Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 17 de marzo de 2018

BAHARITA: ¡FELICIDADES PRINCESA PERSA!



Naciste hoy, al filo de la primavera que como flor aromática llevas en tu nombre.


Naciste para amar lo que yo amo. Para llevar mí esencia junto a la tuya y tejer un manto de estrellas sobre el amor de los amores.
Extendiste tu alfombra de sonrisas sobre la pupila de mi niño chico y los ángeles de mi cielo comenzaron a tocar sonatas de algodón para arropar vuestros anhelos.




Y pasaron los tiempos en los que el lapislázuli cubría los pechos de las reinas de vuestros reinos y los templos se erguían con cristales azul cielo.

Pasaron las especias, las joyas y los pétalos de las rosas que adornaban las casas de los abuelos y quedó la impronta del lujo de tu cultura en lo profundo de tu pecho.

Miro tu cara y una princesa veo. Tus grandes ojos azabache negro, tus labios rojos y tu inmenso pelo ondeando al aire del amor que sientes por lo que yo quiero.

Baharita mía, has traído a nuestra vida la promesa de un tiempo nuevo. La alegría de conocer tu grandísimo corazón de caramelo.
¡Feliz en tu día! Que es el nuestro. Gracias a los planetas que se alinearon en tu nacimiento.



Gracias siempre.

Te quiero.

jueves, 15 de marzo de 2018

COMUNÍCATE CON TUS CÉLULAS



Somos energía que se transforma con aportes de nueva corriente energética que emana continuamente de nuestros pensamientos.

Nuestras células nos escuchan. Son capaces de entender nuestro lenguaje, pero no sólo aquel que se expresa en palabras, sino de aquel que en silencio se comunica con la mente. 

El propósito, el deseo. La poderosa atención sobre el órgano o sistema que deseemos cambiar o mejorar.



Leía hace unos días:

…”Se puede comunicar para bien, con las células del cuerpo con la misma facilidad que se puede comunicar para mal. Su mente puede estar absorta en preocupaciones y causar úlceras; absorta en tensiones de negocios y causar una enfermedad del corazón. También su mente puede absorberse en la paz de la naturaleza y rejuvenecer su sistema de digestión; estar ocupada en deleite tranquilo y curar su corazón.”

La elección es suya.

                                       ( Robert B. Stone)

Parece que este autor nos invita a  enviar energía positiva a las células, junto con un mensaje amable de aprecio y alta estima. El agradecimiento por formar parte del buen funcionamiento y equilibrio de nuestro cuerpo es el colofón de una fórmula muy sencilla para mejorar o sanar.

Se trata de buscar un lugar cómodo para estar con uno mismo; un momento tranquilo para hacer el ejercicio y una disponibilidad abierta de diálogo con nuestro cuerpo.
Respirar, inspirar y espirar de forma profunda y pausada. 

Cerrar los ojos y hacer un scaneo de nuestro cuerpo para determinar qué parte de él no va bien. 

Agradecer su funcionamiento hasta ahora y restablecer una regeneración de sus funciones mediante la visualización de ese órgano, piel, pelo, etc…en perfecto estado.

Ver nuestra imagen frente a nosotros llena de energía  salud.

Repítelo. Créelo. Créalo.

martes, 13 de marzo de 2018

LLÉNAME DE ALIENTO...


Lléname del aire que respiras, 

del que sale de ti y de tu aliento,

Lléname de cumplidos,

de adjetivos y de halagos lentos,

Lléname de todo aquello 

en lo que aunque no creas, 

  me sirva de alimento,





Lléname de ti aunque sea 

solo por un vago tiempo. 

Lléname sabiendo 

que no es mío el cargamento,

Lléname de sobras y de más,

 de lunas y de vientos.

Lléname de lo prohibido sin lamentos,

Lléname del mundo, 

del viejo y del que espero.

Lléname de promesas

 que no se lleve el viento,

Lléname de otros mundos de muy lejos.

Lléname de salmos, de poesía y de gracejos

Lléname de palabras dulces

 y pícaros pensamientos.

Lléname, que estoy en el vacío del sentimiento de lo incierto

Y no sé nada, ni oigo ruido, ni oler puedo,

Que no sé si estoy viva o ya he muerto,

Y solo tú puedes despertarme

 de este eterno sueño.

Sólo tú abrir mis ojos, 

sólo tú cerrarlos de nuevo.

domingo, 11 de marzo de 2018

CONVERSACIONES CON EL DEMONIO

Todos tenemos nuestros demonios. Fantasmas que crecen, aparecen, nos asustan, van y vienen.

El mayor de todos es el miedo y de él se deriva la inseguridad, esa que nos levanta los pies del suelo y nos clava en la duda, en el desasosiego y en la inestabilidad de no creer en nosotros mismos.

Si no nos sentimos fuertes, todos los demonios acudirán en nuestra busca. Somos una caja de Pandora que cuando se abre…descubrimos las tormentas de nuestro interior.




Veamos este breve cuento:
________________________________________________________________

“…El hombre mira el atardecer desde una bonita playa, junto a su mujer, en algún momento de sus merecidas vacaciones. Todo parece perfectamente en su sitio, y de repente, del fondo de su corazón, surge una voz simpática, amigable, pero con una pregunta difícil:


-¿Estás contento?
-Sí, sí que lo estoy -responde.
-Entonces mira detenidamente a tu alrededor.
-¿Quién eres tú?
-Soy el demonio. Y tú no puedes estar contento, pues sabes que, más tarde o más temprano, la tragedia puede irrumpir y desequilibrar tu mundo. Extiende tu mirada en torno, cuidadosamente, y entiende que la virtud es apenas uno de los lados del terror.



Y el demonio comienza a mostrar todo lo que está ocurriendo en la playa:

El excelente padre de familia que en estos momentos está recogiendo los bártulos y vistiendo a los niños, al que le gustaría tener una aventura con su secretaria, pero no se atreve por miedo a la reacción de su mujer.


La mujer, a la que le gustaría trabajar y ser independiente, pero no se atreve por miedo a la reacción del marido.

Los niños, que se portan bien... por miedo a los castigos.

La jovencita que lee un libro, sola, en un chiringuito, fingiendo displicencia, cuando en lo más hondo está aterrorizada con la posibilidad de no encontrar nunca al amor de su vida.

El chico que juega a las palas, y está también aterrado por la presión de tener que satisfacer las expectativas de sus padres.

El viejo que no fuma ni bebe afirmando que así se siente con más energía para todo, cuando lo que sucede en realidad es que el terror a la muerte le susurra constantemente cosas al oído, como el viento.

La pareja que pasa corriendo, salpicando en el agua de la orilla, la sonrisa en los labios, y su terror encerrado bajo siete llaves, terror de hacerse viejos, de perder el atractivo, de depender de los otros.

El hombre que para su lancha a la vista de todos y saluda con la mano, sonriendo, muy moreno, carcomido por el miedo de perder su dinero en cualquier momento.

El dueño del hotel que sale a saludar a sus huéspedes cuando por fin el sol se esconde, procurando dejarlos a todos contentos y animados, apretando al máximo a sus contables, no obstante, por el terror que le aprieta el alma, pues sabe que, por más honesto que sea, los funcionarios del gobierno siempre acaban descubriendo los errores de la contabilidad.

Terror en cada una de esas personas de la bonita playa, en un atardecer de dejar con la boca abierta.
Terror de quedarse solo,
Terror de la oscuridad que puebla la imaginación de demonios,
Terror de hacer cualquier cosa que se salga de las buenas costumbres,
Terror del juicio de Dios,
Terror de los comentarios de los hombres,
Terror de la justicia que castiga cualquier falta,
Terror de la injusticia que deja a los culpables en libertad para hacer más daño,
Terror de arriesgarse y perder,
Terror de ganar y tener que convivir con la envidia,
Terror de amar y ser rechazado,
Terror de pedir un aumento,
De aceptar una invitación,
De ir a lugares desconocidos,
De no conseguir hablar en una lengua extranjera,
De no ser capaz de impresionar a los demás,
De hacerse viejo, de morir,
De que sus defectos llamen la atención,
De que sus virtudes no llamen la atención,
De pasar desapercibido al no llamar la atención ni por sus defectos ni por sus cualidades.

-Espero que esto te haya dado algún consuelo. Al fin y al cabo, ahora sabes que no eres el único que tiene miedo.

-Por favor, no te vayas sin escuchar lo que tengo que decir -respondió el hombre. -Tenemos una facilidad asombrosa para detectar dolores, remordimientos, heridas... o terror, que es lo que a ti te gusta. Pero hace tiempo mi padre me contó la historia de un manzano que estaba tan cargado de manzanas, que no conseguía dejar que sus ramas cantasen con el viento. Alguien que pasaba por allí le preguntó por qué no intentaba llamar la atención como hacía el resto de los árboles. "Mis frutos son mi mejor propaganda", respondió el manzano.

»Es verdad que no me diferencio gran cosa de los demás, y que mi corazón también alberga muchos miedos. Pero, a pesar de todo, los frutos de mi vida hablan por mí, y aunque un día pueda suceder una tragedia, sé que no he dejado correr mi vida sin arriesgar.

Y el demonio, decepcionado, se marchó a intentar asustar a algún otro más débil.

 Paulo Coelho