Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 14 de agosto de 2017

EMOCIONES CONGELADAS



Nacemos con la emoción en la boca. Lloramos. Así comenzamos la vida; como si no quisiéramos quedarnos, como si salir a este mundo fuese la peor opción después de tanta sensación placentera dentro de nuestra madre o de tanta otra vida de eterno goce.




Luego, con el tiempo, conocemos esto y nos adaptamos y hasta lo amamos. Y no queremos irnos porque olvidamos que al entrar en ella lo hacíamos llorando y mal a gusto.


En este tramo de experiencias se acumulan las emociones. Las buenas, las malas, las peores o las nefastas. Las que podemos expresar y las que no. Y son éstas últimas las más dañinas. Las que quedan congeladas, las que se rompen en cristales dentro de uno mismo y nos pinchan por todos los lados.

Aprender a expresar lo que sentimos en el momento que lo sentimos tiene mucha importancia. No dejarlo en el frigorífico de nuestra mente pensando en sacarlo algún día y terminar por ver que se ha estropeado.


Las emociones congeladas, las palabras no dichas, los gestos ocultos, las lágrimas no rodadas, los besos engullidos, las miradas desviadas…todo puede explotar en un momento determinado y sacudir nuestra vida y nuestro cuerpo.


La enfermedad es un espejo. Nuestro organismo enferma; nos duele la cabeza, la espalda se parte, el estómago no aguanta, el corazón explota. Y todo porque hay dentro mucho por sacar. Hay mucho que decir y más por expresar.

Si tuviese oportunidad ¿a quién situarías delante de ti para decirle lo que llevas tanto tiempo pensando?¿a quién le estrecharías entre tus brazos expresando todo el amor que no has dicho?¿a quién cogerías de la mano para llorar juntos?.


A veces, la respuesta a estas preguntas es un imposible. Pero la mente no tiene límites y menos el alma. Cierra tus ojos y visualiza. Trae a tu vera a quien desees. Mírale a los ojos. Háblale con el lenguaje silencioso del interior y expresa todo lo que llevas dentro.

No dejes que nada se congele. Coloca el calor de tu corazón sobre los bloques de hielo que atenazan tu vida.

Sueña. Descongela. Báñate en esa agua con la persona que desees.
 
Te sentirás inconmensurablemente bien.

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