Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 22 de octubre de 2016

LO QUE NADIE SABE DE TI



Lo que nadie sabe de cada uno de nosotros es lo que más pesa. A veces hay cosas incontables por lo bellas y excelentes que son; otras por lo terribles que nos hacen sentir.

De cualquier forma todos tenemos un lado más gris; secretos que antes se depositaban en los confesionarios o en lo profundo del cofre de nuestra alma para silenciarlo por siempre.

Hay muchas cosas que no sabemos de los demás. Incluso de los cercanos. 

No sabemos qué sienten cuando sus recuerdos afloran detrás de sus ojos, no sabemos las ganas de renovar el aire en sus ilusiones, no sabemos lo que odian o lo que aman. Ni siquiera, a veces, lo sabemos de nosotros mismos.

Lo que nadie sabe de ti entra en los extremos de la vida; en lo mejor o en lo peor.

El mundo acaba y empieza en cada uno y con cada uno. Muchas veces me pregunto por qué estamos tan seguros de que lo que vemos nosotros lo ven los demás. Por qué estamos seguros de que cuando advertimos un problema el resto ve los mismos parámetros. Por qué creemos que si nosotros amamos advertirán ese mismo amor los de nuestro alrededor.

Nadie sabe todo de nadie. Somos un microcosmos único en el que nos diluimos y reinventamos a cada instante, en nuestro propio caldo.

Algunos toman nuestra sopa, pocos degustan su sabor y apenas nadie averigua la receta.

Lo que nadie sabe de ti es que eres maravillosamente diferente; un regalo inmenso en esta magnífica vida por la que pasamos apenas de puntillas. 

jueves, 20 de octubre de 2016

PAZ CON QUIENES NOS IRRITAN



Continúo mi periplo por el libre de Pema Chödrön “comienza dónde estás”. Es muy rico en mensajes; lo leo despacito, vuelvo para atrás, subrayo, releo y cada vez me doy cuenta de un aspecto que se me había pasado por alto.

En este caso me ha llamado la atención lo que nos dice acerca de las personas con las que nos llevamos mal, aquellas que nos molestan, las que nos irritan solo con la presencia y no digamos con las palabras.

Hace alusión al agradecimiento. Es como si en realidad ellas estuviesen activando en nosotros el karma que no hemos resuelto. 

Cómo si estuviésemos notando aspectos que no nos gustan en nosotros mismos y que los vemos reflejados en ellas.

En este sentido, Pema invita al agradecimiento. Sin esas personas, sin esas piedras en el camino no podríamos resolver nuestros puntos débiles, aquellos que ni queremos reconocer y que sólo salen a la luz cuando alguien los activa.

Agradecer, en definitiva, la presencia del obstáculo porque nos enseña mucho de nosotros mismos.

En la pág. 87 dice así: …” Si tuviéramos que poner una palabra a cada una de las personas que nos causan problemas en nuestra vida, nos encontraríamos con una lista que describiría las cualidades que rechazamos en nosotros y proyectamos al mundo externo. Las personas que nos resultan repelentes nos muestran, sin desearlo, los aspectos inaceptables de nosotros mismos, que de otro modo no podríamos ver.”

Sentirnos agradecidos a todos, significa que todas las situaciones te enseñan, y menudo, son las más duras las que enseñan mejor.

Efectivamente, este mensaje le había oído muchas veces, tal vez no tan bien explicado pero siempre incomprensible para mí. ¿Cómo voy a ser yo como la persona que rechazo, que me indigna, que me irrita?.

Anoche lo pensé de nuevo. Hice la lista de palabras que pondría a cada una de ellas y efectivamente me sorprendí. 

Algo que no quería ver, había en ellas de mí.


lunes, 17 de octubre de 2016

¿DONDE ESTÁ EL ÉXITO EN LA VIDA?



Muchas veces nos preguntamos por qué personas aparentemente similares a nosotros alcanzan éxitos que nos asombran.

Todo está en la calma, en la serenidad y en la concentración.

Estar presente en el momento que se está. Hacer lo que se hace cuando se hace. No dejar a la mente divagar a su antojo. Vivir el pasado o angustiarnos con el futuro.
Recogernos a nosotros mismos a cada instante y llevarnos de nuevo a nuestro centro; ese del cual nos alejamos tanto en cada momento.

Parece que todo tiene más importancia que hacernos conscientes del momento presente y asumirlo como lo único que hay.

Veamos este breve cuento Zen que reflexión nos trae hoy sobre la concentración y el dominio de la mente.

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Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero.

 El joven demostró una notable técnica cuando le dio al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. "Ahí está", le dijo el viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!". Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña.

Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo.

"Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro.

"Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".