Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 16 de noviembre de 2017

CÓDIGO SECRETO

Todas las relaciones necesitan un código secreto. En realidad se establece y se crea constituyendo el pegamento de los afectos.
La pareja necesita una complicidad compartida. Si esta no emerge en el contacto diario, mal vamos.





Cuando se comienza una relación, el yo y el tú deben crear un “nosotros”, o en muy poco tiempo cada uno irá por su lado.
El código secreto que se habilita entre dos personas, que comienzan a relacionarse, suele nacer en el terreno lingüístico. Palabras, expresiones, vocablos…cuyo significado cambia radicalmente cuando sale de sus bocas. Los significantes no se relacionan con la realidad, sino con la vivencia particular que los amantes crean para crecer en ella.

Sucede también con los niños cuando comienzan a darse cuenta de su inclusión en la familia o en los grupos de iguales. Tienen un lenguaje propio que solamente entienden los suyos.
Sea comprensible o no, siempre tendrá significado para los que lo producen y lo reciben. Y sin duda, esto une y mucho.

Saber que “lo que te digo solamente tú lo entiendes” nos instala en un terreno solo nuestro, lleno de exclusividad y plagado de complicidad. Algo que necesariamente surge un efecto increíblemente mágico que va a diferenciarnos del resto.

También es verdad que cuando la unión se rompe, por los motivos que sea, uno evita repetir esas palabras o frases por la carga emotiva que tienen para nosotros.

Se crean códigos secretos también con la piel. Cada caricia es diferente y delimita un mapa con rutas especiales cuyas sensaciones son únicas en cada momento.

Repasa tu relación. Mira a ver si hay palabras, formas de llamaros, expresiones o rituales lingüísticos que delimiten solo vuestro sendero. Si no los encuentras comienza a crearlos porque es una pista para saber si habéis logrado un territorio propio.

El lenguaje es una herramienta tan poderosa que tiene el doble poder de divinizar o demonizar a quien lo usa, lo goza o lo sufre.

Me gustan los códigos secretos. Me hacen sentir “parte de”; crean la magia de saber que junto a alguien se ha abierto un mundo nuevo con infinitas oportunidades de demostrarnos a nosotros mismos hasta dónde somos capaces de ser y sentir.

Nunca es tarde para crear el tuyo.



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