Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 19 de enero de 2018

CUANDO LA VIDA TE OLVIDA



Hay edades, etapas y momentos en la vida en los que nos sentimos el centro del mundo. Parece que la vida gire en torno a nosotros y nos sentimos tan importantes que todo se llena de luz a nuestro alrededor.

En otros momentos, cuando la edad avanza vamos viendo que el esplendor pierde su fuerza. De hecho, la jubilación marca una línea tras la cual empezamos a ser invisibles. Nos comienzan a olvidar. El teléfono comienza a sonar menos hasta que deja de hacerlo o se limita a la familia y amigos íntimos. 



Los que aclamaban nuestras virtudes lo hacen con otra gente nueva que aparece en el escenario y aquellos que parecían sostenernos en el altar desde el que veíamos la vida, han bajado sus brazos y dejado de mantenernos.

La vida te olvida a veces antes de dejarte ir. Encuentra un rincón para que nos regocijemos en los recuerdos y termina por dejar de llamar a nuestra puerta para ofrecernos ilusiones nuevas.

En ese momento, debemos posicionarnos de nuevo. Nadie nos va a venir a buscar a casa. Hay que salir, conocer otros ámbitos, mezclarse entre otra gente y encontrar nuevos motivos para redireccionar el barco.

La acción es lo único que puede salvarnos del ostracismo. Posiblemente, debamos recurrir a la suavidad y renunciar a las exigencias con las que nos implicábamos antes en nuestro pequeño microcosmos.

Hoy podemos estar brillando y ser estrella; mañana podemos llegar a ser un astro opaco. No lo olvidemos.

Todo llega y hay que saber que es así.

Para no caer en el abandono propio debemos tener presente que todo llega y todo pasa, pero en ese medio tenemos la posibilidad de pulsar el interruptor de la luz las veces que sean necesarias.

Hemos sido, somos y seremos los únicos que conducimos un destino que tiene un plan único: nosotros.

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