Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 29 de agosto de 2017

¿POR QUÉ NO TE SIENTES BIEN?



A veces parece que te falta la vida. Que todo es demasiado pesado y que tú vas demasiado lento. 




A veces uno siente que la algarada de afuera nada tiene que ver con lo que pasa en el interior y hasta las risas de otros, nos molestan. Nos molestan los gritos, lo rápido, lo novedoso, lo diferente y hasta que nos cambien las cosas de lugar dentro de nuestras pequeñas rutinas.

Cuando se pierde ese ánimo que empodera la existencia, todo parece caer en un vertiginoso descenso imparable hasta el fondo del alma.

A veces no sabemos por qué perdemos fuerza en nuestro ánimo; otras sabemos muy bien las razones. En cualquier caso abrimos la puerta a la debilidad corporal y estamos expuestos a cualquier quiebro de la salud en nuestra faceta más delicada.

Es como si dijésemos al cuerpo: …” Aquí estoy, derrotado y vencido. Tengo la seguridad que todo sale mal a mi alrededor, que soy la causa de un cúmulo de problemas que no terminan de resolverse y que en esta situación solamente puedo empeorar.”

De este modo, puede resumirse nuestro estado de ánimo cuando estamos por debajo del umbral de nuestro bienestar.
Sin embargo, estaría bien hacer un listado de las cosas que nos gustaban, de aquello que nos ilusionaba, de nuestro secreto deleite o de lo que antes no motivaba.

Hay que hacer un esfuerzo por salir del estado catatónico del malestar crónico. 

Cambia de corte de pelo, viste distinto, prueba otra colonia, respira aire en otro lugar, llama a esa persona de la que siempre te acuerdas y a la que nunca acudes, tómate un buen café con quien desees, habla, escucha, siente y deja que todo suceda.

En ocasiones, simplemente con creer en que estas dando un paso adelante en la mejoría, es suficiente. Mañana serán dos. Muy pronto te encontrarás siendo el de siempre, incluso mejor.

Nadie puede hacerlo por ti. Por mucho que te quieran. Por mucho que intenten ayudarte.

Tú eres el único dueño de ti mismo y de tu sentir.

Comienza con apenas un mínimo cambio.

Ya has ganado.

Deja que todo se recomponga.

Espera. Observa.

Siente cómo sucede.

Agradece.


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