Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 7 de abril de 2016

NUNCA ES TARDE PARA VOLVER



Lo que os comparto hoy es una joya, no es mío pero todos aprendemos de todos… es un poco largo, pero merece la pena.

 Disfrutarlo mucho!

Feliz tiempo de reflexión
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No importa cuánto tiempo te hayas extraviado. No importa cuánto te hayas equivocado. Tampoco cuánto te hayas dejado seducir por el sistema, el consumo, la tecnología, las relaciones conflictivas, la vida superficial, el sexo, las drogas (alcohol, cigarrillo), la vida social, los viajes, el dinero. No importa cuánto te hayas ocupado de los demás, olvidándote de ti;, cuánto hayas ignorado a tu cuerpo y a tu corazón; nunca es tarde para volver al SER.

Jamás pongas tu atención en tus errores. No te arrepientas de nada que hayas hecho, o hayas dejado de hacer. Debes saber que eres perfecto. Todo error que cometas, no importa cuán grave sea, es tan sólo un producto de un programa. No te apropies de él, no creas que el error es tuyo. Los errores los comete el ego, y el ego no eres tú. Debes comprender esta abismal diferencia para no sentir culpa ni arrepentimientos jamás.

Cuenta la historia que un hombre se enteró donde estaba Buda con sus discípulos y fue a visitarlo. El quería ponerlo a prueba, a ver si en verdad estaba iluminado como decían. Entonces, se acercó a él y le escupió en la cara. Buda no tuvo reacción alguna. 

El hombre se marchó. Luego de un tiempo, arrepentido, volvió y le dijo "discúlpeme maestro, fui un tonto", para lo que Buda respondió "no tienes que disculparte, pues no eras tú el que me escupió ni soy yo a quien escupiste".

No pierdas un sólo segundo en mirar al pasado, sino que simplemente VUELVE AHORA AL SER. Si quieres reparar un error, no hay mejor cosa que puedas hacer en tu vida que dedicarte a elevar tu propia frecuencia para acelerar tu evolución y eliminar cualquier karma negativo que se encuentre presente todavía en tu interior. No le des tiempo a la mente para pensar "hubiera sido distinto de haberlo sabido antes" o "cómo pude haber hecho esto o aquello". No importa si te equivocas debido a tu ignorancia y a la desconexión ul olvido de lo que eres en esencia, pero sí importa que hagas todo lo que esté a tu alcance para no volver a cometer el mismo error. Allí empieza tu verdadera responsabilidad.


La vida es simple. Se torna difícil sólo cuando reina la intranquilidad en la mente y la ansiedad por querer a toda costa otra cosa distinta de la realidad presente. Somos todos seres maravillosos que tan sólo se han extraviado de su hogar. Debemos volver lo antes posible y no perder un segundo en tratar de comprender o cambiar lo que no se puede cambiar. Una vez que retomas el contacto con tu esencia y te dedicas a experimentar el gozo del Ser, las respuestas vendrán de manera natural y sin esfuerzo.

No les des ninguna importancia al factor tiempo, salvo para comprender lo valioso que es aprovecharlo. Si dedicaste tu vida a lo efímero, vuelve ahora al Ser. Si te ocupaste de ser madre olvidándote de ti, vuelve ahora. Si perdiste tu tiempo en relaciones malsanas, trabajos negativos o superficiales, profesiones que no te representaban en verdad; si viviste desde el ego creyendo que ese eras tú, si no diste suficiente amor como deseabas… Sea lo que sea que haya ocurrido, vuelve al SER. Y cuando digo "ahora", no me refiero a mañana o en esta nueva etapa de tu vida, sino en este mismo momento. AHORA MISMO. Vé a tu interior y refúgiate en tu corazón. Deja de hacer cualquier cosa que estés haciendo, y adéntrate en el YO. Sana al yo con el YO. Libera al yo con el YO.

Si no puedes hacerlo ya, organízate para que suceda apenas llegues a tu hogar. Espera el momento para encontrarte contigo mismo en silencio como esperarías ganar la lotería o encontrar el amor de tu vida, pues de hecho, tú eres el amor de tu vida. No dejes que nada ni nadie te distraiga. Apenas llegues, dile a tu familia "ahora no puedo, tengo primero algo muy importante que hacer". Entonces cierra todas las puertas del mundo exterior y dedícate a darte a ti mismo el amor, la paz y la felicidad que siempre buscaste y sigues buscando. De esta manera inundarás de luz tu corazón y luego esa luz desbordará hacia afuera. Contagiarás a tu familia, amigos, extraños, animales, plantas, y finalmente al mundo entero.

Si hay una sola cosa que debes comprender en toda tu existencia, es que tu felicidad, tu paz y tu libertad, dependen exclusivamente de cuánto tiempo por día dediques a estar a solas contigo mismo. Todos tus problemas se deben a que no practicas lo suficiente, a que no te das suficiente amor. Tus problemas con tus hijos, con tu pareja, con tu trabajo, con el dinero, con tu salud; tu tristeza, tus miedos, tu bronca, tu stress. Es producto de que te la pasas haciendo y haciendo, escapando, justificando, postergando……. y no le das tiempo al no - hacer. A tu sanación.

Vuelve ahora y comprobarás por tu propia experiencia que no es tarde. Siempre hay una solución. Todo se puede reparar, inclusive la muerte misma. Toda la oscuridad, el dolor acumulado de años, la amargura de la vida, las peores experiencias del pasado, todas ellas desaparecerán con tan sólo cinco minutos de verdadera conexión con lo eterno, con lo que ES, con el Ser único brillante, resplandeciente, puro gozo y amor.

No importa cuánta oscuridad haya en tu vida, aprende a prender la perilla de la luz y se esfumará instantáneamente, de la misma manera que sucede cuando entras a una habitación. Puede parecer idealizado, un sueño, un milagro, una utopía....Pero te digo que ya he visto a muchas personas lograrlo. Asi que, adelante!!!!!!!!!!
Lic. Fernán Makaroff

lunes, 4 de abril de 2016

EL DOLOR TE CAMBIA SIEMPRE



Me ha gustado el título de este breve fragmento que os comparto aquí.

Efectivamente el dolor transforma siempre y también siempre te cambia. No creo que sea exclusivo el daño con el cambio. 

         Siempre he pensado que no debería hacer falta sufrir para aprender. No me gusta el refrán castellano que dice. …” La letra con sangre entra”… me parece despiadado y monstruoso.

La letra, el sonido, la actitud. La forma, la manera y el modo de sentir se aprenden también, pero no con hiel, sino con miel. Al menos lo pienso así y así lo he llevado a cabo siempre.

Hay que poner límites eso sí, porque hay otro dicho que reza aquí…”Si te haces de miel, te comen las moscas”.

No sabemos entender hasta dónde podemos entrar cuando se nos abren las puertas de par en par. Hay que trazar caminos; el límite lo pone quién muestra, quién enseña, quién ofrece pero de forma que logre que el que aprende se lo ponga a sí mismo. Porque también creo firmemente que lo que se hace siguiendo el miedo, no tiene valor.

Nadie cambia si no quiere cambiar. Pero el deseo debe partir de su interior, de su convencimiento, de su firme decisión de dejar la piel que le cubría hasta entonces y ayudar al nacimiento de otra nueva.

Aún así, los cambios tendrán la afectación de la personalidad de cada uno, porque el carácter viene impreso en el ADN  del espíritu y se mantiene por encima de todo cambio circunstancial.
Aquí os dejo el fragmento.

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¿Por qué no aprovechar el dolor que nos producen algunas situaciones para aprender y cambiar? Es posible que te cueste aceptarlo, pero sacarás algo positivo de la experiencia

Las personas no llegamos a este mundo con la habilidad suficiente como para gestionar el dolor. A pesar de ser algo común en nuestro ciclo vital, y de experimentarlo nada más venir al mundo, nadie nos ha ofrecido un manual para sobrevivir al sufrimiento.

De niños nos desahogamos con las lágrimas pero, a medida que crecemos, nos dicen que llorar no es bueno, que es algo que solo hacen los débiles. Es entonces cuando empezamos a interiorizar, a callar palabras y a disimular.

La educación emocional no es algo que se enseñe en los centros educativos, y nuestros padres casi nunca son demasiado hábiles a la hora de iniciarnos en estos campos, en la gestión de las frustraciones, de los desengaños, de las desilusiones…

Somos nosotros, a través de nuestras experiencias, los que debemos aprender a sobrevivir. Ahora bien, hay algo que debemos tener claro: hay muchos tipos de dolor emocional. Hay unos que lastiman y otros que nos hacen cambiar para avanzar. (sigue…)

http://mejorconsalud.com/dos-tipos-dolor-te-lastima-te-cambia/

domingo, 3 de abril de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Relato del domingo
 03_04_2016

Pasaje anterior:
Después de este intermedio obligado, Owen vuelve con nosotros. 

Coloco un breve fragmento del último capítulo. Owen, Swa y la desconocida mujer habían tenido un accidente. Al recobrar la consciencia, Swa comprobó que Owen había desaparecido y la mujer que conducía estaba muerta.

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(…) Swa no podía moverse. Su ángulo de visión era muy pequeño. Buscaba a Owen desesperadamente. Encima de su regazo estaba el móvil. Milagrosamente, intacto.

Giró levemente su cabeza. Owen había desaparecido. ¡No podía ser!, ¿dónde estaba?. De nuevo la desesperación se apoderó de ella…
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Swa intentó por todos los medios salir de aquel amasijo de hierros. Dificultosamente, logro adelgazar su diminuto cuerpo y colarse por un espacio angosto que quedaba tras del sillón delantero.

Cogió el móvil y se apretó contra la informe masa de plásticos arrugados y chapas troceadas. Estaba sangrando. No sabía dónde se encontraba la herida. El brutal golpe había sumido su cuerpo en un estado de insensibilidad que hacía difícil localizarla. No le importaba tampoco.

Preocupada por Owen trato de marcar en el teléfono el número de Steve que había quedado grabado. Dudó por un instante. Tal vez sería mejor llamar a la policía. 

Se dio cuenta que el móvil a pesar de la humedad seguía funcionando.

La mujer pelirroja yacía inmóvil con la cabeza hacia atrás y el rostro mirando al techo. Era una imagen espeluznante. Su único ojo se fijaba incrustado en los hierros retorcidos que le bordeaban por encima y aquella cicatriz, plagada de bultos negros sangraba sin parar.

Estaba muerta. Tenía que huir lo antes posible de aquel lugar, pero sobre todo tenía que encontrar a Owen.

De pronto notó como pendía entre sus piernas una cadena. Llevó su mano hasta el punto donde la notaba. Era aquel misterioso colgante que le había dado el intruso que había entrado en la consulta.

Intentó cogerlo y sacarlo del angosto espacio en el que había quedado incrustado. Un grito salió de su garganta sin remedio. Estaba lleno de sangre. Lo frotó contra su pantalón para ver la imagen que se escondía tras ella.

Un candelabro de siete brazos ocupaba la cara principal de lo que parecía un medallón o quizás una moneda. El reverso estaba ocupado por dos peces enredados en una inscripción.

Apresuradamente guardó de nuevo el colgante y se detuvo  a pensar por dónde seguir.

Mientras tanto, a cierta distancia, el coche negro que les seguía divisaba el panorama. Dentro Owen atado y con la boca encintada, esperaba que aquel infierno pasase de alguna forma. Tampoco podía ver. Le habían cubierto los ojos con una especie de pañuelo de mujer por el aroma que destilaba.

Pudo distinguir distintas voces. Dos hombres y una mujer hablaban en un idioma del este. No se movió. Atento  a cada sonido que escuchaba, le sorprendió el tacto de una mano femenina sobre su pelo.

.-Uhmmm! Uhmmmm!... -solamente salían sonidos roncos de su garganta.

.- No temas Owen. No te pasará nada. Te necesitamos.-Aquel tono de voz no le era desconocido. Owen adelantaba su cara solicitando compasión. La mujer le acariciaba el pelo mientras tanto.

Uno de los hombres tiró fuertemente de su brazo mientras la increpaban por aquel acercamiento. Seguían hablando en otra lengua. No les había gustado aquel gesto de la mujer por lo cual la empujaron contra el coche y forcejearon con ella.

De repente comenzaron a hablar en español. Buscaban a Swa y a la mujer del coche. Uno le ordenaba al otro que se acercase al vehículo. No había nadie más allí.

.- ¡Vamos! Se escapa! Ha salido del coche, vete a por ella.

Ante estas palabras a Owen se le heló la sangre…