Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 17 de febrero de 2017

DEPREDADORES EMOCIONALES ( Libro)

Estoy leyendo un libro bastante especial. Trata de los “depredadores emocionales” y les considera, ni más ni menos que una tipología semejante a la que existe en el reino animal, pero con peores consecuencias.

          Cuando se refiere a ellos no los pone en masculino solamente, porque tales depredadores pueden darse en todos los ámbitos y en ambos sexos. 

El marco mas proclive se circunscribe a las relaciones íntimas, pero no es el único: trabajo, familia, amistades y un largo ecétera de posibles situaciones.

La/el depredador emocional suele ser una persona encantadora, de fácil trato, capaz de moverse muy bien en los ámbitos de la seducción y el convencimiento. Poco llamativos y sutilmente escurridizos. Hábilísimos para culpabilizar a las víctimas de defectos y errores que ellos mismos cometen por doquier y expertos en aislar y reducir su estima para nutrirse solamente de su energía.

Neus  Colomer, autora de este libro, hace especial hincapié en la forma que la /el depredador emocional tiene para permanecer atento y a la escucha de la información valiosa que se le ofrece.

“…El depredador apenas habla de él, sólo la víctima habla y habla de sus cosas, de sus sueños, de sus miedos, de sus fracasos…Cuánto más habla, más material da a l depredador para que éste tenga las llaves de sus resortes y más conocimiento de cómo hacer para manejar a su antojo sus emociones y sentimientos. 

La víctima siente que conoce al depredador como si su relación se hubiese iniciado muchos años atrás, como si fuese su alma gemela…no se ha enterado que éste/a lo único que ha  hecho ha sido devolver sus palabras de rebote.” ( pág. 34/35)

Hay que tener cuidado con la información gratuita que damos y a quién se la damos.

Hay que saber esquivar la mirada, el aliento y las palabras de este grupo de humanos que saben jugar muy bien las cartas a su favor, mientras no nos damos cuenta que somos su alimento.

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