DOMINGO ANTERIOR
El frío filo de una de las hojas de la enorme tijera que había
sacado aquella mujer, se desplazaba ahora por su mejilla lentamente.
.- Siempre quise hacer esto.- Dijo la voz de la misteriosa mujer
e inmediatamente puso su mano en la cintura del pantalón del indefenso doctor.
Swa corría desesperadamente campo a través. Sabía que la seguían.
Los pasos rápidos de un hombre, al menos, se acercaban peligrosamente. Divisó
una especie de nave casi derruida pero en aquellos momentos, válida para
esconderse.
Casi no podía respirar. Había caminado deprisa durante un largo
rato. Uno de sus zapatos había quedado en el coche atrapado entre los hierros y
su pie izquierdo estaba destrozado.
Llegó a aquella especie de paredes informes en las que creyó
estar segura.
Se apretó contra la pared y comenzó a llorar en silencio
conteniendo la respiración para evitar ser oída.
De pronto…alguien tapó su boca por detrás…
Relato del Domingo
01-05-2016
Swa no podía ver quien era la persona que apretaba con tanta fuerza
pero si apreciar el olor que desprendía su mano. Era un hedor nauseabundo casi
fétido. El enorme cuerpo de aquel hombre
se había pegado al suyo repugnantemente. Notaba un bulto exagerado sobre sus
nalgas. Un miedo pavoroso le invadió por completo.
.-Nadie puede oírnos. Será mejor que no grites, pero tampoco me
importa. No podrás verme la cara porque lo que tengo que hacer lo haré así,
como estás, con tu bella espalda sobre mi cara.- Swa forcejeaba sin éxito. Su
diminuto cuerpo se revolvía entre la presión desmesurada de aquel animal humano
en el que se había convertido aquel ser.
Estaba fuera de sí, inundado
por un deseo inconfesable de poseerla allí mismo.
El olor de sus manos era el mismo que Swa había percibido al entrar
en aquella casona en la que había rescatado el móvil de Owen. No había duda.
Era la misma persona que le había estrellado contra la puerta de salida en
aquella ocasión.
La mano enérgica de aquel hombre rasgó la blusa de la mujer china
de un solo tirón.
.-Agggg! Qué bellísima espalda!.- Mientras decía esto, un sonido
ronco de cremallera retumbó en los oídos de la pobre víctima que estaba a punto
de desmayarse.- Serás mía pequeña zorra. Siempre has estado en mi mente.-
La inclinó sobre sí misma mientras aquel miembro desproporcionado
era introducido por el orificio entre sus glúteos.
Swa chilló desgarradamente mientras el salvaje violador gozaba
repugnantemente en ella.
El otro hombre, aquel que la perseguía, se había parado detrás de
la tapia esperando el desenlace de lo que imaginaba conociendo a su amigo. No
se atrevió a entrar temiendo las consecuencias de aquel enloquecido paranoico. Sintió
miedo de su propio compañero; un temor que poco a poco fue convirtiéndose en un
inmenso placer de pervertidas intenciones.
Poco a poco comenzó a acariciar su miembro mientras escuchabas los
chillidos de aquella mujer. Descubrió que el dolor de ella aumentaba su gozo y
descargó en solitario su placentera tensión.
Aquel marco dantesco completaba lo que le sucedía a Owen. Estaban en manos de una
pandilla de obsesos cuyo objetivo sexual sobrepasaba el encargo que tenían
hecho acerca de los documentos que estaba en poder de doctor.
.-Mi querido Owen, ¿tienes miedo?...La mujer repasaba el cuerpo de psiquiatra
con aquellas enormes tijeras cuyo filo presionaba, cada vez con mayor fuerza,
cada centímetro del mismo.
Había empezado a bajar la cremallera de su pantalón cuando un
estruendoso ruido la dejó inmóvil. Unas luces comenzaron a invadir el espacio
cercano. La mujer desató al doctor mientras le indicaba la conveniencia de
hacerse pasar por una pareja dentro de un coche. Sus tijeras seguían
incrustadas en la ropa de aquel hombre a la altura de su miembro.
Abrazada a él se dispuso a besarle mientras alguien se acercaba al
coche.
.-Eh! Ustedes!... ¡Qué pasa aquí!...