalle, alguna señal; muestras y rastros de lo que se avecina y no lo queremos creer. 

Aparecen como ráfagas que anuncian la tormenta. No les hacemos caso porque parecen éter que se evapora, pero siempre vuelven. Recurren e invaden.

A veces, enfrentar la realidad es menos duro que soportarla. En muchas ocasiones tenemos miedo de lo que sucederá y no vemos que es aún peor lo que está sucediendo. 

Nos alejamos de lo que se nos muestra con claridad para seguir pegados a los sueños.

A mí me gusta saber con lo que cuento. Me gustan las cosas claras. Me encanta saber a qué palo quedarme y si lo acepto asumo las consecuencias. En cualquier caso, lo peor son las situaciones indefinidas, los sí pero no, el me va bien a pesar de lo malo… y tantas otras frase con las que nos engañamos tantas veces.
Los virus mentales también atacan y lo hacen fuerte.

Presentan batallas silenciosas. Minan subterráneamente, perforan y taladran la confianza.

Posiblemente, lo mejor sea mirarlos de frente y escuchar el mensaje que tienen que darnos. De nuestra cuenta queda actuar con rapidez o seguir dejando que aniquilen nuestro equilibrio.

Hay que estar atentos.

 Podemos remontar y vencer en la lucha pero para ello hay que saber contra quien luchamos y querer hacerlo.


lunes, 14 de marzo de 2016

Los Brazaletes de oro



Mis queridos lectores, posiblemente habréis notado que el blog lleva un ritmo diferente. Tengo una situación personal que me impide escribir como antes. Espero que se resuelva pronto. 

Mientras tanto os dejo este breve texto para seguir reflexionando sobre nuestro proceder interior.
¡Feliz comienzo de semana!
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Había una mujer que, a fuerza de una actitud recta y perseverante, había obtenido grandes logros espirituales. Aunque desposada, siempre hallaba tiempo para conectar con su Realidad primordial. Desde niña, había lucido en las muñecas brazaletes de cristal. La vida se iba consumiendo inexorablemente, como el rocío se derrite cuando brotan los primeros rayos del sol.

 Ya no era joven, y las arrugas dejaban sus huellas indelebles en su rostro. ¿Acaso en todo encuentro no está ya presente la separación? Un día, su amado esposo fue tocado por la dama de la muerte y su cuerpo quedó tan frío como los cantos rodados del riachuelo en el que hacía sus abluciones. Cuando el cadáver fue incinerado, la mujer se despojó de los brazaletes de cristal y se colocó unos de oro. La gente del pueblo no pudo por menos que sorprenderse. ¿A qué venía ahora ese cambio? ¿Por qué en tan dolorosos momentos abandonaba los brazaletes de cristal y tomaba los de oro? Algunas personas fueron hasta su casa y le preguntaron la razón de ese proceder.

 La mujer hizo pasar a los visitantes. Parsimoniosamente, con la paz propia de aquel que comprende y acepta el devenir de los acontecimientos, preparó un sabroso té especiado.

Mientras los invitados saboreaban el líquido humeante, la mujer dijo:

--¿Por qué os sorprendéis? Antes, mi marido era tan frágil como los brazaletes de cristal, pero ahora él es fuerte y permanente como estos brazaletes de oro.

¿A quién no alcanza la muerte del cuerpo? Pero aquello que realmente anima el cuerpo es vigoroso y perdurable.