Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 4 de agosto de 2017

LA MURALLA DE LA MENTE



Nada, absolutamente nada, es tan elevado, resistente y poderoso como el muro que establece la mente cuando no quiere entender, cuando se ciega en los locos razonamientos que se rumian así mismos.





Es tan estúpida, cuando está cegada en sí misma, que incluso es capaz de ir contra sí misma.


Todo por nada y para nada. De esta forma se producen las aberraciones más terribles. La mente se encierra en sí, se devora una y otra vez y regurgita veneno que la propia persona ingiere. El resultado es el caos.


Mantener la mente a raya no es fácil. Dictarle el camino implica salirse de ella y poder observar las piedras en las que tropieza. Supone, entrar en el silencio y verlo todo con perspectiva.

El desapego es difícil para personas que fijamos nuestra seguridad en la figura de otros. Pareciera que sin estos anclajes no tuviésemos puntos de referencia. Es como si transitásemos por un camino de montaña en plena noche y con niebla. El mundo se estrecha, se hace pequeño y deja un estrangulado pasaje para seguir adelante.


Nuestro peor enemigo se aloja dentro de nosotros mismos. Y lo cierto es que siempre desplazamos las responsabilidades fuera. Lejos. Que no nos rocen por si tenemos que emplear el compromiso y hacernos cargo de las consecuencias.


Si nos identificamos con nuestra mente siempre nos pareceremos víctimas.  A cada instante creeremos que todo está en nuestra contra y que existe una conspiración general que nos deja en un estado de absoluta indefensión.


Todo por no parar. Por no quedarnos callados y dejar que los sucesos, las imágenes y las sensaciones pasen delante como en un desfile de modelos. Enseñándonos sus mejores galas y observando los defectos ocultos que tratan de enmascararse con brillos y galas.


Si tu mente es como la muralla china procura saltar al otro lado y obsérvala desde allí. Tal vez veas otra cara del mismo rostro y concluyas que hay que recolocar los bloques que elevan este muro para abrir puertas y ventanas en él.


Deja pasar el aire. Respira. 
 
Todo está bien; aún estando mal.

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