Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 3 de noviembre de 2016

DESPUES DE LA TORMENTA



Dicen que después de la tormenta llega la calma. A veces lo que llega es un tiempo muerto en el que uno no sabe qué hacer.

Lo mejor de todo es tener las ideas claras, un objetivo por cumplir y sobre el que centrar la atención y algo o alguien a quien amar para encontrar el remanso en los tiempos difíciles.

Hay personas que siempre están metidos en tormentas o que ellos mismos lo son. Gente que disfruta con las discusiones y con señalar con el dedo el lado oscuro de las cosas y las situaciones. 

Personas a las cuales la felicidad no les va. Es como si rompiesen su estado natural de desequilibrio y entonces la calma se convirtiese en un caos del que solo saben salir comenzando por su principio; el que conocen.

Si tienes al lado a una de estas personas o tu mismo lo eres hay que protegerse. Defenderse de la toxicidad de los demás o de la propia.

Pensar en verde, ser positivos, tener la sonrisa fácil, ejercitar la amabilidad y ser flexibles no siempre es fácil. La vida nos pone en el medio de mareas inmensas e incluso terremotos en los que dejamos de encontrar nuestro centro. Y ahí, en ese punto uno tiene que encontrar herramientas a las que poder agarrarse para continuar el camino que aún nos queda.

Una de las mejores formas de salir adelante es encontrando nuestra pasión. ¿Qué es lo que más me gusta hacer?¿De qué forma mis horas pasan volando?¿Con quién me gusta hablar?¿Qué lugares me gusta frecuentar?¿Qué libros me encanta leer?¿Escucho esa música que tanto me transporta?.

Muchas veces no nos movemos. Nos quejamos de que nada cambia, de que no nos sucede nada extraordinario…pero en realidad no hacemos nada para que suceda.

En contadas ocasiones las alegrías llaman a nuestra puerta. Las desgracias saben muy bien nuestro número.

Por eso hay que moverse. Dar un primer paso y posiblemente el resto vaya discurriendo por un camino que se abre con cada acción, por pequeña que sea.

Comencemos a hacer. Ya veremos lo que sucede.

martes, 1 de noviembre de 2016

LLEGAR A UN ACUERDO...



Creo que lo que nos faltan son acuerdos; con nosotros mismos, con el de al lado, con los demás, con el resto.

Llegar a un acuerdo requiere tiempo y sobre todo capacidad de negociación. Requiere calma, sosiego y apertura. Requiere creer que cualquier cosa es mejor que perder y sobre todo, estar seguro de que podemos ganar siempre.

Lo que mejor podemos obtener es las condiciones necesarias para estar bien. Alcanzar la serenidad, estar en paz y saberlo es el mejor premio al que podemos aspirar.

Recuerdo que Miguel Ruiz hizo famosa la palabra “acuerdo” con su libro “Los 4 acuerdos” del que extraigo lo siguiente:

"No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo decides. 

Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. 

Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento". 

(Miguel Ruiz).

1. Sé impecable con la palabra.

2. No te tomes nada personalmente.

3. No hagas suposiciones.

4. Haz siempre lo mejor que puedas.


Tomar acuerdos es fundamental. A veces basta hacerlo únicamente con nosotros mismos, eso será suficiente y ayudará a recolocar el mundo que nos rodea.

Ahorrarnos sufrimientos es el objetivo porque sabemos muy bien que sufrir no lleva a ningún sitio; también sabemos lo difícil que es evitarlo y el poco empeño que ponemos en ello. A veces, incluso sufrir se convierte en un crisol que ayuda a superar decepciones, tristezas y traiciones.

Nos han enseñado que el sufrimiento redime, pero en realidad no es así. Lo importarte no es saber sufrir, sino saber encontrar nuestro centro, el punto de atención sobre el que apoyar la tristeza y remontarla.

Tomemos acuerdos con nosotros. Aprendamos a redactarlos, pensémosles, tomémonos nuestro tiempo y después echemos nuestra rúbrica.

A ver qué pasa.

domingo, 30 de octubre de 2016

DIARIO DE UNA DÍSCOLA



Tras los pasados momentos difíciles en mi vida en la última época, el domingo se había quedado sin sección propia.

Espero terminar la sección “Viaje a Ítaca” y comenzar una nueva que se llamará “Diario de una díscola”.

No va a tratarse de una sección autobiográfica, sino de nuevo será un relato estructurado como una hoja de ruta, como un cuaderno de bitácora narrado para la intimidad desde la propia intimidad de una mujer que vive varias vidas dentro de la suya.

Esperemos que este proyecto vaya cobrando forma en mi creatividad, palabra a palabra, en breve. 

Sin fecha, sin tiempo marcado, pero delimitando la silueta de lo que será una nueva etapa en los “Domingos Literarios”.

Un feliz comienzo de semana.